julián agarró un changuito de súpermercado antes de pasar por la entrada al carrefour. el que había cerca del departamento era de los grandes, de esos que tienen otras tienditas adentro, no uno de los express que normalmente no podía encontrar un carajo.
definitivamente iba a tardar más de lo que originalmente había planeado. en realidad, solo tenía que comprar lo suficiente para sobrevivir en la semana, porque la próxima estaría comprando licha.
así se habían turnado. eligieron hacerlo por orden alfabético y el order era, tucu, él y último licha.
obvio que a quién le tocaba normalmente se hacía el boludo y compraba alguna que otra de más que no era del todo necesario, pero hacia feliz a los estómagos de cada uno.
por ejemplo lisandro siempre se llevaba tres paquetes de twistos (que el muy genio se terminaba en dos días y después se pegaba un tiro el resto de la semana), joaquín compraba pepas porque a los otros dos no les encantaban esas galletitas, y julián agarraba como cinco alfajores de diferentes marcas y era feliz por el resto de la semana.
igual, los gustos iban a lo último, principalmente siempre se encargaba de comprar los alimentos más necesarios en el departamento.
se acercó primero a la verdulería, que odiaba con todo su ser, pero se obligaba a ir primero para sacarselo de encima. normalmente, era todo un despelote y jamás encontraba nada; siempre terminaba pidiendo ayuda a algún empleado.
fue en busca de las zanahorias y el choclo, los cuales encontró bastante bien y sin problemas.
después, en su momento más empático, recordó que lisandro le había pedido que haga ensalada de papa y huevo (que julián sabía hacer exquisitamente) hace un par de semanas, pero siempre terminaban olvidándose de comprar las papas.
cuando se pusó a buscar, no encontró por ningún lado. era irónico, normalmente papas era de lo que más había.
miró a su alrededor, buscando algún encargado del carrefour para preguntarle donde podía encontrar papas.
pero su cerebro se reinició totalemente antes de seguir buscando.
ya había encontrado las papas.
se encontraban sobre el hombro de un hombre que, si julián no se equivocaba, podría llegar a tener la misma edad que él.
se quedó tonto por unos segundos, sus ojos abiertos mientras sostenía el changuito del carrefour y veía que sus nudillos se volvían blancos por el agarre.
estuvo seguro que se le cayó la mandíbula. sentía que veía todo a cámara lenta.
el chico, que parecía un poco más alto que él, cargaba una bolsa de papas casi más grande que su cuerpo sobre su hombro.
su palma estaba plantada sobre el costado de la bolsa, y estaba abierta, firme. su brazo, lleno de tatuajes que julián deseaba poder ver de cerca, usando cada músculo. de lejos, se podía notar lo fuerte que era, lo formado que estaba desde sus brazos hasta sus piernas, que tenían pequeños espasmos mientras flexionaba las rodillas y terminaba por dejar la bolsa en el piso.
el chico se limpió las manos en el guardapolvo que utilizaba, hizo una palmada y desapareció por una puerta, segundos después, apareciendo con otra bolsa de papas.
cómo se iba a acercar a ese hombre sin que le tiemblen las piernas, julián no lo sabía.