Leandro salía re tarde del laburo. No sabía como, pero había terminado con un turno desde las 6 de la noche hasta las 11 de la mañana. Anda a saber como.
Se cago a puteadas con todo el mundo, y anduvo de malhumor todo el tiempo. Su jefe le había aviso tarde, diciendo que no tenía más personal y que muchos andaban de vacaciones y terminó yendo él a cubrir.
Tenía unos compañeros que odiaba, pero después, todo se arreglaba cuando llegaba a su casa y se iba a dormir.
Ese sábado, después de manejar hasta su departamento, llegó con lo que al principio era una sonrisa, hasta que se le terminó por borrar cuando encontró a dos personas, además de Enzo en el departamento.
Abrió la puerta, y había dos pibas en la casa. En ese momento, se preguntó hace cuanto a Enzo se le ocurrían hacer tríos.
Justo, el mencionado salió de la puerta de su habitación.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
—Lea, hola. —Dijo, saludándolo con una mano. Las dos chicas se giraron a verlo, una, era Abril y otra no la reconocía.
Tuvo que apretar los dientes, porque encontrarse con Abril y estar con ella en una misma habitación era una tortura que no le deseaba a nadie.
Dicha chica se acercó a darle un beso en el cachete de saludo. Después le preguntó en una manera simpática. —¿Todo bien?
El de ojos claros mantuvo la sonrisa con toda su fuerza de voluntad. —Sí, recién vuelvo de trabajar.
Enzo se acercó hasta que estuvo al lado de Abril y la agarró. —Ya conoces a Abru, y ella, —apuntó mientras la otra chica se acercaba a Leandro. Era castaña con ojos oscuros y estaba un poco colorada. —Es Lara.
—Un gusto. —Dijo Lara mientras se acercaba a darle un beso también. Leandro se asustó ante eso, porque no había sido un beso discreto en la mejilla, había sido más sobre la comisura de los labios.
—Sí, bueno... —Habló Lean con incomodidad. —Enzo, ¿podemos hablar?
El mencionado asintió con la cabeza, y con una seña apuntó hacía la habitación. Los dos se adentraron, y cerraron la puerta.
—¿Qué hacen estas dos acá? —Dijo el de ojos claros en un susurró que podría también interpretarse con un grito.
—Invité a Abril. —Explicó, y sonrió. —Después me dijo si podía traer una amiga, y le dije que no había problema. Me parece que a Lara le gustas.
Leandro abrió los ojos. —Vos sabés que yo ya estoy entrando en algo.
—Dale, amigo... —Rodó los ojos Enzo, agarrándolo del hombro. —Literal que todavía no pasó nada. No seas boludo.
Leandro hizo un movimiento en circulos con su hombro, cosa que logró que Enzo le sacara la mano de encima.
—¿Y a vos que chota te importa? —preguntó incrédulo.
