no sabía cuantas horas habían pasado, pero a decir verdad, todos se la estaban pasando bien.
los grupos juntos y llevándose bien no fue algo que se pensaba en un principio. pero así son los hombres, le das una pelotita y ya son mejores amigos.
no faltaban los comentarios homófobos de enzo cada tanto. los cúales todos se tomaban en joda y respondían con algo que terminara insultándolo a él.
eligieron poner una pausa, porque el día estaba tan choto que se había puesto a llover. aunque estaban todos empapados y en realidad, querían seguir jugando, a cuti le había agarrado su momento de mamá pollo y le rompió las pelotas a todos.
pero sobre todo, aprovechó el momento para llamar a uno.
—¡licha! —le gritó, y el chico, que estaba con nahuel y enzo, se giró a verlo.
cuti le hizo una seña para que se acercara, y por mucho que nahuel terminó por abrazarlo y pedirle por favor que no se vaya, terminó dejándolo ir después de un beso.
—¿que necesitas? —preguntó una vez estuvieron al lado. terminó por correrse el pelo que tenía pegado en la frente.
—vení, te tengo que decir algo.
a lisandro se le hizo raro, pero lo siguió. —¿a donde vamos?
—al baño.
—¿qué pasa? —preguntó licha, acercándose a él.
cuti pusó sus manos en sus hombros, manteniéndolo en el lugar. una vez lisandro entendió también dejó de esforzarse para acercarse más.
—hay algo que no termino de entender...
licha sonrió. —si me decís, capaz me ayudas.
cuti suspiró. —nos conocemos hace re poco, ¿no? pero no terminó de entender si posta te gusta nahuel y a mí me estás boludeando, o si es al revés.
lisandro se apoyó contra el lavamanos después de aquello. no se esperaba está clase de pregunta.
sinceramente, esperaba que el otro lo agarrara directamente y se metieran al baño y terminarán haciendo otra cosa para olvidarse del frío.
pero era verdad que cristian era el más cariñoso—por lo poco que lo conocía—, menos sugerente, no como nahuel que hubiera definitivamente estado de acuerdo con el plan original de lisandro.
ahora no sabía bien como actuar. con la verdad debería ser suficiente, ¿no?
—¿es complicado? —continuó el cordobés.
—para nada. es solo que me gustan los dos.
sí, bueno, a cuti eso se le hacía muy complicado. no porque fuera cerrado de mente o cualquier cosa, sino porque era algo que jamás va a funcionar.