Lisandro lo mira, sus labios firmes en una línea mientras ve como Cristian y la amiga de Abril, Lara hablan. El cordobés no tenía problema en hablarle a ella, incluso si estaba ahí de colada y no tenía nada para hacer ahí.
La chica esa había pasado de hablar con Paulo, a hablar con Leandro y tener que irse porque le dejó indirectamente en claro que él no quería nada con ella, a irse a hablar con Cuti con las mismas intenciones.
El teñido no podía decir nada de aquel comportamiento, porque él básicamente era igual. No podía insultarla, porque sería un hipócrita.
Pero no importaba, porque a Licha le molestaba demasiado igual, su mera presencia le daba bronca. Nadie la había invitado, y la chica tampoco parecía tener la decencia de irse; sobre todo porque su amiga no parecía tentada a irse tampoco.
Pero él no podía meterse ahí en el medio a pelear. Por cada cosa que tomaba—incluso la bomba al sistema digestivo de Lautaro—se relajaba más, pero su enojo no parecía querer irse, y pasaba a convertirse en calentura.
Estaba parado a un costado de una ventana donde podía ver todo, y en su espalda tenía la estufa dándole calor, porque se estaba muriendo de frío, solo.
Ya había hablado con Phil—o intentado—con Enzo, Leandro, incluso había intentado ser un poco simpático con Abril, pero no le salía natural, y una vez vio que Julián lo estaba mirando mal, se separó y quedó solo en el sum, mientras todos seguían afuera, comiendo y charlando.
Observó por la ventana un rato, hasta que en cierto punto se encontró con Nahuel, y él, al notarlo solo, se pasó adentro para estar con él.
—¿Qué onda? —pregunta una vez entra al sum y se acerca al teñido.
—Nada. —Dice, pero sus ojos siguen fijos sobre Cristian, que sonríe mientras Lara le cuenta algo. Le encantaría saber leer labios, pero era algo que no le salía.
—Dale, Licha, se te notan los celos desde acá.
El mencionado suspira, sintiéndose agotado. —Me parece que todo esto de intentar dar celos no funciona. Es más, pasa todo lo contrario; siento que no merece la pena. Él no me busca por mucho que yo intento acercarme. —Explica Lisandro dándose la vuelta para estar a espaldas de todo lo que pasa afuera, y el cordobés a su lado sabe perfectamente de lo que están hablando.
—Entiendo que vos tampoco estés contento con lo que pasa. Pero Cuti si es celoso, le robé el celu un par de veces y en su cuenta privada odia todo.
—Pero ya diciendo cosas es un cerrado. —Añadé Lisandro, porque por mucho que todo eso pase en la mente de Cristian, jamás se lo demuestra.
—También. —Coincidé Nahuel, pero todavía tiene algo guardado, que tiene ganas de preguntar. —Igual, Licha, ¿por qué no vas vos a decirle?
El teñido lo mira, como si lo que acababa de decir no tenía sentido.
—Pero él ya lo sabe. Nahue, yo fui el primero en mandarme a intentar algo, y quizás Cuti piensa que yo hago todo de joda... pero si yo di el primer paso también necesito que él lo dé. No me sirve de nada avanzar en el tablero si él no pone su parte.
—¿Qué estuviste viendo últimamente? ¿Jumanji?
—Ponele, pero no se trata de eso. Se trata de que no quiero poner toda mi parte si él no va a dar la suya, y por ahora, no me lo demuestra mucho.
—También siento que estás siendo medio injusto con él, dale tiempo.
Lisandro bufa, rodando los ojos; se siente incomprendido.