55

1.8K 233 203
                                    

Domingo 3 de octubre

Se despierta en una cama que no es la suya. Siente el espacio al lado de él, vació.

Levanta levemente la cabeza, parpadeando rápidamente, intentando sacar el sueño de sus ojos. Efectivamente, no había nadie al lado de él, pero todavía puede sentir un cierto calor en su espalda después de haberse pasado la noche con alguien abrazándolo.

Se estremece y estira sus brazos.

Las cortinas están cerradas y apenas dan lugar a cualquier luz que entré en la habitación. De a poco se acomoda en la cama y decide salir de la habitación.

Hay alguien sentado en el sillón del living. Sabe perfectamente quién es.

—Hola. —Lo saluda, sentándose al lado.

Leandro levanta la cabeza, e inmediatamente, sin preguntar nada, le pasa un brazo por los hombros y lo acerca hasta que Paulo queda reposado contra su pecho, haciéndose chiquito y apoyando sus manos gentilmente en el cuerpo del contrario.

—Hola. —Lo copia. Paulo levanta la cabeza y se encuentra con una sonrisa hermosa, y siente que en ese momento se derrite más contra el cuerpo que está tan pegado a él.

Estaba disfrutando del momento tranquilo. Intentaba olvidarse de su sueño, pero una vez apoyado, sentía que se podía volver a dormir sin quererlo.

—Buenas. —Habla una nueva voz. Es verdad, Lean no vivía solo, tenía un compañero bien conocido y puede que Paulo se haya olvidado de él. Enzo se está poniendo un buzo mientras sale de su habitación. —Ya me voy, una cosa... ¿Necesitamos algo?

Lean lo mira y sacude con la cabeza en forma de no.

Paulo saca su atención de la televisión y lo ve a Enzo. Esté, notando que lo está mirando, hace un movimiento rápido con la cabeza.

—¿Qué? —pregunta, y se pasa una mano por la cara como si pensara que tiene algo.

El cordobés sacude la cabeza, una sonrisa chiquita se esboza en sus labios. —Me caes bien, Enzo.

El otro sonríe, pero no quita que se le hace raro ese comentario. Había salido muy de la nada.

—¿Qué cambio? —dice a cambio. Antes no hubiera pensado que le caería bien a alguien como Paulo, sobre todo porque nunca lo trato de la mejor manera.

—Nada. —Dice, y se ríe. —Al principio me parecía que eras medio como un pibe homófobo que tenía miedo de los homosexuales.

Básicamente, le describió la palabra.

Homo= gay / Fobo= fobia, o sea, miedo.

Gracias por tanto.

Enzo es el que se ríe ahora, abrochándose el cierre de la campera. —Eso no cambió. Lo sigo siendo. —Dice, sin dar a entender, que es joda; lo decía en serio.

—Dáselo a entender a tu cara. No tenés la onda de serlo. —Dice Paulo, y antes de que Enzo pudiera decir algo más, continua. —Si lo fueras, a mí no me trataría bien. Estarías re molesto por la escena que está pasando ahora mismo.

Lo dice, y para darlo a entender, se apoya más contra Lean. El contrario, sin darle mucha atención a la conversación entre su amigo y novio, se pone a jugar con las manos del último, entrelazándolas y dejando castos besos en el dorso de ellas.

Enzo chasquea la lengua, de repente, parece caer en lo que estaba pasando en ese momento. —¿Estás aplicando tus habilidades psicológicas conmigo?

Paulo se encoge de hombros. Por su reacción, se podría decir que Enzo había adivinado lo que estaba haciendo.

CARREFOUR ~ julienzo auDonde viven las historias. Descúbrelo ahora