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—¿Posta me decís que cuando venís al Burger te pedís una vegana? —preguntó Enzo, dejando la puerta abierta para que Julián pase, entre todo, terminó dejando pasar a quince personas más, porque nadie más agarraba la puerta.

Julián lo miró. —¿Y el problema?

—Hay un montón que son mejores.

—Si quisiera comer una buena hamburguesa, primero, no vendría acá, pero bueno... cada quién. —Se encogió de hombros, esperándolo.

—Ahí me ganaste, para que mentir.

Enzo se adelantó hasta la fila, mientras Julián terminó por quedarse atras. 

—¿Qué esperas?

—¿Podés pedir vos?

—¿Me estas jodiendo?

—No.

Se miraron fijamente. El de tatuajes lo observó incrédulo, ¿tanta verguenza le daba hacer un pedido? 

Encima, en el Burger no había de esas maquinas que pedías y después solo ibas a buscar, entonces se veía obligado a hablar con alguien sí o sí.

—Posta, yo pago por lo de los dos, pero vos pedís. —Dijo Julián, sosteniendo la tira del bolso del gym. 

Enzo apretó los labios, pero le pidió que se acercara. —Yo lo hago, pero vos te quedas acá, al lado mío, quietito.

El cordobés rodó los ojos, sintiendo que lo estaba tratando como un perro, pero lo acompañó durante la fila. Se quedaron formados, hasta que faltaban dos personas y Julián le entregó la tarjeta a Enzo.

Apenas llegaron al mostrador, una rubia los atendió. —Hola, ¿qué van a querer?

Enzo miró donde se encontraban todas las opciones. En realidad, ya sabía que iba a pedir, pero hacerse el que pensaba lo ponía nervioso a Julián, porque la chica lo miraba a él, casi expectante de que él le diga que quiere mientras el otro elige.

—Te voy a pedir una doble con queso, con papas fritas y la bebida, y esté... —apuntó a Julián al lado de él, que parecía estar pasando por el peor momento de su vida. —Una vegetal.

—¿Con papas?

—Sí, y para tomar. 

—¿Algo más? —preguntó la chica.

Enzo miró hacía el costado, casi como pregutándole a Julián si le pintaba algo más. Pero él estaba con la mirada fija en otra parte, donde habían varias coronas de papel una puesta sobre la otra.

El morocho sonrió. 

—Sí, ¿te puedo pedir una de esas? —preguntó, apuntando a donde Julián estaba mirando. El cordobés se giró a verlo inmediatamente.

—Obvio, no hay problema. —Dijo la chica sonriente. 

Pronto se fue y volvió con la corona y se la entregó a Enzo mientras le pedía que se moviera al otro sector para cuando tuviera que agarrar la comida.

Enzo le hizo un gesto con la cabeza a Julián para que se moviera, y mientras se encontraba de espalda, terminó por ponerle la corona en la cabeza. 

Julián llevó sus manos a su cabeza inmediatamente, notando que efectivamente Enzo le había puesto la corona de papel. Sonrió levemente, y borró cualquier resto de la sonrisa cuando el otro se paró frente a él.

—¿No la querías? —preguntó Enzo con humor. Se le notaba más contento, más suelto.

—No la pedí. —Dijo, mientras se la sacaba de la cabeza y jugaba con el papel. A nadie a su alrededor le parecía raro, pero Julián sentía que tenía como un foco en su cara al ser el único con la corona, cuando era algo más para niños.

CARREFOUR ~ julienzo auDonde viven las historias. Descúbrelo ahora