Lunes 15 de Octubre
Enzo no entendía las cosas que Julián repetía mientras lo llevaba en auto.
No se había metido a hablar, porque la última vez que lo hizo recibió una puteada por meterse en el medio de su estudio mental.
Pero Enzo quería hablar, quería que Julián le cuente cosas porque eso era lo que normalmente pasaba cuando lo llevaba en el auto a la facultad.
—¿Ya terminas?
—Sí, esta semana me quedan dos exámenes, una presentación, un oral... —Dice y hace un ruido de frustración porque su cabeza está totalmente saturada. No puede esperar al día en que todo terminé. —Encima el lunes que viene tengo que venir.
—¿Por?
—Es el último día. Nada más.
—Ah. Igual yo te traigo, ya sabés.
—Gracias.
Enzo se encoge de hombros. Hace rato que sumó el traer a Julián a su rutina. Lo disfrutaba, le gustaba estar con él porque fuera de aquel auto, el cordobés lo intentaba ignorar olímpicamente. No le respondía nada en casi nada.
Estaba muy colgado de Phil.
Enzo no podía contar los días hasta que el inglés ese se vaya. Estaba cien por cien seguro que si había algo que lo estaba deprivando de estar con Julián, era ese inglés.
El pibe era buena onda, pero desde el día en que Leandro le dijo que tenía competencia cuando se trataba de Julián, empezó a creer que quizás tenía razón.
Estacionó el auto donde siempre. El cordobés tenía suerte que prácticamente lo dejaba a las puertas del edificio y no tenía que caminar entre muchísima la gente.
—Gracias. —Repitió Julián, sus ojos abiertos e idos mientras terminaba de pensar.
La puerta todavía estaba cerrada, y el cordobés se apuró a intentar abrir, pero no pudo.
—¿No te olvidas de algo?
—¿Seguís con la boludez del beso?
—Y sí, la semana pasada fui bueno y como estabas enojado no te pedí nada. —Explica Enzo, dando a entender que fue benevolente. —Esta semana estás de mejor humor, entonces si quiero.
—Yo no. —Sonríe Julián, jodiéndolo. Mira por la ventana y hace el esfuerzo de abrir la puerta. —Sigo estresado.
—Bue, ya fue. —Dice Enzo, rodando los ojos.