Martes 5 de octubre - madrugada
No pasaron más de diez minutos hasta que Enzo apareció en la puerta de su casa. En esos diez minutos, le había dado el tiempo para buscar a Nahuel, y volar hasta el departamento de Julián.
(Que no se note la desesperación.)
Julián se subió adelante, y Phil se subió a la parte de atrás en el medio, al lado del otro cordobés que estaba en el medio de mandar mensajes en su celular. Cuando el inglés se sentó al lado de él, lo saludó bien, pero no dio mucho para hablar.
—¿Hay que llevarlo? —preguntó el tatuado, señalando a Phil una vez Julián se puso el cinturón.
A Julián se le notaba cara de cansado, como si mientras estaban viendo la película se hubiera ido durmiendo. ¿Por qué había elegido hacer algo con Phil tan de noche cuando recién pasó el lunes?
—No, se queda con nosotros. —Dijo, rascándose la ceja.
Obvio que Enzo no creyó que Phil iba a estar en los planes. Ni se quejó, solo asintió con la cabeza y Julián siguió hablando.
—Joaco me dijo que estaba con Pau, que lo pasemos a buscar por la puerta del departamento.
Enzo no le respondió y mentalmente manejó hasta el destino. Por suerte las calles estaban vacías, pero igual iba respetando los semáforos porque había gente degenerada que se iba a la mierda, y de noche podría haber más accidentes.
Y ya había uno en la comisaría y no necesitaban a todo un grupo.
Pronto, sin mucha conversación de por medio y notando que Julián a su lado iba dormitando, llegó al tercer destino de la noche. Joaquín ya estaba en el hall del departamento, y apenas vio el auto, se apuró a subirse.
—Buenas, una belleza verlos esta noche. —Habló medio sarcásticamente, en ese momento, Julián volvió a abrir los ojos y saludo a su amigo.
—¿Me ayudas a ubicarme? —preguntó Enzo, pasándole el celular a Julián para que se entretenga y no se duerma. Medio que la comisaría no era un lugar que él visitaba mucho, y entre que había varias, no estaba seguro donde era.
El cordobés asintió y sostuvo el celular.
—Uy se me apagó. —Dijo en un momento, refregándose los ojos.
—Ponémelo en la cara, así me lee. —Julián hizo como el contrario le dijo, pero el celular le seguía diciendo que estaba bloqueado.
—Celular pelotudo. —Murmuró, justo en ese momento la pantalla se iluminó mostrando una foto de Enzo con la novia. —Dale, a ver.
Lo volvió a poner en su cara, y esta vez, si lo aceptó.
Justo en ese momento tenía que doblar y le gritó a Enzo que doble como un desesperado. El tatuado se asustó más por la voz de Julián que por el simple hecho de que tenía que doblar bruscamente.
—Cálmate, eh. —Le pidió. —Casi me haces mandar una cagada.
—Perdón.
Enzo sonrío ante el tono medio adormilado, medio sintiéndose mal de verdad.
En la parte de atrás se podía escuchar murmullos entre Nahuel y Joaco. Alguna que otra palabra proveniente de Phil. Cuando el morocho miró por el espejito, los tres estaban medio cerca, hablando en silencio.