PEQUEÑOS DETALLES.

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CAPITULO 8.
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Se encontraba sentada en su cama y a punto de descubrir cual fue el regalo que le dió el el Taisho, cuando una notificación llegó a su celular, no tenía prisa por lo que dejó la bolsa en la cama y tomo el aparato, para su sorpresa no se trataba de liliam ni de su padre, sino una solicitud de mensaje del rubio.

"Hola, te acuerdas de mi...?"

Por un momento el cinismo de aquel hombre provocó que su mente le sugiriera que lo ignora, pero varios minutos después se retracto y abrió el mensaje, después de todo y segun habia entendido en lo que dijo su madre, aquel joven Dubois sería su próximo dolor de cabeza, tal vez si aprendía a manejarlo se convertiria en un gran aliado y no en otro problema.
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- Imposible olvidar esta clase de cinismo-

- Es un gusto entonces-
- Pensé que ya era hora de conocerte, después de todo en las siguientes semanas estaremos viéndonos mucho-

-Asi parece -

- ¿Cenarias conmigo mañana?-

- ¿Y yo que ganó con eso?-

-Ya deberías saberlo-
- El gran honor de conocer a tu futuro esposo-

- No gracias-

- Vamos... No te hagas la difícil -
- Te va a encantar-

- Solo si yo elijo el restaurante-

- Como desees preciosa-

- Y no me llames preciosa-

- Como digas hermosa-

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Decir que aquella conversación no la fastidio un poco era mentir, sin embargo tendría que aprender a manejar el efusivo y coqueto proceder del hombre si quería deshacerse de el; dejo el teléfono nuevamente en el colchón y tomo otra vez la bolsa de papel entre sus manos, no pesaba tanto como aquella que el Taisho dejo sobre su cama asi que se apresuró para saber de que se trataba, despegó la cinta que sellaba la bolsa y la abrió, y en cuanto vio lo que guardaba su corazon se acelero...

Un peluche en forma de lobo blanco y una caja de galletas de chocolate, dos regalos que para cualquiera habrían significado nada pero que para ella era la perfecta muestra de que por más tosco y amargado que el fuera, la quería, a su manera y quizas no de forma romántica pero lo hacía, y eso era mas que suficiente; esbozo una gran sonrisa cuando al tomar los detalles retrocedió a su niñez, cuando era pequeña y hacia rabietas o sus padres la regañaban la pequeña castaña corria a brazos de su hermano o del mejor amigo de este y ambos compartían el mismo método para contentarla, le compraban galletas de chocolate o le obsequiaban peluches, no importaba cuantods tuviera, siempre que venian de ellos dos los aceptaba con amor. Por esa razón estaba tan feliz de recibir aquello, tomo el peluche entre sus manos y le dió un beso.

"Te llamaras Sesshy... Como el"

Fue lo último que susurro antes de dejarlo a un costado y tomar la caja de galletas, destaparla y comenzar a comerlas.
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Daban las tres de la mañana cuando despertó asustada creyendo que había perdido la oportunidad, sin embargo en cuanto vio la hora logro ver que aun podia escabullirse; se levantó de la cama, se coloco sus pantuflas, tomo las llaves y su celular, para salir sigilosamente de la habitación, bajo las escaleras lo mas rápido que pudo pues los nervios amenazaban con comérsela viva, una vez llegó tomo la llave y la inserto en la cerradura, la giro un poco a la derecha y se abrió sin mas problemas, entro cerrando la puerta con seguro detrás de si para evitar sospechas y se adentro, una vez cayó en cuenta de que al fin había logrado su cometido los nervios nuevamente hicieron acto de presencia, pero la joven no iba a permitir que algo como eso arruinara sus planes así que prosiguió; camino hasta el escritorio y requiso sus cajones, pero no había nada fuera de lo ordinario, hojas de impresión, grapadoras, bolígrafos e incluso marcadores, pero nada fuera de lo habitual, cerró todo y paso hasta los estantes, saco primero las carpetas, en la primera habian varios contratos, en la segunda solo eran actas y en las demás no había nada, nada además de hojas en blanco, acomodo todo nuevamente.

Por un momento el desespero estuvo a punto de ganarle, ya había registrado casi todo el lugar y aún no habían señales de algo que le indicara que ocurria, no habian papeles ni nada en su computadora que comprobara que se habían involucrado en negocios turbulentos pero tampoco nada que lo negara; ya se habia cansado pero aun quedaba un lugar por registrar, el estante de los libros, por mas loco e incoherente que sonara guradaba la esperanza de que por lo menos ahí hubiera algo, ojeo cada uno rápidamente, llevaba aproximadamente diez libros cuando su esperanza comenzo a desvanecerse, aún así no se rindió y continuo buscando hasta llegar a un libro verde en pasga dura al que abrio esperando hojear pero que para su sorpresa no contenia hojas, sino un compartimiento secreto que guardaba un teléfono celular bastante antiguo.

Casi grito de la emoción cuando lo tomo en sus manos y lo encendió, reviso el registro de llamadas y había un mismo número que se repetía, el inconveniente era el como estaba registrado.

"Y"

Sin pensarlo mucho lo anoto en su celular y lo guardo, para seguir revisando el aparato, busco entre los mensajes de texto y tal como en el registro de llamadas solo habían mensajes entre el Taisho y "Y" pero más que frases cortas simples se hablaban en palabras clave.

" No cayó" o " Los simios ríen"

Aquello también lo guardo en su celular para continuar buscando, aunque aparentemente no había nada más que eso en el dispositivo, aún así continuo en su búsqueda que después de tanto dió frutos, habían dos mensajes de texto más que no provenían del mismo sujeto, era uno desconocido.
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"El cargamento paso, pero los infielices localizaron a Naraku"

" Marcel llegó a tiempo, aún vive... No salgas de Tokio hasta segunda orden"

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Una vez termino de leer su corazón comenzó a latir desbocado, ¿Cómo había sido tan ciega para no dese cuenta antes? Cómo pudo ser tan tonta; se reprochó por varios minutos antes de recuperar la cordura y tomarle una fotografía a aquellos mensajes para finalmente apagar de nuevo el celular y déjalo dónde lo había encontrado, de inmediato salió del estudio colocándole seguro al salir y corrió hasta su habitación con las lagrimas a punto de salir de sus ojos, para encerrarse en esta y tirarse a la cama, si bien sabia que sus padres y la gente con la que habia crecido no era la mejor, jamás imagino que habían recurrido a ese tipo de cosas para subsistir, ya ni siquiera queria saber más, no queria imaginar la clase de barbaridades o atrocidades que habian cometido sus padres, su hermano y el... Sesshomaru, ya no deseaba saber nada más, ni seguir borrando la buena imagen que tenia de ellos.
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CONTINUARA...

Si llegaste hasta aquí, gracias por leer preciosuraa.♥️

Monsieur seducción. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora