CAPITULO 34.
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...La noche había llegado, y en cuanto su madre se fue no dudo en subir hasta su habitación y seguir las indicaciones de la anciana. Tomo las tres pastillas que le había dado y se fue a la cama con la esperanza de que la incertidumbre no se apoderara de ella, para su suerte no tardó mucho en quedarse dormida... Pero una vez más las cosas no salieron como ella esperaba, y en medio de la noche, tal y como la mujer se lo había advertido, se levantó con ganas de ir al baño; la impresión llegó cuando una vez más como le habían dicho, su ropa interior estaba manchada de sangre, por lo que tratando de no asustarse de mas, se dio una ducha y cambio una vez más su ropa interior, colocando está vez un protector para evitar el laburo nuevamente.
Regreso a la cama pero a esas alturas ya le era imposible conciliar el sueño. Sin más que hacer y dispuesta a aprovechar el tiempo, tomo algunos de los libros del curso intensivo y comenzó a hojearlos, se concentro tanto en ello que ni siquiera noto cuando la madrugada se fue y el sol comenzó a salir, fue hasta que la alarma sonó, que en medio de un respingón fijo su vista en la ventana, en donde una tenue luz comenzaba a colarse. Cerro el libro y se levantó de la cama, la tendió y fue hasta su armario en busca de algo de ropa, unos jeans holgados y un suéter básico negro, con unos tenis a juego, finalmente ingresó al baño y se dió una nueva ducha para alejar cualquier cansancio, se cambió y bajo hasta la primera planta a preparar la infusion. No tardó más de diez minutos en ello, pero le costó tomarla, era un sabor tan amargo que le provocaba arcadas al siquiera sentirlo, sin embargo, se enforzo y logro ingerirla.
Una vez lista y "libre" de aquella preocupación, fue por su mochila y salió de casa rumbo a la universidad. En la entrada del establecimiento educativo ya se encontraba la rubia esperando por ella, y solo bastonun efusivo abrazo para saber cuánto se habían extrañado.
- ¡Aún estoy molesta de que te fueras sin avisar!- Le recuerda una vez que se separan.
¡Así es!, no se había atrevido a contarle la verdad, así que Liliam creía que se había ido de viaje sin contárselo, sin embargo, no sentía ni una pizca de remordimiento, prefería mantener a la rubia al margen de todo.
- Lo siento - Repite una vez más.
- Ya no importa tonta, pero si no me llevas la próxima... Estás frita- Asegura fingiendo cortar su cuello.
- Cielos... Te extrañe- Murmura caminando al compás de su amiga.
- Y yo a ti, pero cambiemos de tema... Necesito que termines esa historia que nunca terminaste- Pide mientras ingresan a la universidad.
- ¿Cuál?- Inquiere confundida.
- No te hagas la tonta Rin Yamada- Le advierte. - Pues la del señor, sexy Sesshomaru Taisho - Se mofa susurrando lo último.
- Liliam... Pareces guíon sacado de una película de bajo presupuesto - Suelta sin poder contener la risa.
Comentario que provocó que la rubia le dedicará una mirada fulminante antes de responder.
- Deja de evadir mi pregunta- Pide con el ceño fruncido.
- Vamos tarde a clases - Le recuerda.
- Diez minutos de retraso no son nada- Se excusa.
- Bien... Estamos saliendo - Confiesa con resignación.
- ¡Lo sabía!- Grita mientras da saltitos. - Sabía que no se podría resistir a ti...- Asegura.
- Bueno ya, vamos a clase- Pide tomándola de la muñeca.
- Esperate- Insiste frenandose.
- Que- Pregunta.
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Monsieur seducción.
Hayran KurguCon el final del verano el regreso a clases para los estudiantes fue eminente y con ello las tediosas clases de francés de la joven Rin, la cuáles habia estado reprobando a pesar del determinante esfuerzo de sus padres al contratar profesores partic...