VERDADES A MEDIAS

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CAPITULO 10.
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Su respiración entre cortada y la cercanía de sus rostros nublaron por completo su mente, el miedo la invadió y el cálido aliento del hombre chocando con su rostro le impedía artícular palabras.

- Pensaste que no lo sabría...- inquiere nuevamente en la misma posición.

- Yo... Yo...- tartamudea con la respiración agitada.

- Tu... ¡Tu! debes entender que lo mejor que puedes hacer es alejarte de todo esto- le reprocha soltandola.

- ¡Y que esperas que haga Sesshomaru! Que permita que mi familia se destruya por la codicia...- suelta al fin estando al borde del llanto.

- ¡No es como si pudieras hacer algo al respecto! Entiéndelo de una vez Rin... Tu no eres nadie delante de ellos... Nadie- finaliza.

- ¡Pero puedo intentarlo maldita sea! Quiero intentarlo... - grita soltando aquel peso que había estado cargando para esta vez si soltar por completo el llanto.

- Debiste creerme esa mañana... Y te hubieras ahorrado todo esto- murmura con resignación, para estirar sus brazos, cubrírla una vez más con ellos y asi formar un abrazo.

- Ya no sé que es verdad o mentira... Ni siquiera sé si Naraku realmente está bien- solloza mientras se aferra al pecho del peliplata.

- El está mejor... Ya salió del hospital y se está recuperando- confiesa aún aferrándose a delgado cuerpo de la castaña.

- Y que ganó con eso Sesshomaru... Que cualquiera de estos días me digan que murió, o que a ti te sucedió algo- le reprocha en medio del llanto. - Por más lista o fuerte que me haga... Esto me supera Sesshomaru, no sé cómo manejarlo- murmura intensificando el llanto.

- Esto nos supera a todos... Incluso cuando no tienes elección, más que involucrarte- susurra juntando su frente a la de ella. - Pero recuerda que Naraku y yo siempre te protegeremos... Así que necesito que me prometas algo- susurra dejando una leve caricia sobre la mejilla de ella.

- Que cosa- inquiere mientras resolla.

- Nadie se puede enterar que sabes la verdad... Mucho menos tus padres, me lo prometes- pregunta aún ejerciendo aquel suave movimiento sobre la mejilla de la chica.

- Sesshomaru...- murmura con recelo.

- Me lo prometes- insiste.

- Está bien... Lo prometo- musitó finalmente con resignación.

A los pocos segundos la joven logro escuchar como el Taisho soltaba un suspiro de alivió, seguido de la disolución de aquel abrazo del que aún podía sentir calidez, y extrañamente una vez se separó de el, aquel sentimiento de desolación volvió a invadir su pecho, razón por la que se mantuvo en completo silencio y solo se limito a observarlo ¿Cómo podía estar tranquilo? Cómo era que se mantenía sereno luego de aquella confesión, quizás la práctica o la costumbre, dos cosas de las que ella carecía y que provocaban que su actual estado fuera de completa vulnerabilidad.

- Te sientes mejor- pregunta el hombre luego de varios minutos.

- Si...- miente la castaña mientras finge una leve sonrisa.

- Me tengo que ir...- murmura con vergüenza.

- Otra vez tienes una emergencia- afirma con mofa.

- Perdón- musitá para girarse.

- Espero que está vez no sea una rubia de cara fileña...- confiesa con decepción mientras da dos pasos hacia atrás y cierra la puerta detrás de si.

Monsieur seducción. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora