MAL TIEMPO.

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CAPITULO 22.
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En cuanto llegó a casa de su hermano, el domingo, no pasó mucho tiempo para que esté le reclamará su ausencia, pero como siempre, encontró una forma de desligarse de la situación y huir; el resto del día no hizo más que realizar sus deberes de la universidad y finalmente dormir.
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Una nueva semana había comenzado, el tan detestado lunes llegó y con ello el inicio de su jornada.

Se levantó temprano tal y como acostumbraba, no desayuno más que un café amargo y partió hacia la oficina. Le esperaba un muy largo día, pues antes de renunciar a su puesto como jefe de operaciones debía de dejar todos los asuntos en orden, así por lo menos no lo juzgarían en esa parte. Esa era la razón por lo que las últimas semanas se había mantenido tan ocupado revisando las documentaciónes y dejándolas en completo orden y en sus respectivas carpetas, no había tenido descanso alguno solamente cuando se encontraba con Rin o cuando se daban las dichosas "reuniones" que organizaban su padre y socios para hablar del "Negocio" Pero no resultaba ser más que aquella imprudente e ilegal exportación de materias primas adulteradas, que reducían el costo de inversión a casi el ochenta porciento.

Si bien cuando se enteró de lo que realmente sucedía pensó que no era un crimen tan grave como para preocuparse, a medida que su padre lo obligó a involucrarse entendió la magnitud de lo que estaba sucediendo; reduciendo los costos de inversión en obras solo provocaban grandes colapsos y la vida de millones de personas se encontraba en juego, sin embargo eso no fue lo peor, cuando se asociaron con Damian Dubois la cosa empeoró, pues la extensión de la compañia por europa sólo provocó más desastres  y terminaron viéndose afectados por las viejas riñas de quién era enemigo de Dubois, pues se intentó la conciliación pero aquel hombre siguió saboteando las entregas, al punto que Sosuke y Toga denunciaron anónimamente las prácticas del mismo, quien a pesar de haberlo intentado, jamas logro involucrar a los Taisho y a los Yamada, lo que finalizó en el ataque a Naraku, quien se vio mas afectado que el resto.

Y eso ni siquiera fue la gota que derramó el vaso, ya que aunque el albino y el pelinegro deseaban salir de aquello, no les hacía del todo gracia alejarse de su familia, al menos eso creyeron hasta que la ambición de las misma los hizo cambiar de opinión...

Enviaron a Sesshomaru a buscar a Alondra, no porque realmente desearan una venganza, sino porque estaban dispuestos a deshacerse del hombre y que dejara de "estorbar" como ellos mismos lo dijeron; en ese momento ambos entendieron que la situación se estaba saliendo de control y ya no podían permanecer allí por mucho más tiempo.
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Salió de sus pensamientos cuando varios golpes del otro lado de la puerta le alertaron de que alguien esperaba del otro lado.

- Adelante- anuncia fijando su vista en la puerta.

- Sesshomaru- saluda el pelinegro en cuanto ingresa a la oficina.

- Naraku- completa.

- Sessho... Yo quería disculparme- murmura sentándose en la silla frente al escritorio.

- Ya te habías tardado- se mofa.

- Lo sé... Es solo que, todo esto me aturde a veces- confiesa.

- Te entiendo hermano... Pero debes guardar la calma, en unas cuantas semanas nos largaremos de aquí- le recuerda.

- Está bien... Entonces ¿Estamos bien?- inquiere.

- Naraku, ya sabes que si- asegura.

- Entonces me voy... Mi madre insiste en que veamos salones para la dichosa boda, y por ahora no me puedo negar- confiesa mientras se levanta y camina hacia la salida.

Monsieur seducción. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora