MI PUNTO DE VISTA.

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CAPITULO 12.
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Llevaba casi una hora en el baño cuando el sonido de varios golpes del otro lado de la puerta la alertó, supo de inmediato que se había tardado mas de lo debido, por lo que salió casi corriendo de la ducha para buscar algo que ponerse, termino eligiendo unos jeans, un suéter de lana negro y unos zapatos a juego, la mayoria de cosas que llevo eran de invierno pues sabia que ya había llegado y camisetas o pants no la cubrirían del todo; una vez estuvo lista salió de la habitación y justo ahí se encontro con el albino esperándola sentado en el mismo sofá en el que habían despertado.

- Te tardaste- le informa mientras se levanta y camina hasta la salida.

- Perdón- pide la joven mientras lo sigue y juntos bajan hasta la primera planta.

- No tardaremos en llegar al lugar donde está tu hermano- le informa al momento de subir al auto.

Acción que ella imito y a los pocos segundos el automóvil se puso en marcha; estuvieron en carretera aproximadamente veinte minutos antes de llegar a lo que parecía una pequeña trocha, que conducía hasta una casa rodeada de árboles.

Sus nervios estaban por lo cielos y en cuanto el auto se detuvo bajo despavorida, camino rápidamente a la casa, sintiendo la mirada inquisidora del Taisho clavada en su espalda pero aún así no sé inmutó y continuo con su caminata, al llegar a la entrada dos hombres en traje negro en cada esquina le permitieron el paso y ella ni corta ni perezosa ingreso tan rápido como pudo, sin embargo se topo con las escaleras y preocupada por no encontrar la habitación se giro para observar al Taisho, quien con una mirada pícara paso por su costado para adelantarse y guiarla, no tardaron mas de tres minutos en llegar, no obstante el hombre ingreso primero y le pidió que aguardara en la entrada mientras le informaba al pelinegro que tenia una visita, no bastaron más de dos minutos para que el saliera y la dejara entrar.

En aquel momento, cuando sus pies se adentraron en la habitación, la castaña sintió que moriría de nervios pero aún así no se detuvo y una vez tu a su hermano frente a ella no dudo ni por un segundo en abalanzarse sobre el, intento que no fuera brusco pero aún así pudo notar que lo había lastimado un poco, pero ni siquiera le importo... Tenía a su hermano frente a ella, a su adorado pelinegro y sabía que estaba bien, quizás con heridas que tardarían en sanar pero estaba bien y eso calmaba gran parte de la tormenta que arrasaba a su corazón.
...

- Tenía mucho miedo Nara- confiesa aún sin desarmar el abrazo. - Te extrañe mucho- musitá.

- Perdóname por preocuparte-  pide mientras deposita un beso en la cabeza de su hermana.

- ¡Cómo pudiste permitir que nuestro padre te involucrara en todo esto!- inquiere mientras intenta reprimir sus lágrimas.

-Lo siento... No debí permitir que todo esto me consumiera- pide con la cabeza gacha.

- Ya no es tiempo de lamentarse... Tienes que recuperarte Naraku, para que puedas volver con nosotros- afirma levantando al fin la cabeza y dedicandole un leve sonrisa a su hermano.

- No estás en casa cierto- inquiere cambiando abruptamente de tema.

- No... Mamá y papá me obligaron a quedarme en casa de Sesshomaru- le informa.

- Es lo mejor, no quiero que estés cerca de ellos- murmura evitando la mirada de la castaña.

- Son nuestros padre Naraku- le recuerda la joven.

- Quienes me convirtieron en esto... Y quiénes esperan cásarte con un imbécil- suelta con asco. - Si me mantuve callado fue porque no podía llevarles la contraria, pero la sola idea de entregarte a esa familia me repudia, los Dubois son unos mounstros Rin, son bestias sin corazon- confiesa como si le pensara guardar aquello.

Monsieur seducción. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora