DESEÓ.

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CAPITULO 13.
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Eran casi las doce cuánto por fin pudo entrar al lugar, al escuchar la música terriblemente alta y al ver la intermitente luz, para ella fue imposible no recordar la última vez que estuvo en un lugar así, sin embargo hizo caso omiso a su miedo y se adentro, en su camino a la barra pudo notar como robaba alguna que otra mirada y de alguna forma eso alimentaba su ego, por lo que confiada se sentó frente a la barra y pidio un Cosmopolitan que no tardaron en entregarle, ahora sí ya con bebida en mano se levantó y comenzó a explorar el lugar.

Era bastante grande y pudo notar que una zona del mismo era privada pero eso no fue impedimento para ella, de alguna manera solo basto que le sonriera un poco a uno de los custodios y este le dió paso, al ingresar se dió cuenta que a diferencia del salon principal la pista de baile acá era más estrecha y además de contar con su propia barra, habían algunas islas cubiertas por cortinas rojas, unas cerradas y otras abiertas, no se necesitaba ser adivino para saber que eran así que se alejo de ellas y se sentó cerca de la pista; le dió varios sorbos a su bebida mientras analizaba su alrededor y trataba de buscar al albino con la mirada pero por mas que se esforzaba no lo encontraba, tan solo veia personas bailando como si no hubiera un mañana y algunos que otros calenturientos que se dirigian a las islas, luego de quince minutos se rindió y ahora en busca de no desperdiciar la noche ni el vestido pidió otro cóctel en la barra y camino hasta la pista de baile, en donde sin mucho apuro comenzo a mover levemente sus caderas al ritmo de la musica, en ese momento en el que se desconecto por completo de si misma, paso de dos cócteles a diez y ya bastante entonada no perdio el tiempo quedandose sentada, con el sudor corriendo por su espalda y su inagotable energia rebosante se dispuso a bailar cada canción como si no hubiera un mañana, era como una terapia...
Desconectarte del mundo, bailar y ser feliz con tan poco fue lo opuesto a lo que esperaba pero lo que realmente necesitaba.
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Había comenzado a sonar Light It Up de Major Lazer , noto que su bebida había acabado, por lo que nuevamente fue hasta la barra y pidio otra bebida, fue en ese momento, mientras esperaba que se sento en los taburetes frente a la barra y se giro para seguir observando el lugar, que pudo divisar a los lejos la imponente figura del Taisho saliendo de un pasillo que no lograba reconocer, su corazón dió un vuelco cuando recordo la verdadera razón por la que habia ido y de inmediato reacomodo su despeinado cabello y tomo la bebida que justamente le habían dejado recién en el mesón para regresar casi corriendo a la pista e intentar ocultarse en ella, sin embargo para su desdicha el hombre tomo asiento en la barra mientras hacia una seña de despedida a lo que pudo notar era la pelirroja, quien habia salido por el pasillo de los custodios, trago grueso en cuanto lo vio ordenar; probablemente aquel habría sido el fin de su noche, pero ella no lo iba a permitir...

Suspiro hondo antes de sonreír con malicia y salir lentamente de su escondite, justo había comenzado a sonar Only Girl de Rihanna. (Canción en multimedia)

Cuando ya en medio de la pista y completamente desprotegida, tomo un último trago antes de dejar su copa en una de las mesas a su costado y comenzar bailar lentamente al ritmo de la música, aumento el ritmo de su caderas en cuanto la música avanzo y en menos de los esperado habia captado las atención de mas de uno en el lugar, podia sentir la miradas deseosas fijas en su cuerpo y esperaba en el fondo que al menos una de ellas le perteneciera al culpable de su asistencia al lugar aquella noche, sin embargo, no se atrevio a mirar a aquella dirección y continuo su baile sin fijar su vista en nadie, al menos eso hizo los minutos que sonó la canción, pues en cuanto está se acabó y otra comenzó a sonar su valentía se agotó y nuevamente acudió a su bebida, tomando un necesitado sorbo de aquel elixir que le quitaba el miedo.
Con su copa vacia y creyéndose lista nuevamente se giro y con respiración agitada camino hasta la barra fingiendo que no lo había visto ¡Error! Pues no logro ni apoyar el vaso en el mesón cuando un leve apretón en su antebrazo le confirmo la presencia y conocimiento del hombre; se giro fingiendo confusión y lo observo casi con superioridad, antes de hablar.

Monsieur seducción. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora