EN SECRETO.

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CAPITULO 16.
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Se removió en la cama tratando de cambiar de posición, pero en cuanto se giro su rostro chocó con el pecho de quien ahora era su acompañante, de inmediato abrió los ojos y los recuerdos de la noche anterior invadieron su mente.

Fue en ese lapso de tiempo en el que noto que se había pasado su hora de levantarse pero no le importo, posó sus manos en el pecho de el y poco a poco depósito besos hasta llegar a la comisura de sus labios.

- Buenos días- musitá con una leve sonrisa.

Segundos después el albino abre los ojos y la mira con una expresión indecifrable, pero que ella ignora para continuar con su repartición de besos.

- Esto no está bien- informa luego de varios minutos.

- Y lo dices ahora- se mofa.

- Lo que quiero decir es que... Esto no puede volver a pasar- le asegura mientras suelta cuidadosamente el agarre en su cintura y hace el intento de levantarse de la cama.

- Es porque soy hermana de Naraku- inquiere mientras se levanta y lo abraza por la espalda.

- No es eso - afirma mientras quita las manos de ella y se levanta al fin de la cama.

- Entonces que es Sesshomaru- insiste en medio de un suspiro mientras se recuesta en el espaldar de la cama.

Pero una vez el Taisho se queda en silencio y se limita a colocarse su ropa.

- Tal vez si admitieras que te gustó todo sería más sencillo- afirma.

- Y si no me gustaras- inquiere mientras se gira.

- No te creería- asegura. - ¡Solo admitelo! No puedes negar la química que hay entre nosotros... Ni esa sensación cada vez que nos tocamos- le recuerda.

- Rin, no lo hagas más difícil... Anoche me deje llevar pero, no volvera a suceder- asegura. - Perdóname si esto te lastima... Pero debe haber alguien cuerdo aquí, y no puedo permitir que esto te cause problemas a ti o a mi- finaliza mientras se coloca la camiseta.

- Entonces... No significo nada para ti- inquiere en un susurro. - Porque... Yo nunca me sentí así por nadie, jamás he sido tan imprudente como cuando estoy contigo- confiesa antes de levantarse y colocarse la bata de seda colgada al costado de la cama.

Lo siguientes segundos lo único que se escuchó fue un sonoro suspiro del peliplata, quien se mantuvo estático durante todo ese tiempo; mientras que la castaña ingreso hasta el baño y se encerró en el, quince minutos después salió del mismo pero ya el peliplata no se encontraba en la habitación, en ese punto ya ni siquiera tenía fuerzas para enojarse o entristecerse, simplemente suspiro y continuo con la rutina, si se apuraba le daria tiempo para llegar a la segunda clase.

Por lo que se cambió por algo más decente, unos pantalones, camiseta y tenis, tomo su mochila y bajo haga la primera planta, no habia nadie por lo que aprovecho para ir hasta la cocina y tomar un manzana, la guardo en su mochila y se dirigio hasta la salida, camino por el pasillo hasta el elevador y bajo a la primera planta, tal como espero Martin ya se había ido, ya no le quedaba de otra asi que camino hasta la parada de autobuses, tomo asiento en la banqueta y saco la manzana de la mochila para comenzar a comer, sin embargo al cabo de diez minutos el autobús aun no llegaba y ella ya habia perdido la paciencia cuando el sonido de un claxon la alertó, pues no habia similitud entre ese y el del autobús, pero sin duda intentaba llamar su atención, fue por esa razón que levantó la mirada y ahi lo vio, del otro lado de la ventana observándola casi con lo que se podía denotar era resignación, antes de señalarle con la mano que ingresara al auto.

Tal vez si no llevara tanta prisa no hubiera aceptado, pero aquel día no se podía dar ese lujo pues ya iba lo suficientemente tarde como para seguir esperando el autobús; se levantó de la banqueta y subió al asiento del copiloto, segundos después el hombre puso el auto en marcha; permanecieron en silencio durante todo el camino, ella con la mirada fija en la ventana y el Taisho, en el camino, fue recién unas cuadras antes de llegar a la universidad que decidió hablar.

- Cenarias conmigo está noche- inquiere como si lo sucedido una hora atrás ya fuera historia.

- Es enserio- se mofa mientras lo encara.

Fue luego de que ella hablara, que el freno el auto sin previo aviso para girarse y plantarle un abrupto beso en los labios, uno salvaje y hambriento que a los pocos segundos ella correspondió; se separaron con pesadez debido a la falta de aire y la joven aprovechó la cercanía de sus rostros para darle un último y delicado beso antes de intentar hablar, sin embargo sus palabras fueron ahogadas por la sonora y ronca voz del albino.

- Que es lo que me has hecho...- musitá mirandola a los ojos.

Pero ella solo se limita a soltar una leve risilla antes de besarlo nuevamente, un beso cálido que los segundos transformaron en uno apasionado, y como siempre que se besaban, terminaba dejandolos deseosos de más una vez se separaban.

- Me gustas mucho Sesshomaru, y se que sientes lo mismo por mi...- confiesa.

- Pero no debería- se reprocha.

- Nadie tiene por qué saberlo...- insiste rozando sus labios.

- Pero alguien podría enterarse- murmura.

- Nadie lo hará, y podrás tenerme tanto como me desees...- afirma la castaña antes de acortar nuevamente la distancia entre sus labios.

- Estás comprometida- suelta abruptamente mientras interrumpe el beso y se aleja.

- Pero te quiero a ti... Y tú conoces a la perfección las condiciones de mi compromiso- le recuerda tomándolo del cuello de la camisa.

- Soy mayor que tu- insiste.

- Y- inquiere jalando de la tela para acercarlo más a ella.

- No debería permitir esto- murmura con nerviosismo.

- Pero lo harás... Y está noche me llevarás a cenar, luego regresaremos a casa, me llevarás hasta tu habitación... Y me harás el amor como nunca- finaliza mientras se sienta a horcajadas sobre el, toma su rostro entre sus manos y le planta un apasionado besó.

Uno que al igual que los anteriores no tuvo ninguna resistencia, pero nuevamente por la falta de aire se cortó.

- Si Naraku o tu padre se enteran me van a matar- murmura tomándola de la cintura para besarla nuevamente.

- Pero habrá valido la pena- asegura en medio del beso.
...

Luego de aquella inusual confesión el Taisho por fin llevo a la castaña hasta la universidad, no sin antes darse un último beso.

Probablemente se estaba metiendo en problemas al aceptar la indecorosa propuesta de la mujer, pero teniéndola tan cerca no iba a poder resistir la tentación. Tarde o temprano caería de nuevo, así que... que más daba un poco de peligro, si el premio era tenerla a ella, valdría la pena.
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CONTINUARA...

Si llegaste hasta aquí, gracias por leer preciosuraa.♥️


























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