EN LA MIRA.

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CAPITULO 38.
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Luego de casi dos horas, la dichosa junta de reingreso finalizó. Una vez en completa soledad, el pelinegro soltó un suspiro con desgano y una vez más se dispuso a quejarse.

- Viejos avariciosos- Músita con furia.

- Cálmate, no es momento de quejarse- Demanda el peliplata.

- Son unos idiotas- Continúa.

- ¡Cállate Sosuke!- Exige. - Ahora lo único importante es que la construcción del puente no se frene- Le recuerda.

- No imaginas cuánto deseó sacarlos de aquí Toga- Confiesa.

- No eres el único, pero no es nada fácil, así que cálmate y arregla el desastre antes de que ocurra algo peor que tu destitución- Pide sobándose la sien.

- Tienes razón- Concuerda levantandose a duras penas con el bastón. - Tengo un reunión con Nakamura, a ver si lo convenzo de continuar con el contrato- Anuncia levantándose y caminando a la salida.

- Que te vaya bien- Murmura regresando a su oficina.

Mientras que el pelinegro tal y como lo dijo, camino hasta el ascensor para bajar a la primera planta. Ya estaba saliendo del edificio cuando un ruido de su celular le molestó, y lo sacó de su bolsillo con la intención de silenciar las notificaciones, por lo que la sorpresa llegó cuando vió en la pantalla que la persona que llamaba era el mismísimo Toga. Extrañado contesto la llamada.
...

-¡Hana y Rin tuvieron un accidente!-

-....-

- Voy bajando, espérame... Sesshomaru, Naraku e Izayoi ya están con ellas en el hospital-
- ¡Carajo Sosuke! Di algo-
...

Sin embargo no fue necesaria una respuesta, ya que en cuanto bajo y vio la cara de su amigo, lo entendió todo, estaba procesando la información. La quietud de su cuerpo y su inexistente expresión demostró el golpe de aquella noticia.

- ¡Vamos!- Grita tomándolo del brazo y casi arrastrándolo al auto.

Para en cuestión de minutos, y gracias a la agilidad del conductor que los acompañaba, llegar al hospital en donde sus hijos y la esposa del albino ya esperaban noticias de las mujeres. Mientras que el Taisho fue hasta su esposa y su hijo, el pelinegro se sentó a duras penas en una de las sillas y poso las palmas de sus manos en su rostro.

- Esto es mi culpa...- Músita con voz quebrada.

Acción que termina por doblegar la voluntad de su hijo, el cual se acerca lentamente hacia el y con ayuda de sus brazos cubrirlo en una cálido abrazo.

- De nada sirve culparte papá- Le recuerda. - Tranquilízate, estamos esperando noticias de su estado aún- Informa.

- No seas tonto... ¡Sabes bien que eso no fue un accidente!- Suelta zafandose del agarre.

Aquellas palabras habían salido con una pizca de ira, sentimiento que su hijo logró captar y que provocó que a los segundos se alejara de el para nuevamente asentarse en la esquina de la habitación. Acción que su progenitor noto, pero que no impidió. El salón se sumió en un incómodo silencio después de eso, el patriarca de los Taisho salió un momento junto a su esposa, huyendo de el, mientras que su hijo se acercó al que era su amigo y en un tono casi inseguro hablo.

- Tu padre tiene razón- Anuncia reposando su espalda en la pared.

- Cállate Sesshomaru- Pide con amargura.

Monsieur seducción. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora