CAPITULO 27.
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...Los rechinantes pasos denotaban su presencia en aquel frío lugar, que desde niño le habia generado cierta repulsión.
- Madre...- Saluda entre dientes una vez ingresa al lugar.
- Hasta que te dignas en llegar- Suelta con desdén.
- Estuve ocupado- Se excusa. - ¿Que es lo que quieres?- Inquiere con determinación.
- ¿Es que acaso no puedo ver a mi niñito?- Responde fingiendo demencia.
- ¡Responde de una vez!- Exige.
- ¿Dónde está el estúpido de Damián?- Inquiere está vez regresando a su estado serio.
- Con su esposa... ¿Dónde debería no?- Le responde con mofa.
- Con esa zorra...- Murmura con desagrado.
- ¿Eso era todo?- Insiste con desgano.
- La verdad es que no- Lo interrumpe en medio de una risilla. - Me contaron que te estás portando mal- Le informa.
- ¿De cuando acá te importa lo que yo haga?- Le reprocha con ira.
- No quiero que cometas otro error mi cielo... No soy tan joven como antes y no te voy a poder ayudar- Anuncia levantandose y caminando hasta el pequeño bar.
- No se de que hablas- Asegura con nerviosismo.
- ¡Deja de ser tan cobarde como tú padre!- Le exige sirviéndose una copa de vino.
- El día que tú dejes de ser una estúpida alcohólica- Se mofa.
- ¡Respétame Marcel!... No olvides que sigo siendo tu madre- Demanda estrellando la copa a un costado del hombre.
- La prostituta que se embarazo de un magnate pensando que se le había arreglado la vida... No, no lo creo- Escupe en medio de una risa casi maniática.
- ¡Maldito engendro del demonio! ¡TE ORDENO QUE SUELTES A ESA CHICA!- Grita acercandose a el y tomandolo del mentón.
- No- Asegura con desdén.
- Pero que es lo que estoy pagando contigo- Se reprocha a si misma.
- Cállate de una maldita vez- Demanda soltando aquel agarre y tirandola al suelo.
- Marcel, Marcel, Marcel...- Se mofa levantandose. - Deja de ser tan estúpido mi vida, que no fue suficiente con la última vez...- Le recuerda nuevamente de pie.
- No se de que hablas- Insiste.
- ¡Oh sí! Por supuesto que sabes de lo que hablo- Asegura riendo escandalosamente.
-¡Cállate!- Pide.
- No cariño, me vas a escuchar- Insiste. - Esa pobre alma a la que tenías en el sótano, aún recuerdo como lloraba y gritaba- Confiesa.
- ¡CÁLLATE!- Exige corriendo hacia ella y tomándola de los brazos.
- ¡CÁLLATE TU MOSCOSO!- Demanda. - No permitiré que sigas haciendo locuras- Asegura.
- Yo no he hecho nada- Insiste.
- Claro que sí lo hiciste... Te obsesionaste con ella al igual que con la chica que tienes en tu casa ahora- Afirma. - Entiendelo Marcel... Pero no te dejare hacerlo, no está vez- Le informa segundos antes de tomar su teléfono y hacer una llamada.
Llamada que el rubio no pudo identificar y que provocó que ya completamente desquiciado por la ira tomara a su progenitora del cuello para arrojarla una vez más al suelo, solo que su intencion inicial de evitar que lo delataran termino convirtiéndose en algo más, cuando la cabeza de la rubia impacto con el borde de la mesa que sostenia la lámpara del living.
- Mierda...- Musitá al darse cuenta de lo que había hecho. -¡Carlo! ¡Austin!- Grita con desesperación tomándose la cabeza con las manos.
Y caminando hacia atrás con temor, para finalmente terminar por girarse y correr hasta la salida.
- Saquenla de ahí, desaparezcanla- Pide con respiración agitada y subiendo temerosamente al auto. - Yo jamás estuve aquí... ¿Entendido?- Inquiere con la voz entre cortada.
- Si señor- Responden ambos hombres al unisono, para segundos después ver cómo el auto de su jefe se pierde en la carretera.
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...Ingreso tan rápido como pudo al interior de la oficina, estaba furioso, irritado y además adolorido por los golpes que aún reposaban en su cuerpo y rostro, pero ni siquiera eso le impidió continuar con la tarea que su amigo le había pedido, aunque realmente no lo hizo por el, sino mas bien por ella, debía asegurarse de que Rin estuviera bien.
- Damián- Saluda con escasa cordialidad al momento en el que ingresa.
- Sesshomaru, ¿Que te trae por aquí?- Responde.
- Ya deberías saber lo que hizo tu hijo- Anuncia tensando su mandíbula.
-¿De que hablas?- Inquiere con confusión.
- No te hagas el tonto por favor, no es el momento - Pide intentando ser amable.
- Si me dijeras, podría saberlo- Demanda.
- Marcel secuestro a Rin- Le informa.
- ¡Santo cielo!... No digas tonterías Sesshomaru, se que el no te agrada, pero calumniar a alguien por eso no es etico- Suelta con desdén.
- ¡No son calumnias! Tu hijo la drogo y se la llevó- Insiste.
- Están comprometidos, de seguro quisieron adelantar la luna de miel- Asegura.
-¡Maldita sea! Entiende... El enfermo de tu hijo se la llevo en contra de su voluntad- Grita ya sin paciencia.
- Mira niñato... ¡Tu a mí me respetas!- Exige levantandose de la silla.
- Dime dónde esta- Insiste.
- No lo sé, creo que ya está lo suficientemente grande como para seguirlo no- Refunfuña. - ¡Lárgate de mi oficina! Ya tengo suficiente con la estupidez que hizo Sosuke, como para que ahora aguantarte a ti y a tu envidia- Finaliza sacando al peliplata del lugar.
Quien aunque resignado y ya harto de no tener respuestas camino hasta la salida; no quería hacer más cosas que lo incriminaran, pero tampoco estaba dispuesto a permitir que le arrebataran a Rin de esa manera, por lo que sin pensarlo mucho, en cuanto salió del edificio y subió al auto, ya sabia exactamente a donde se iba a dirigir.
Jaken tan solo era la parte más pequeña de aquella telaraña y si realmente quería tener a la mujer lo antes posible de regreso, debía acudir a quin realmente lo podia ayudar... Bankotsu Minamino, el dueño de la cadena de hoteles más prestigiosa de Japón, aquel hombre que por fuera era un gran empresario realmente solo era la fachada del consigliere de la mafia italiana, el mas que nadie tenia contactos y sabria que hacer, además tenía la situación a su favor puesto que gracias a el, Minamino habia conocido a su esposa, cosa que lo habia dejado sumamente agradecido. Un favor que ahora después de tantos años, al fin cobraria.
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...CONTINUARA...
Si llegaste hasta aquí, gracias por leer preciosura.♥️
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Monsieur seducción.
FanficCon el final del verano el regreso a clases para los estudiantes fue eminente y con ello las tediosas clases de francés de la joven Rin, la cuáles habia estado reprobando a pesar del determinante esfuerzo de sus padres al contratar profesores partic...