BIENVENIDA A CASA CARIÑO.

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CAPITULO 3.
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-Rin...- suelta el albino con nerviosismo.

- ¿Tu que haces aquí? Deberías estar en la universidad- reprocha el hombre de canas mientras la toma de los hombros. - ¡Hablá! No te quedes callada... ¿Que fue lo que escuchaste?- demanda el mayor en un tono altanero.

Justo en ese momento luego de una larga espera la joven intento articular palabras  pero por alguna razon estás se atoraban entre su garganta y pecho.

- Rin... No escuchaste nada cierto- pregunta nuevamente con recelo el peliplata.

- Que... Que fue- intenta hablar pero por quinta vez sus nervios se lo impidieron.

- ¡Hablá de una maldita vez!- grita su progenitor con ira.

- ¡QUE FUE LO QUE LE SUCEDIO A NARAKU!- grita para finalmente sentir un alivio en su pecho.

- ¡Nada! Te confundiste... Tu padre y yo nos referiamos a que sus negocios no han ido bien- dice el menor para intentar apaciguar el momento.

- Sesshomaru tiene toda la razón Rin... Cariño debes irte sí, todo fue una confusión- asegura el mayor.

- No... No fue ninguna confusión, escuché claramente como decían que lo habían encontrado y le habían hecho daño, escuché como decías que se estaba muriendo...- insiste con la voz desgarrada mientras da dos paso hacia atrás. - ¡Que es lo que está pasando! Díganme- pide al borde del llanto.

- ¡No ha sucedido nada!- repite nuevamente su progenitor.

Pero luego de escuchar la última negativa de su padre el pánico termino por apoderarse de su cuerpo, justo tal y como no lo logro hacer antes salió corriendo de casa.

- Síguela... Y asegúrate de que crea que todo fue una confusión, ella no puede saber nada. Entendido- pide el mayor mientras regresa a su estudio.

- Está bien- responde a regañadientes el peliplata.
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La joven corrió hasta que sus pies no dieron más, no es que la estuvieran persiguiendo pero algo en su interior le gritaba que su padre le estaba ocultando algo, y debido a eso el miedo y el pánico se había apoderado de ella; había escuchado claramente como el Taisho y su padre aseguraban que un tal "Davies" habia intentado asesinar a su hermano, ni si quiera se le pasaba por oa memte un motivo lo suficientemente aceptable para algo como eso, Naraku solia tener un temperamento fuerte pero no conocia a nadie mas noble y amoroso como su hermano. Por un lado le dolía el corazón de solo pensar que algo le había sucedido y por otro un mal presentimiento comenzaba a crecer, algo no estaba bien y su padre estaba dispuesto a ocultarselo pero ella no iba a permitirlo, no lo haría...
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Salió de sus pensamientos cuando a su espalda escucho pasos firmes y de inmediato se giro para observar quien era, no pasó mucho tiempo para que lo viera, Sesshomaru se estaba dirigiendo a ella con cara de pocos amigos.

- Que haces aquí...- inquiere repitiendo su habitual pregunta cada que lo ve.

- Tu padre me pidió que viera si estabas bien- asegura mientras se acerca a ella.

- Sesshomaru... Por favor, dime qué está pasando- pide mientras pone sus manos en los hombros de el con la esperanza de que esté le contará.

- Todo fue una confusión Rin... Creeme, sabes que jamás te mentiria- responde mientras le toma el rostro entre sus manos.

- Lo se, por favor... Dime qué el está bien- pide una vez más.

- Lo está... Los negocios no han ido tan bien, y tu padre estaba tan preocupado que me llamo para que lo ayudara, eso fue todo- asegura mientras le da una leve sonrisa a la joven.

- Enserio- susurra en tono de pregunta.

- Enserio- repite con seguridad.

Cómo si fuera en extremo fácil el hombre termino por convencerla y una vez que la castaña se calmó la llevo hasta la universidad, sin embargo a pesar de su aparente calma y convicción en el fondo aun albergaba aquel mal presentimiento, a pesar de ello se mantuvo en silencio y no armo ningun otro escandalo; luego de aquello la aparente calma en su habitación hay hizo que los días pasaran aún más rápido, trayendo consigo la nueva leccion de francés.
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Aquella mañana de sábado se levantó tan temprano como pudo y realizó sus asignaciónes antes de entrar al baño para darse una ducha, daban casi las nueve de la mañana cuando salió con una toalla enrollada en su cuerpo, de coloco unos pants de color negro y una blusa de tirantes a juego, cepillo su cabello y se hizo una coleta, como si fuera fuera casualidad a los pocos minutos los leves golpes en su puerta anunciaron la presencia del albino.

- Adelante- grita desde la pequeña silla junto al escritorio.

- Buenos días- anuncia el hombre con voz suave mientras se dirige hasta la silla junto a la de la mujer. - Hiciste las asignaciónes- inquiere mientras toma el libro entre sus manos.

- Si- el lo único que articula la joven.

- Bien, entonces revisemos a ver- murmura leyendo las respuestas de la castaña.

Aquella mañana se concentro por completo en su lección de francés, trato de hacerlo lo mejor posible porque como le dijo al albino "quería aprender" aunque realmente lo hacía para poder tener su mente ocupada en algo, pues luego de lo sucedido no había tenido un descanso mental, de vez en cuando su mente divagaba y aquel presentimiento no paraba de hacerse más grande cada vez, aunque intentaba evadirlo y continuar sin pensar en ello le era imposible, y el miedo la retenía.
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- ¡Rin!- grita el hombre sacándola de sus pensamientos.

- Lo... Lo siento- susurra mientras fija nuevamente su vista en el libro.

- Todo está bien, parece que estás mejorando- la felicita.

- Gracias... Entonces eso sería todo por hoy- inquiere mientras se levanta.

- Porque tanta prisa- pregunta el hombre con recelo.

- Hay... Hay algo que tengo que hacer- confiesa con duda .

- Siendo así pues adelante... Terminamos por hoy- asegura mientras se levanta y sale de la habitación. -Hasta pronto- finaliza antes de salir.

La joven se colocó un suéter sobre aquella blusa de tirantes y unos tenis, tomo su mochila y salio de casa, camino y camino por un buen rato, camino hasta que llegó al lugar donde "tenía algo que hacer" sitio que en realidad era uno de los cementerios de la ciudad, fue directo hasta la tumba de su adorada abuela, el unico lugar en donde irónicamente se sentia tranquila y segura. Posó sus manos en la lápida y dió una pequeña reverencia para comenzar con su poco agradable relato.

- La última semana ha sido un locura abuela....
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CONTINUARA...

Si llegaste hasta aquí, gracias por leer preciosuraa.♥️♥️♥️


Monsieur seducción. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora