Capitulo 28 : Cena de Secretos y Sorpresas

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Dulce se sentía ansiosa mientras empacaba sus cosas en el internado. Por fin tendría un día libre para ir a casa, y aunque el motivo de su visita era una cena de negocios que su padre había organizado, estaba emocionada de volver a ver a Fernando. Sin embargo, había algo en el tono de la invitación que la había dejado inquieta.

Al llegar a casa, fue recibida por su padre, quien la abrazó con una sonrisa cálida. —Dulce, me alegra tanto que estés aquí —dijo Fernando—. Esta noche es importante para mí y quiero que estés presente.

Dulce le devolvió la sonrisa, pero no pudo evitar sentir una sensación de incomodidad. —Claro, papá. Pero, ¿de qué se trata exactamente esta cena?

Fernando se pasó una mano por el cabello, claramente buscando las palabras adecuadas. —Es una cena de negocios, Dulce. Algunos socios potenciales vendrán y... bueno, creo que sería bueno para ti conocerlos.

La pelirroja frunció el ceño, sintiendo que había algo más detrás de las palabras de su padre. —¿Socios potenciales? —repitió, arqueando una ceja.

—Sí, son una familia muy respetable. Y... traen a su hijo, Aron —respondió Fernando, evitando el contacto visual.

Esa noche, Dulce se preparó para la cena con un vestido sencillo, pero elegante. Al bajar al comedor, vio a su padre hablando con una pareja bien vestida, y junto a ellos estaba un joven de apariencia atractiva pero con una sonrisa que le dio a Dulce una sensación extraña. Aron.

Fernando se giró hacia ella con una sonrisa. —Dulce, ven aquí. Quiero presentarte a la familia Ortega. Este es Aron.

Dulce saludó a los Ortega con una sonrisa educada, pero no pudo evitar sentir que Aron la miraba de una manera incómoda. Durante la cena, la conversación se centró en los negocios de Fernando y los intereses compartidos con los Ortega. Sin embargo, cada vez que Dulce intentaba participar en la conversación, Aron la interrumpía con preguntas personales.

—¿Tienes pareja, Dulce? —preguntó Aron, con una sonrisa que no llegaba a sus ojos.

Dulce se sintió incómoda ante la pregunta directa. —Sí, tengo novio —respondió con firmeza, esperando que eso pusiera fin a la conversación.

Pero Aron no se inmutó. —Eso no es ningún impedimento —dijo con un tono sugerente.

Dulce lo miró con desconfianza. —¿Por qué dices eso?

Aron sonrió, una sonrisa que no tenía nada de amable. —Pronto lo sabrás.

Después de la cena, Dulce se acercó a su padre en busca de respuestas. —Papá, ¿a qué se refería Aron cuando dijo que no era un impedimento que yo tuviera novio?

Fernando pareció incómodo, evitando nuevamente su mirada. —Oh, no estoy seguro, Dulce. Quizás lo entendiste mal...

—No, papá, no lo entendí mal —insistió ella—. ¿Hay algo que no me estés diciendo?

Fernando suspiró, pero antes de que pudiera responder, los Ortega se acercaron para despedirse, interrumpiendo la conversación.

De regreso al internado, Dulce no podía dejar de pensar en lo que había sucedido en la cena. Todo había sido extraño, y la actitud de Aron y su padre la habían dejado con muchas preguntas sin respuesta. Tan pronto como llegó, fue directamente a la habitación de Anahí.

—¡Anahí, tengo que contarte algo! —dijo Dulce, entrando de golpe.

Anahí levantó la vista del libro que estaba leyendo, alarmada por la expresión de su amiga. —¿Qué pasó?

Dulce le contó todo sobre la cena, la actitud de Aron y la respuesta evasiva de su padre. —Algo no cuadra, Anahí. Mi padre nunca ha sido tan reservado conmigo, y ese Aron... algo en él simplemente no está bien.

Anahí frunció el ceño, escuchando atentamente. —Definitivamente hay algo raro en todo esto. ¿Crees que tu padre te está ocultando algo?

Dulce asintió. —Sí, y creo que tiene que ver con esos Ortega. Pero no sé qué. Necesito averiguarlo, pero mi padre no me dirá nada.

Anahí pensó por un momento antes de responder. —Entonces tendremos que descubrirlo por nuestra cuenta. Quizás podamos investigar un poco más sobre la familia Ortega. Seguramente hay algo que no quieren que sepas.

Dulce asintió, decidida. —Sí, tienes razón. No puedo quedarme con los brazos cruzados. Necesito saber qué está pasando, especialmente si mi padre está involucrado.

Ambas chicas se miraron con determinación, sabiendo que tenían una nueva misión por delante. Esta cena había levantado más preguntas que respuestas, y estaban decididas a llegar al fondo de todo el misterio que rodeaba a la familia Ortega y al interés repentino de su padre por ellos.

Amor a la medianoche Donde viven las historias. Descúbrelo ahora