Dulce estaba sentada en la sala, esperando a que Christopher llegara. Habían tenido una llamada rápida más temprano, y la voz de Christopher sonaba tensa. Sabía que la conversación no sería fácil, pero era necesaria. Desde el incidente con Laura y Tessa, la tensión entre ellos había aumentado, y era momento de aclarar las cosas.La puerta se abrió, y Christopher entró, su expresión seria.
—Hola,Dul —saludó, intentando mantener la calma.
—Hola, Christopher—respondió ella, su voz firme pero cargada de emociones—. Necesitamos hablar.
Christopher asintió, tomando asiento en el sofá frente a ella.
—Lo sé. Sobre lo que pasó con Laura y Tessa...
—Sí, exactamente —lo interrumpió Dulce, su tono afilado—. ¿Qué demonios le pasa a Laura para faltarle el respeto a nuestra hija de esa manera? Tessa llegó a casa llorando, y todo porque Laura tuvo el descaro de insultarla.
Christopher suspiró, pasando una mano por su cabello.
—Laura se sintió atacada. No sé exactamente qué pasó, pero...
—¡No intentes justificarla, Christopher! —Dulce lo interrumpió, su voz temblando de frustración—. Laura es una adulta. Tessa es una niña, nuestra niña. No hay excusa para tratarla así.
Christopher se inclinó hacia adelante, su rostro reflejando la tensión interna que sentía.
—Lo sé, Dulce. Pero Laura también se siente insegura. Sabe que tú y yo hemos estado... más cercanos últimamente. Ella no sabe cómo manejarlo.
—Eso no es problema de Tessa —replicó Dulce, su tono más suave pero firme—. Ella no pidió ser parte de este lío. Es nuestra responsabilidad como padres asegurarnos de que esté protegida, no lanzarla en medio de nuestras confusiones.
Christopher asintió, comprendiendo la gravedad de la situación.
—Tienes razón. Laura y yo necesitamos hablar, aclarar las cosas. No quiero que Tessa sufra por nuestras decisiones.
Dulce lo miró fijamente, sus ojos llenos de determinación.
—Y también tú y yo necesitamos hablar, Chris. Lo que ha estado pasando entre nosotros... no podemos seguir así. No es justo para nadie, especialmente para Tessa.
—Lo sé, Dulce. Lo sé. Pero es difícil —admitió Christopher, su voz llena de sinceridad—. Hay tantas emociones mezcladas. No quiero perderte, pero tampoco quiero hacerle daño a Laura.
—Necesitas decidir, Chris —dijo Dulce con suavidad—. No puedo seguir siendo parte de esta incertidumbre. No es justo para mí, para Laura, y definitivamente no es justo para Tessa.
Después de un momento de silencio, Dulce se levantó y se dirigió hacia la puerta.
—Hablaremos más tarde —dijo antes de salir de la casa, dejando a Christopher solo con sus pensamientos.
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Anahí y Dulce estaban sentadas en la cocina, tomando café. Anahí había notado la tensión en su amiga desde que llegó.
—¿Qué pasa, Dulce? —preguntó Anahí, inclinándose hacia adelante—. Te ves preocupada.
Dulce suspiró, removiendo lentamente su café.
—Es Chris... y lo que ha estado pasando entre nosotros —admitió, sus palabras cargadas de emoción.
Anahí la miró con atención.
—¿Qué ha pasado exactamente? —inquirió, preocupada.
—Nos hemos besado... varias veces —confesó Dulce, mirando a su amiga—. Y no solo eso. Hay momentos en los que todo se siente tan real, como si estuviéramos reviviendo lo que teníamos.
Anahí la miró con una mezcla de sorpresa y preocupación.
—Dulce, sabes que eso no está bien —dijo con firmeza—. Christopher tiene una novia. No puedes ser su amante, especialmente cuando hay tanto en juego. ¿Y Tessa? ¿Qué piensa ella de todo esto?
Dulce bajó la mirada, sintiendo el peso de las palabras de Anahí.
—Lo sé... sé que no está bien —respondió en voz baja—. Pero no puedo evitar lo que siento. Chris y yo siempre hemos tenido esta conexión... algo que no desaparece.
Anahí suspiró, tomando la mano de Dulce.
—Dulce, tienes que pensar en Tessa. Ella está en una edad difícil, y todo esto podría estar afectándola más de lo que imaginas. Además, si Chris no puede decidir lo que quiere, entonces es su problema, no el tuyo.
Dulce asintió, reconociendo la verdad en las palabras de su amiga.
—Tienes razón, Anahí. No puedo seguir así. Necesito aclarar las cosas con Chris y definir lo que realmente quiero para mí y para Tessa.
Anahí sonrió con apoyo.
—Eso es lo que deberías hacer. No dejes que nadie, ni siquiera Christopher, te haga sentir menos de lo que eres. Tienes que ser fuerte por ti misma y por Tessa.
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Dulce fue a buscar a la casa de Christopher, decidida a aclarar las cosas. Encontró a Christopher en la cocina, preparando algo de comer.
—Christopher , necesitamos hablar —dijo, su tono serio.
Christopher levantó la vista, dejando el cuchillo sobre la mesa.
—Claro, Dulce. ¿De qué se trata? —preguntó, aunque sabía perfectamente a qué se refería.
Dulce tomó un profundo respiro, preparándose para lo que estaba a punto de decir.
—He estado pensando mucho en todo esto, en nosotros... en Tessa —comenzó—. Y he llegado a la conclusión de que no podemos seguir así. No es justo para ninguno de nosotros, especialmente para Tessa.
Christopher asintió lentamente, entendiendo el punto de vista de Dulce.
—Sé que tienes razón —admitió—. Pero es difícil. Aún siento algo por ti, algo que no ha desaparecido.
—Yo también, Chris —respondió Dulce con suavidad—. Pero eso no cambia el hecho de que no podemos seguir haciéndonos esto. No es saludable. No es justo.
Christopher bajó la mirada, sintiendo la gravedad de sus palabras.
—Entonces, ¿qué sugieres que hagamos? —preguntó, su voz temblando ligeramente.
—Creo que necesitas decidir lo que realmente quieres, Chris —dijo Dulce—. Si es Laura, entonces debes estar con ella y serle fiel. Pero si aún sientes algo por mí, entonces necesitas terminar las cosas con ella y enfrentarlo. No podemos seguir viviendo en esta incertidumbre.
Christopher asintió, sabiendo que Dulce tenía razón.
—Lo haré, Dulce. Hablaré con Laura y aclararé las cosas. No quiero seguir lastimándote a ti ni a Tessa —prometió.
Dulce sonrió débilmente.
—Eso es todo lo que pido, Chris. Que seamos honestos con nosotros mismos y con los demás. Por el bien de Tessa y por el nuestro.
Christopher se acercó y tomó la mano de Dulce.
—Lo haré, Dulce. Te lo prometo.
Dulce asintió, sintiendo una mezcla de alivio y tristeza. Sabía que este era solo el comienzo de un camino difícil, pero al menos estaban dando los primeros pasos hacia una solución.
Ambos sabían que tendrían que enfrentar muchas cosas, pero también sabían que juntos, de alguna manera, encontrarían la forma de hacerlo.
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Amor a la medianoche
FanfictionDulce María Espinoza Saviñón, una pelirroja rebelde y popular, vive en un estricto internado para chicas, donde sueña con libertad y aventuras más allá de las paredes del colegio. Su mejor amiga, Anahí, la acompaña en sus escapadas nocturnas para ex...