Capítulo 61 : Corazones Confundidos

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Tessa no podía dejar de pensar en la conversación que había tenido con su madre. Las palabras de Dulce retumbaban en su mente, mezcladas con una maraña de emociones que no podía entender del todo. Decidió ir a ver a su tía Maite, siempre tan sabia y con la capacidad de hacerla sentir mejor.

Maite la recibió con una sonrisa cálida en su casa, como siempre lo hacía. Sabía que algo estaba en la mente de Tessa; podía verlo en sus ojos.

—Hola, Tess, ¿qué tal? ¿Todo bien? —preguntó Maite, invitándola a sentarse en el sofá.

Tessa suspiró profundamente antes de responder.

—Hola, tía Maite. No, no estoy muy bien —admitió—. Estoy muy confundida y... necesito hablar contigo sobre algo importante.

Maite se sentó a su lado y le ofreció una taza de té, como solía hacer siempre. Sabía que el té podía calmar a cualquiera, y hoy más que nunca parecía necesario.

—Cuéntame, cariño. Estoy aquí para escucharte —le dijo Maite, poniendo una mano en el hombro de Tessa.

Tessa tomó un sorbo de su té y luego miró a su tía directamente a los ojos.

—Es sobre mis padres... mamá y papá —empezó a explicar Tessa—. Nunca los vi juntos cuando era niña. Nunca supe realmente por qué se separaron, solo sabía que estaban divorciados. Pero ahora... los veo juntos, actuando como si todavía estuvieran enamorados, y no entiendo nada. No es justo para nadie, ni para Laura, ni para mí.

Maite escuchó atentamente, asintiendo suavemente con la cabeza.

—Tus padres se casaron muy jóvenes, Tessa —explicó Maite con voz suave—. Tu madre tenía solo 17 años y tu padre 24. En aquel entonces, estaban profundamente enamorados, pero había muchas cosas que los separaban. La diferencia de edad, las responsabilidades, los conflictos familiares... todo se combinó para crear una situación muy difícil para ambos.

Tessa frunció el ceño, aún sintiéndose perdida.

—Pero... ¿por qué ahora? ¿Por qué de repente están tratando de volver a estar juntos después de tanto tiempo? —preguntó, sus ojos buscando respuestas en los de su tía.

Maite suspiró, comprendiendo la confusión de su sobrina.

—A veces, las personas descubren que los sentimientos nunca desaparecieron realmente, que siempre estuvieron allí, enterrados bajo años de distancia y malentendidos —explicó Maite—. No estoy justificando sus acciones, pero creo que ambos están tratando de encontrar lo que realmente quieren. Sin embargo, entiendo que esto es difícil para ti, Tess. No es justo que te encuentres en el medio de todo esto.

Tessa se quedó en silencio por un momento, luego dejó escapar un suspiro pesado.

—No sé cómo sentirme. Amo a mis padres, pero... esto no parece estar bien. No es justo para Laura, y tampoco lo es para mí. No sé qué va a pasar, pero no quiero ver a nadie salir herido —dijo Tessa con sinceridad.

Maite sonrió con tristeza, sintiendo el dolor de su sobrina.

—Es comprensible que te sientas así, Tess. Es una situación complicada y no hay respuestas fáciles. Pero quiero que sepas que no importa lo que pase, ambos padres te aman mucho y solo quieren lo mejor para ti. A veces, los adultos también cometen errores y se sienten tan confundidos como tú en este momento.

Tessa asintió, aunque aún parecía insegura.

—No es justo, tía. No es justo para ninguno de nosotros. No sé qué pensar o cómo sentirme. Solo quiero que todo vuelva a la normalidad —dijo, con un tono de desesperación.

Maite acarició suavemente la espalda de Tessa.

—Lo sé, cariño, lo sé. Y entiendo cómo te sientes. Pero a veces, lo que necesitamos hacer es tomar un paso atrás, respirar hondo y confiar en que todo se solucionará. Tal vez no de la manera que esperamos, pero sí de la mejor manera posible.

Tessa miró a su tía, sintiendo un poco de consuelo en sus palabras.

—¿Crees que papá y mamá todavía se aman? —preguntó Tessa con curiosidad.

Maite sonrió levemente.

—Siempre ha habido mucho amor entre ellos, Tess. Incluso cuando las cosas eran difíciles. Pero el amor no siempre es suficiente para mantener una relación, especialmente cuando hay tantos problemas sin resolver. Lo importante es que ambos sean felices, ya sea juntos o separados. Y sobre todo, que tú seas feliz también.

Tessa frunció el ceño, dudando.

—Pero... si ellos todavía se aman, ¿no deberían estar juntos? —insistió Tessa—. Me siento atrapada entre los dos, y no sé si debo apoyarlos o pedirles que se mantengan alejados.

Maite le tomó las manos y las apretó suavemente.

—Tess, no tienes que tomar partido. No eres responsable de sus decisiones ni de sus sentimientos. Ellos son adultos y deben encontrar su propio camino. Pero es bueno que hables con ellos, que expreses cómo te sientes. Tienes derecho a estar confundida y preocupada.

Tessa suspiró y bajó la mirada.

—Es que... siento que si digo algo, podría empeorar las cosas. No quiero ser la razón por la que no vuelvan a estar juntos, pero tampoco quiero verlos lastimarse más.

Maite la miró con ternura.

—No te preocupes por eso, Tess. No eres la causa de sus problemas, ni tampoco eres la solución. Lo que sí puedes hacer es ser honesta con ellos. Tus sentimientos son importantes, y necesitan saber cómo todo esto te afecta. Tal vez eso les ayude a tomar una decisión más clara.

Tessa asintió lentamente.

—Lo intentaré, tía Maite. Hablaré con ellos. Pero... todavía tengo miedo.

Maite le sonrió, acariciando suavemente su mejilla.

—El miedo es normal, Tess. Pero eres fuerte, y sé que podrás manejar lo que venga. Y recuerda, siempre estaré aquí para ti, sin importar qué pase.

Tessa se inclinó y abrazó a su tía con fuerza.

—Gracias, tía Maite. No sé qué haría sin ti.

Maite la abrazó de vuelta, sintiendo el cariño en el abrazo de su sobrina.

—Y yo a ti, Tess. Más de lo que puedas imaginar.

Amor a la medianoche Donde viven las historias. Descúbrelo ahora