Capítulo 49 : La Confrontación Decisiva

17 0 0
                                    


Alfonso y Fernando se dirigieron a la elegante casa de los Ortega, donde el padre de Aarón, Don Carlos Ortega, los recibió con una mezcla de curiosidad y desconfianza. El ambiente en la mansión era lujoso pero tenso, dado el motivo de la visita.

—Don Carlos , tenemos un asunto serio que discutir —dijo Alfonso, con un tono grave—. Su hijo Aarón tiene secuestrada a Dulce María. Necesitamos que la entregue antes de que esto se haga un escándalo público y terminemos en juicio.

Don  Carlos , visiblemente sorprendido, frunció el ceño.

—¿Qué? Eso es grave. —Miró a Fernando y Alfonso con seriedad—. ¿Cómo saben que mi hijo está involucrado?

Fernando, con una expresión firme, añadió:

—Recibimos información fiable. Aarón ha mantenido a Dulce contra su voluntad. Queremos resolver esto de manera rápida y sin complicaciones.

Don Carlos , preocupado, decidió actuar. Llamó a Aarón de inmediato.

—Aarón, necesito saber dónde estás —dijo Don Carlos —. Quiero ver a mi hijo y a mi futura nuera.

Aarón, sin sospechar que estaba siendo escuchado, respondió con calma.

—Estamos en una casa en las afueras de la ciudad. Te daré la dirección exacta. Es un lugar tranquilo donde estamos resolviendo algunas cosas.

Mientras Don Carlos daba la dirección a Aarón, Alfonso, Fernando y Christopher, que habían llegado discretamente a la casa de los Ortega, escuchaban atentamente.

Don Carlos  colgó y se volvió hacia ellos.

—Mi hijo está en una casa en las afueras, cerca de la zona industrial. No tengo idea de qué está pasando exactamente, pero quiero que esto se resuelva sin causar más problemas.

Alfonso asintió, su expresión decidida.

—Gracias, Don Carlos . Vamos a actuar de inmediato.

Fernando, Alfonso y Christopher se prepararon para el rescate. Christopher, lleno de ansiedad, estaba decidido a encontrar a Dulce y asegurarse de que estuviera a salvo.

La noche era oscura cuando llegaron a la casa donde Aarón mantenía a Dulce. Mientras tanto, en el interior de la casa, Dulce estaba sentada en una silla, visiblemente agotada. Aarón, intentando mantener una apariencia tranquila, se acercó a ella.

—Dulce —dijo Aarón, intentando ser suave—. Tenemos que hablar.

Dulce lo miró con desdén.

—No quiero hablar contigo, Aarón. Solo quiero regresar a mi familia. ¡Déjame ir!

Aarón se acercó a ella con una mirada intensa.

—No puedes hacer esto. Somos una familia ahora. ¿Por qué no aceptas nuestra vida juntos?

Dulce, con el corazón acelerado, se levantó de la silla, intentando mantenerse firme.

—¡No! —gritó—. ¡No quiero estar contigo! ¡Quiero volver a mi casa y estar con mi hija y mi esposo!

La discusión se volvió cada vez más intensa. Aarón, frustrado, intentó acercarse a Dulce, pero ella retrocedió.

—No puedes hacerme esto, Dulce. ¿Por qué no puedes ver que esto es lo mejor para nosotros?

Dulce, con lágrimas en los ojos, trató de mantener la compostura.

—¡No! ¡Esto no es lo mejor para nadie! ¡Solo quiero que me sueltes!

En ese momento, el ruido de la puerta principal se escuchó, seguido por el sonido de pasos apresurados. Christopher, Alfonso y algunos oficiales irrumpieron en la casa.

—¡Dulce! —gritó Christopher, al ver a su esposa—. ¡Estamos aquí para rescatarte!

Aarón, sorprendido, se giró hacia ellos con una mezcla de enfado y desesperación.

—¡No! —gritó—. ¡No pueden llevarse a Dulce!

Los oficiales rápidamente tomaron el control de la situación, mientras Christopher se acercaba a Dulce.

—Dulce, cariño, estamos aquí para llevarte a casa —dijo Christopher, abrazándola con ternura.

Dulce, llorando de alivio, se abrazó a Christopher, mientras Alfonso y los oficiales aseguraban la escena.

—Gracias a Dios —dijo Dulce, mientras Christopher la ayudaba a salir de la casa—. No puedo creer que estés aquí.

Alfonso se dirigió a Aarón con una expresión de desdén.

—Esto no se acabará aquí. Tendrás que enfrentar las consecuencias de tus actos.

Aarón, visiblemente derrotado, miró cómo Dulce y Christopher se alejaban. La angustia y la desesperación lo envolvieron mientras el rescate se completaba y la justicia se hacía presente.

Amor a la medianoche Donde viven las historias. Descúbrelo ahora