Capitulo 41 : El Nuevo Comprador

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La noticia de un comprador inesperado para las acciones de la empresa de la familia Espinoza había llegado como un rayo de esperanza en medio de la tormenta. Fernando Espinoza, después de semanas de estrés y preocupación por el futuro de su empresa, finalmente tenía una razón para respirar. Su hijo, Alfonso, había regresado de su largo viaje por Europa y, sin que nadie lo esperara, se había convertido en el salvador de la familia.

En la sala de conferencias de la empresa, Fernando miraba a su hijo con una mezcla de orgullo y gratitud. Alfonso, un hombre de unos 35 años, era conocido por su habilidad para los negocios y su carisma natural. Era evidente que había heredado el temple de su padre, pero también poseía una visión moderna que había llevado a cabo con éxito en sus propios proyectos empresariales.

-Alfonso, no puedo expresar cuánto te agradezco que hayas comprado las acciones de los Ortega -dijo Fernando, con un suspiro de alivio—. Has salvado la empresa y, por ende, a nuestra familia.

No sé cómo agradecerte.

Alfonso sonrió con modestia.

—Papá, no tienes que agradecerme. Esta empresa también es parte de mí. No podía dejar que se desmoronara, especialmente con todas las implicaciones que eso tendría para nuestra familia. Y además, quería ayudar a Dulce, después de todo lo que ha pasado.

Fernando asintió, pero su expresión cambió a una de reproche cuando mencionó a su hija.

—Si tan solo Dulce fuera más como tú, Alfonso. No pensar solo en sí misma, sino en el bien de la familia. Tú, en cambio, eres el verdadero amor por el que deberíamos sentirnos orgullosos, no egoísta como ella.

Alfonso frunció el ceño ligeramente, pero decidió no entrar en una discusión.

Conocía a su padre lo suficiente como para saber que estaba frustrado y que sus palabras venían de ese lugar. En cambio, optó por desviar la conversación.

—Bueno, ahora que las cosas están resueltas con la empresa, quiero conocer al famoso Christopher. —dijo Alfonso con un tono curioso—. Parece que tengo mucho de qué hablar con mi cuñado.

Fernando asintió, interesado en ver cómo se desarrollaría esa reunión.

Más tarde, en la casa de los Espinoza...

Dulce, ansiosa, esperaba junto a Christopher en la sala de estar. Ella había anticipado esta reunión desde que se enteró de que Alfonso estaba en la ciudad y había comprado las acciones.

Christopher, por otro lado, estaba nervioso. Sabía que Alfonso tenía una reputación de ser un hombre difícil de impresionar, y esta era la primera vez que lo conocería.

—¿Estás segura de que esto saldrá bien?
—preguntó Christopher, pasándose una mano por el cabello.
Dulce rió suavemente, tratando de calmarlo.

— Tranquilo, mi amor Alfonso es genial.
Solo... no le des demasiadas razones para molestarte.
Justo en ese momento, Alfonso entró en la sala. Era un hombre alto, de presencia imponente y una sonrisa fácil. Se acercó a Christopher y le tendió la mano.

—Christopher, supongo. Soy Alfonso, el hermano mayor de Dulce —dijo con una sonrisa que parecía amistosa, pero había un brillo travieso en sus ojos—. Así que tú eres el joven que ha decidido tomar a mi hermana tan rápidamente... ¿y embarazarla?

Christopher sintió que su estómago se revolvía. No estaba seguro si Alfonso estaba bromeando o siendo serio. Trató de responder, pero las palabras se le atascaron en la garganta.

Dulce, viendo la expresión en el rostro de su hermano, se dio cuenta de que Alfonso no estaba al tanto de la situación. Con una sonrisa nerviosa, interrumpió.

—Sí, Alfonso... hay algo que necesito contarte —dijo, mirándolo directamente

— Estoy embarazada. Christopher y yo estamos esperando un bebé.

El rostro de Alfonso pasó de la sorpresa a la preocupación. Miró a su hermana, luego a Christopher, y volvió a Dulce.

—¿Estás embarazada? —repitió, incrédulo. Luego, su rostro se suavizó un poco y añadió—. Dul... ¿por qué no me lo dijiste antes?

Dulce se mordió el labio, nerviosa. No sabía cómo explicar la situación de una manera que no pareciera una traición.

—Fue todo tan rápido, y luego con lo de la empresa y todo... — empezó, pero
Alfonso la interrumpió.

—¿Y te casaste con él sin decirnos nada? —preguntó Alfonso, su tono aún más serio.

Christopher, sintiendo que era el momento de intervenir, dio un paso adelante.

—Alfonso, se que esto es un shock, y no fue nuestra intención ocultarlo —dijo con sinceridad—. Pero estamos juntos en esto, y queremos lo mejor para nuestro bebé.

Alfonso observó a Christopher por un momento antes de romper el silencio con una risa repentina.

—Vaya, Christopher, debo decir que tienes agallas. Primero te casas con mi hermana y luego... bueno, supongo que también soy un poco culpable por estar fuera tanto tiempo. Pero déjame aclarar algo. —Alfonso se acercó a Christopher, mirándolo fijamente—. Si alguna vez haces sufrir a mi hermana, tendras que enfrentarte a mí. Y no querrás verme realmente enfadado.
Dulce no pudo aguantar más. Se echó a reír y dio un paso adelante.

-¡Alfonso, basta! —exclamó ella, aun riendo—. Chris, es una broma. Alfonso solo está jugando contigo. Te debía una después de que me hiciste sentir celos de Maite.
Christopher dejó escapar un suspiro de alivio y soltó una risa nerviosa, aunque aún se sentía un poco abrumado.

—Dios, casi me da un infarto —dijo, mirando a Alfonso con una mezcla de alivio y desconcierto—. ¡Eso no fue justo!
Alfonso sonrió ampliamente y le dio una palmada amistosa en la espalda a Christopher.

—Lo siento, amigo, tenía que hacerlo.
Bienvenido a la familia, pero tenia que ponerte a prueba. Dulce es mi hermana menor, y aunque confio en su juicio, también tengo que asegurarme de que está con alguien que realmente la ame y la cuide.

Christopher asintió, aún recuperandose del susto, pero apreciando la sinceridad de Alfonso.

—Entiendo. Haría lo mismo si estuviera en tu lugar. Pero, te prometo que haré todo lo posible por hacerla feliz. No hay nada más importante para mí.

Alfonso, satisfecho con la respuesta, asintió.

—Bien, esa es la actitud que me gusta escuchar. Pero te advierto, Christopher —añadió con una sonrisa seria— , si alguna vez la haces sufrir, tendrás que enfrentarte a mí. Y no querrás verme realmente enfadado.

Dulce sonrió, contenta de ver a los dos hombres más importantes de su vida finalmente llevándose bien.

— Gracias, Alfonso -dijo ella, acercándose y abrazando a su hermano
— Me alegra tenerte de vuelta. Y gracias por lo de la empresa. Realmente has salvado el día.
Alfonso abrazó a su hermana de vuelta y luego miró a Christopher con una expresión más suave.

—De nada, hermanita. Y Christopher, en serio, bienvenido a la familia. Sé que las cosas no han sido fáciles, pero estoy seguro de que juntos podemos superar cualquier cosa.

Christopher sonrió, sintiéndose finalmente aceptado y aliviado.
—Gracias, Alfonso. Eso significa mucho para mí. Y prometo no darte razones para preocuparte.

La reunión concluyó con una sensación de alivio y camaradería. Aunque quedaban desafíos por delante, había una sensación de esperanza en el aire. Con el apoyo de su familia, Dulce y Christopher estaban listos para enfrentar lo que viniera, con la certeza de que el amor y la unidad serían su fuerza más grande.

Amor a la medianoche Donde viven las historias. Descúbrelo ahora