Capítulo 60 : Revelaciones y Confesiones

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Tessa se sentó en la cocina, su mente aún dando vueltas después de lo que había presenciado el día anterior. Ver a sus padres juntos de esa manera, besándose como si fueran novios otra vez, la había dejado confundida y llena de preguntas. Tomó un sorbo de su jugo de naranja, esperando que el sabor ácido la ayudara a concentrarse, pero su mente seguía nublada. 

Dulce entró en la cocina, notando la expresión pensativa de su hija. Sabía que necesitaban hablar. El silencio incómodo que se había instalado entre ellas desde el día anterior no era normal, y Dulce sabía que debía dar un paso adelante y aclarar las cosas. 

—Tessa, cariño, ¿podemos hablar? —preguntó Dulce suavemente, acercándose a la mesa. 

Tessa miró a su madre, su rostro mostrando una mezcla de enojo y confusión. 

—Sí, mamá, necesitamos hablar. Necesito entender qué está pasando entre tú y papá. No puedes simplemente dejarme en la oscuridad sobre esto —dijo Tessa, con un tono serio. 

Dulce suspiró, preparándose para una conversación que sabía que sería difícil. Se sentó frente a Tessa y tomó un respiro profundo. 

—Tessa, sé que estás confundida y enojada, y lo entiendo. No hemos manejado las cosas de la mejor manera, y quiero ser honesta contigo sobre todo esto —comenzó Dulce, mirándola directamente a los ojos—. La relación entre tu padre y yo es complicada. 

—¿Complicada? —repitió Tessa con incredulidad—. Mamá, papá tiene una novia. Laura. Y aunque no me guste ella, sigue siendo su novia. No está bien que ustedes dos... —hizo una pausa, tratando de encontrar las palabras adecuadas—, que ustedes dos se estén metiendo en esa relación. 

Dulce asintió lentamente, reconociendo la verdad en las palabras de Tessa. 

—Lo sé, y tienes razón en sentirte así. No está bien. Pero quiero que entiendas algo, Tessa. Lo que ha pasado entre tu padre y yo... no es algo planeado. A veces, los sentimientos resurgen, especialmente cuando hay tanto en el pasado. 

Tessa frunció el ceño, claramente aún insatisfecha. 

—¿Cuándo empezó todo esto? —preguntó, su voz llenándose de frustración—. ¿Cuándo empezaron a verse de nuevo? 

Dulce tomó otro respiro, sabiendo que tenía que ser completamente honesta. 

—Comenzó hace unos meses —admitió Dulce—. No lo planeamos. Solo... ocurrió. Empezamos a pasar más tiempo juntos debido a algunas circunstancias y... los sentimientos que creímos haber superado, volvieron a surgir. 

Tessa la miró con una mezcla de decepción y confusión. 

—Mamá, no entiendo. ¿Por qué ahora? Después de todos estos años, ¿por qué ahora de repente quieren estar juntos de nuevo? 

Dulce sonrió tristemente, sabiendo que esta era una pregunta difícil de responder. 

—No tengo una respuesta exacta, Tessa. A veces, el corazón no sigue un camino lógico. Pero quiero que entiendas algo... —Dulce hizo una pausa antes de continuar—. Quiero que entiendas cómo comenzó todo entre tu papá y yo. 

Tessa se inclinó hacia adelante, claramente intrigada. 

—¿Cómo se conocieron tú y papá? —preguntó, su tono suavizándose un poco. 

Dulce sonrió ante el recuerdo, aunque su expresión se volvió melancólica. 

—Cuando conocí a tu papá, yo era muy joven, tenía solo 17 años. Él ya tenía 24. Yo vivía en un internado junto con la tía Anahí . Tu papá era mayor, más experimentado. Me mostró un mundo completamente diferente al que yo conocía —explicó Dulce, con una leve sonrisa en sus labios—. Me dejó deslumbrada. Me enamoré perdidamente de él. 

Tessa asintió, tratando de imaginar a su madre tan joven y enamorada. 

—Empezamos a salir, y fue todo un torbellino —continuó Dulce—. Pero las cosas no fueron fáciles. Tu abuelo Fernando... —Dulce hizo una pausa, el dolor de los recuerdos claramente visible en su rostro—. Tu abuelo quería obligarme a casarme con el hijo de uno de sus socios. No quería que estuviera con tu padre. 

—¿Y qué pasó? —preguntó Tessa, claramente fascinada por la historia. 

—Decidí fugarme con tu papá —dijo Dulce, con una sonrisa un tanto nostálgica—. Nos casamos en Guadalajara, y poco tiempo después naciste tú. 

Tessa la miró con sorpresa. 

—¿Se fugaron? —repitió, sorprendida. 

—Sí, lo hicimos. Y por un tiempo, todo fue maravilloso. Pero después de que naciste tú, las cosas cambiaron. Fui secuestrada poco después de tu nacimiento —Dulce hizo una pausa, recordando el dolor de esos días—. Fue uno de los momentos más difíciles de mi vida. Y luego, las tensiones comenzaron a aumentar entre tu padre y yo. 

—¿Por qué se divorciaron? —preguntó Tessa, finalmente preguntando la pregunta que más la había estado quemando por dentro. 

Dulce suspiró profundamente antes de responder. 

—Había muchas razones, Tessa. Teníamos muchos conflictos. Y uno de esos conflictos fue tu abuela, Alexandra —dijo Dulce, el dolor evidente en su voz—. Ella nunca me aceptó como tu madre. Nunca creyó que yo fuera suficiente para tu padre. Eso puso mucha tensión en nuestra relación. 

Tessa se quedó en silencio, asimilando todo lo que su madre acababa de contarle. 

—No puedo creer que la abuela fuera así —dijo finalmente, sacudiendo la cabeza—. ¿Y por qué ahora? ¿Por qué están tratando de estar juntos otra vez? 

—No lo sé, Tessa —respondió Dulce sinceramente—. No tengo una respuesta clara. Solo sé que... aún hay sentimientos entre tu padre y yo. Pero quiero que sepas que lo más importante para nosotros eres tú. No queremos hacerte daño. 

Tessa asintió lentamente, aunque aún parecía confundida. 

—Solo... no quiero que las cosas se compliquen más, mamá. Y tampoco quiero que te lastimen. Ni a ti, ni a papá, ni a mí —dijo, su voz quebrándose un poco al final. 

Dulce se acercó y tomó la mano de su hija, apretándola suavemente. 

—Lo sé, cariño. Y vamos a hacer todo lo posible para que eso no ocurra. Prometo que seremos honestos contigo. 

Tessa asintió, aunque aún había muchas preguntas en su mente. 

—Está bien, mamá. Pero por favor, no jueguen con los sentimientos de nadie. Ni con los de Laura, ni con los míos —advirtió, su voz firme. 

Dulce asintió, sabiendo que Tessa tenía razón. Era hora de tomar decisiones claras y de ser sinceros, no solo con ellos mismos, sino también con los demás. Y sobre todo, con Tessa, que merecía saber la verdad sobre todo lo que estaba pasando.

Amor a la medianoche Donde viven las historias. Descúbrelo ahora