Capítulo 34: Las puertas del infierno
MAXIMILIAN HOFMANN
Había prometido alejarme como ella me lo pidió en la oficina cuando todo se descontroló de un momento a otro. Pero todo cambió en el bar, verla con ese idiota insípido despertó algo en lo más profundo de mí, aún más cuando él empezó a maltratarla e intentó agarrarla a la fuerza.
Quise ser indiferente cuando la vi.
Realmente quise mantenerme indiferente, ella ni siquiera había advertido mi presencia porque se divertía con el equipo. Verla cantar y bailar, sonreír, relajarse, me hacía ver un brillo diferente en su mirada y en su rostro, uno que me gustaba porque pocas veces la veía siendo feliz y dejándose llevar por el momento.
Hasta que el hijo de puta de su novio la agarró bruscamente del brazo y la alejó.
Verlo quitarle a ella la sonrisa de su rostro me me enojó, fue tan sorpresivo que no pude controlarme cuando fui hasta allá para alejar al doctor Gustin de ella, irritandome aún más cuando lo vi aparentar ser culto y superior.
Joder, si ese hijo de puta le llegaba a poner una mano encima, no sabría como iba a reaccionar, pero pensar en ella con él me volvía completamente posesivo. Jana Clark había logrado envolverme y ni siquiera se daba cuenta de eso, yo no perdía el control por cualquiera, ni de mis actos ni de mi comportamiento, pero ella lograba hacerlo conmigo, ella lograba sacar ocupar mi mente.
Y al parecer, ella tampoco podía alejarse de mí. Porque aquí estaba, frente a la puerta de mi habitación sorprendida de verme, mientras su rostro empezaba a ruborizarse, el brillo oscuro en su mirada curiosa estaba ahí, esa mirada que lograba hacerme llegar a mis límites de cordura y me hacia perder la cabeza mientras mi entrepierna cobraba vida propia y empezaba a endurecerse otra vez dejando en claro que lo ocurrido entre nosotros en el ascensor no fue suficiente, para ninguno de los dos.
—Yo —murmuró la doctora Clark—, es que me equivoqué de habitación.
Di un paso hacia ella y ella por reflejo retrocedió, pero su espalda pegó de la puerta quedando completamente acorralada, podía ver el evidente deseo en su mirada junto con una mezcla de miedo y duda.
«Ya está aquí, ya no hay vuelta atrás»
—¿Entonces no me buscabas? —susurré y sentí que la polla se me tensó cuando relamió sus carnosos labios; los labios que estuvieron alrededor de mi polla hacía unas horas, el recuerdo empezando a volverme impaciente por tenerla otra vez.
—Sí. No. —cerró los ojos y tomó una profunda respiración— Joder ¿qué estoy haciendo?
Toqué su mentón con mi dedo medio, el tacto de su suave piel contra la mía empezaba a prenderme incitándome a sentirla, queriendolo todo ante la intensa sensación que me atraía a ella como imán. Ella alzó la vista hacia mí, su cuerpo estremeciéndose, podía ver claramente que sentía lo mismo que yo estaba sintiendo en este momento.
—No pienses en él ahora —susurré apreciando mi voz ronca—, ya es demasiado tarde para arrepentirte.
—Es que...
—Si se entera —la interrumpí— solo dile que te gustó la gran polla del Big Boss.
Me incliné hacia ella rozando mi nariz contra la suya, su pecho subía y bajaba con rapidez.
—Viniste a mí porque quieres terminar lo que hicimos en el ascensor —continué—, y no te miento, yo también empiezo a enloquecer por las ganas de tenerte.
Ella ahogó un jadeo y cuando estaba por besarla, volteó la cara.
—Solo necesito... estar contigo una vez más para poder olvidarte y acabar con esta atracción que siento por ti.
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Perdición (+21)
RomanceCuando Jana, una talentosa y apasionada arqueóloga, es elegida para un proyecto de exploración por el gobierno, no imagina que esta misión cambiará su vida para siempre cuando conoce al comandante Maximilian Hofmann; el prometido de la mejor amiga d...