Marvel; ¿Soy Voldemort?

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Cuando Tom estaba a punto de probar más a fondo la piedra de la resurrección, uno de los elfos que vigilaban al Capitán América apareció ante él.

—¡Maestro! ¡Problemas! ¡Grandes problemas! —exclamó el elfo.

"¿Qué tipo de problema?", pregunta Tom y el elfo comienza a explicar cómo los Comandos Aulladores están actualmente atrapados por algunos magos.

Cuando Tom escuchó esto, inmediatamente pensó que debían ser seguidores de Grindelwald.

Después de un rápido informe de la situación, Tom iba a ir solo a ocuparse de ello, pero decidió no hacerlo. Sus seguidores podrían beneficiarse de algo de experiencia en el campo y este es el momento perfecto para lanzarlos a la piscina.

No le preocupaba mucho su seguridad. Mientras Grindelwald no apareciera, Tom podría acabar con la mayoría de los magos con bastante facilidad.

Antes de dirigirse al tren, Tom se puso en contacto con sus seguidores más inclinados a la batalla. Les contó la situación y envió a los elfos para que los hicieran subir al tren. No habían estado en el tren ni en el área que lo rodea, por lo que sus seguidores no podrían aparecerse por su cuenta.

Entre los seguidores que van a apoyar a Steve y sus hombres se encuentra Druella. Tom no estaba seguro de si llevarla con él, ya que solo iba a llevar a los graduados de Hogwarts, pero sabía que ella podía cuidar de sí misma. La ha estado entrenando durante un tiempo y es muy posible que sea la más fuerte de sus seguidores.

Tom también les ordenó a todos que usaran una máscara de porcelana para ocultar sus rostros. Algunos de los Slytherins más lentos en su ingenio preguntaron dónde podían conseguir una máscara de ese tipo en tan poco tiempo. Tom simplemente les dijo que la transformaran con lo que tuvieran a mano. Tenía muchas ganas de abofetear a los pocos seguidores que le habían preguntado eso.

No tardó mucho en que todos estuvieran listos y subieran al tren.

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"¡Que se joda Grindelwald y su sueño!", se ríe Tom mientras absorbe la energía sobrenatural y forma runas en el aire.

Cuando las runas doradas aparecieron en el aire ante los ojos de todos, los pasajeros quedaron cautivados y conmocionados. Excepto los seguidores de Tom, por supuesto, quienes ya lo habían visto hacer esto varias veces.

Los Comandos Aulladores quedaron verdaderamente asombrados por el acto de magia más hermoso que jamás habían visto. Aunque los seguidores de Grindelwald sentían lo mismo, también estaban conmocionados y confundidos.

Ninguno de ellos había visto antes una magia tan extraña. La nueva magia que se está utilizando ante sus ojos hace sonar las alarmas en todas sus mentes.

Las runas sobrenaturales se esparcen por todas partes y quedan impresas en cada centímetro del vagón del tren. Tom aprendió estas runas mientras estudiaba en la biblioteca de Kamar-Taj.

Son runas anti-teletransportación y anti-portales que bloquean casi todas las formas de viaje mágico. Ahora, todos los que estén en el vagón del tren no podrán escapar tan fácilmente. Las runas también bloquean el viaje entrante, por lo que no llegarán refuerzos a menos que lleguen en una parte diferente del tren.

Tom también agregó algunas runas que bloquearían la salida de mensajes. Ni siquiera él podrá enviar un mensaje a través de la marca a sus seguidores fuera del tren.

"Les aconsejo a todos que se rindan. Tengo cosas que hacer y no tengo pacientes para molestar hoy", dice Tom mientras apunta su varita al piso del vagón del tren y comienza a transfigurarlo.

Las ventanas del vagón se convierten en metal y bloquean la entrada de luz, y las puertas de ambos lados se convierten en simples paredes que encierran a todos dentro. Solo unas pocas bombillas colgadas en el techo del vagón del tren, que está poco iluminado, mantienen la zona lo suficientemente iluminada como para que apenas se pueda ver.

—¡No nos rendiremos ante unos tontos amantes de los muggles que se volverían contra su propia gente! —gritó uno de los magos y la batalla comenzó de nuevo.

Los hechizos volaron por todo el tren mientras ambos bandos se enfrentaban.

Los Comandos Aulladores no entendían del todo lo que estaba sucediendo, pero sabían cómo se veían los refuerzos cuando los veían.

Pronto los comandos se unieron a la lucha una vez más y ayudaron a sus amigos mágicos.

Mientras sus seguidores y los Comandos Aulladores luchaban contra los magos, Tom miró a Steve y se apoyó casualmente en su trozo de cubierta.

"Entonces, ¿cómo fue tu primer encuentro con alguien de mi especie?", pregunta Tom mientras una maldición asesina lanzada por uno de sus seguidores golpea a uno de los magos oponentes y lo mata instantáneamente.

"No mencionaste que había más de ustedes en nuestra última reunión", dice Steve mientras saca una pistola y dispara al azar hacia el enemigo. "Tampoco mencionaste su participación en la guerra".

"Bueno, a mi gente le gusta vivir vidas ocultas, así que pensé que sería mejor guardarme esa información", dice Tom mientras se pregunta algo. "En cuanto a su participación en la guerra, ustedes se han dedicado principalmente a derribar bases de Hydra. No pensé que Grindelwald también extendería su influencia a Hydra".

"¿Quién es Grindelwald?", pregunta Steve mientras un hechizo rompe uno de los escudos que bloqueaban al enemigo.

Al ver la oportunidad, Steve toma una granada de uno de sus hombres, quita el seguro y la arroja.

"Es uno de los magos oscuros más poderosos y peligrosos que jamás haya existido", dice Tom mientras la granada atraviesa perfectamente el agujero en la defensa del enemigo y explota matando a dos magos e hiriendo a tres más. "Buen lanzamiento", comenta Tom mientras los magos comienzan a entrar en pánico y arreglan sus defensas.

—Deberíamos retirarnos. Al ritmo que avanza la batalla, ¡estaremos muertos en minutos! —gritó asustado uno de los magos enemigos.

"¡Sí, toma los cuerpos de nuestros camaradas caídos y aparece de nuevo en la base!" Otro respondió enojado al ver a sus amigos caídos.

Pronto los magos comenzaron a concentrarse en la defensa mientras reunían a sus hombres. Cuando intentaron teletransportarse, no pasó nada y permanecieron en el tren exactamente donde estaban.

—¡¿Les di permiso para irse?! —grita Tom desde el otro lado del tren, provocando que el enemigo comience a sudar frío—. Me estoy cansando de esto, así que les daré una oportunidad más para que se rindan. Dejen caer sus varitas y pónganse de rodillas con las manos en la cabeza. Tienen tres segundos para prepararse o todos morirán.

Hecho el anuncio de Tom, comenzó a contar regresivamente desde tres.

"3... 2..."