CAPITULO 12

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JULIA

Mi corazón latía con fuerza mientras Dante me arrastraba hacia el salón. Su agarre era firme, casi doloroso, y podía sentir su frustración radiando a través de su mano. Nunca había estado tan cerca de una situación como esta; la adrenalina corría por mis venas, entrelazada con el miedo. La presencia del arma en su cintura era algo que solo había visto en películas, y ahora, aquí estaba yo, enfrentándome a una realidad que no podía comprender.

Me dejó caer en el sofá, y la suavidad del asiento contrastaba con la dureza de la situación. Mientras me asentaba, el otro hombre, que estaba parado cerca, me observaba con ojos críticos, como si esperara que hiciera algo estúpido. "Quédate aquí," me dijo Dante con un tono que no admitía discusión. "Voy a hablar con el jefe."

Mientras se alejaba, la tensión se apoderó de mí. La habitación era un torbellino de pensamientos caóticos. No entendía nada de lo que estaba sucediendo. Alex había estado en mi vida como una figura distante, un hombre al que apenas conocía, y ahora me encontraba atrapada en un conflicto del que no tenía idea. Mi mente intentaba asimilar todo, pero la ansiedad empezaba a asomarse, amenazando con desbordarse.

Me pasé las manos por el cabello, tratando de calmarme, pero era inútil. La sensación de estar atrapada me abrumaba. Todo lo que quería era saber de Nico. ¿Estaba bien? ¿Por qué estaba en medio de esto? Las imágenes del ataque, del caos, volvían a mi mente como sombras inquietantes.

El miedo a una crisis de pánico se cernía sobre mí. Sentía que la habitación se encogía, como si las paredes se acercaran cada vez más. Intenté recordar cómo respirar, contar hasta diez, pero cada vez que cerraba los ojos, veía el arma y la tensión de Dante. Me sentía como si estuviera en un sueño del que no podía despertar.

Cuando miré a mi alrededor, la opulencia de la mansión me parecía ajena y distante. Los muebles elegantes, las obras de arte en las paredes, todo eso parecía un telón de fondo inalcanzable para una situación tan caótica. ¿Cómo había llegado aquí? ¿Por qué había tomado la decisión de enfrentar a Alex?

La incertidumbre me consumía. La valentía que había sentido al enfrentar a Alex parecía haberse desvanecido, dejándome vulnerable y expuesta. ¿Qué iba a hacer ahora? ¿Qué esperaba de mí este nuevo mundo en el que me había adentrado sin querer?

La ansiedad se intensificaba, y sentí que estaba a punto de perder el control. Sin pensar, metí la mano en mi bolso y busqué la pequeña pastilla que siempre llevaba conmigo. La medicación que había sido mi salvación en tantas ocasiones. La saqué, la llevé a mis labios y tragué con un sorbo de agua que había en una mesa cercana.

Poco a poco, la sensación de pánico comenzó a disiparse, como si la pastilla tejiera una red de calma a mi alrededor. Cerré los ojos por un momento, concentrándome en mi respiración. A pesar de la tensión en el ambiente, la sensación de alivio me permitía aferrarme a la realidad.

Cuando finalmente abrí los ojos, me di cuenta de que habían pasado al menos cuarenta minutos desde que había llegado. Miré el reloj de la pared, aturdida por la forma en que el tiempo parecía haberse estirado en esa habitación. La incertidumbre seguía ahí, pero al menos ya no era un caos descontrolado.

En ese instante, vi a los hombres de Alex salir de la oficina, sus expresiones serias y concentradas. La atmósfera se sentía cargada, y una sensación de inquietud me invadió de nuevo. Antes de que pudiera procesar lo que estaba sucediendo, Dante volvió a acercarse, agarrándome del brazo con la misma fuerza de antes.

"Vamos," dijo, guiándome hacia la oficina de Alex. A pesar de mi nerviosismo, una parte de mí sentía una extraña curiosidad. ¿Qué iba a decirme? ¿Qué respuestas me ofrecería sobre todo este caos?

SUSURROS DE LA NOCHE || Finalizada. 🤍Donde viven las historias. Descúbrelo ahora