CAPITULO 9

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Desde pequeño, Alex aprendió que la vida era un campo de batalla. Su infancia fue un constante desafío, marcada por la exigencia inquebrantable de su padre, un hombre que veía el mundo en términos de éxito y fracaso. "La debilidad es un lujo que no podemos permitirnos," le repetía con voz grave, mientras Alex absorbía cada palabra como un dogma.

A los diecisiete años, ya estaba inmerso en los negocios familiares, una sombra del legado que su padre había construido con sudor y, a menudo, con sangre. Las lecciones de su padre no solo eran sobre el comercio; eran sobre la desconfianza. "Nunca confíes en nadie, Alex. La gente es capaz de lo peor cuando hay dinero de por medio," le advertía, una lección que resonaba en su mente cada vez que se encontraba con alguien que parecía amigable.

La vida de Alex dio un giro inesperado la noche en que se enfrentó a su padre. En un acto de desesperación, tomó una decisión que cambiaría su vida para siempre. Tras el brutal asesinato de su madre, al enterarse de que Nico era hijo de otro hombre, Alex supo que debía proteger a su hermano a cualquier precio. "Nunca dejaré que te pase nada," se prometió, mientras el peso de su acción lo consumía.

Desde entonces, la muerte de sus padres se convirtió en un secreto que solo él cargaba. Aunque la verdad era un lastre, la percepción de sus enemigos sobre él como el asesino de su padre le favorecía, brindándole una ventaja en un mundo donde la desconfianza reinaba. "No se atreverán a cruzarme," pensaba, moviéndose con precaución entre las sombras de su nuevo mundo.

Sin embargo, su verdadero objetivo iba más allá de la supervivencia; Alex soñaba con controlar todo el tráfico de drogas en la ciudad. La ambición lo consumía, y no se detendría hasta conseguirlo. "El poder es todo lo que importa," se decía, planificando cada movimiento con una mente fría y calculadora. Con cada trato que cerraba y cada rival que eliminaba, se acercaba más a su meta, convirtiendo su deseo en una obsesión.

El amor, para él, era un concepto ajeno y peligroso. Solo había amado a una mujer en su vida, y esa experiencia terminó en ruina y traición. Desde entonces, había aprendido que abrir su corazón era un riesgo que no estaba dispuesto a correr. "El amor solo trae problemas," se decía, convencido de que las emociones lo debilitarían y pondrían en peligro a Nico.

En lugar de buscar conexiones profundas, Alex optaba por relaciones efímeras y sin ataduras. Disfrutaba de su sexualidad de manera libre, sin la carga de expectativas o promesas. "No necesito complicaciones," pensaba, mientras se sumergía en noches de pasión sin compromiso. Para él, esas aventuras eran una forma de escapar de su dura realidad, aunque sabía que nunca podría llenar el vacío que dejaba su falta de afecto genuino.

A el le daban igual esas cosas.

La responsabilidad de cuidar a Nico se volvió su único propósito. "Tienes que ser fuerte por él," se decía, recordando las noches en que se despertaba en soledad, sintiendo el peso del mundo sobre sus hombros. Su vida giraba en torno a esa misión, dejando atrás cualquier atisbo de emociones que pudieran debilitarlo.

A medida que ascendía en el oscuro mundo del narcotráfico, cada victoria reforzaba su determinación. Alex se volvió un maestro en la manipulación y el control, dispuesto a todo para consolidar su dominio. "Este es mi territorio, y no permitiré que nadie me lo arrebate," pensaba con resolución, mientras las sombras de su pasado lo acompañaban en su camino hacia el poder.

SUSURROS DE LA NOCHE || Finalizada. 🤍Donde viven las historias. Descúbrelo ahora