CAPITULO 44

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JULIA

Cuando Alex se acercó por detrás de mí para alcanzar la botella de whisky, un cosquilleo me recorrió desde la nuca hasta la base de la columna. Su proximidad me dejó sin aire. Sentí el calor de su cuerpo, la firmeza de su pecho contra mi espalda, y mi piel se erizó instantáneamente. Era como si todo mi ser respondiera a él, a su presencia, a ese contacto tan cercano que me hacía perder el sentido del lugar.

Mis manos temblaban ligeramente mientras me servía el whisky. Me giré y lo vi regresar al sofá, sus ojos fijos en mí, y no pude evitar sentir cómo la tensión seguía creciendo. No sabía lo que esperaba de todo esto, pero el deseo de acercarme a él era algo que no podía ignorar. Caminé de regreso al sofá y me senté a su lado, sintiendo la intensidad de su mirada sobre mí. El silencio volvió a llenarnos, pero esta vez no era incómodo; era acogedor, casi íntimo.

Tomé un sorbo del whisky y me permití sentir cómo el líquido quemaba un poco al pasar por mi garganta. Sentía que necesitaba ese empujón para enfrentar lo que quería saber, para poner en palabras todas las preguntas que me rondaban la cabeza.

—Hoy ha sido... —dije, mi voz rompiendo el silencio—. Hoy ha sido un día lleno de sorpresas.

Alex asintió, su mirada oscura sin apartarse de mí. Había algo en sus ojos que me hacía sentir que veía más allá de lo que estaba mostrando, como si pudiera leer mis pensamientos.

—Sí, ha sido un día complicado —respondió con un tono neutral, pero sabía que había algo más detrás de esas palabras.

Me armé de valor, respiré profundamente y lo miré fijamente, buscando alguna señal en su expresión que me animara a seguir. Necesitaba entender más sobre él, sobre el mundo al que pertenecía. Lo que había visto hoy, los golpes en su cara, las marcas, todo lo que había insinuado... eran parte de una vida que yo no conocía, una vida peligrosa, y eso me asustaba y me intrigaba a la vez.

—¿Qué pasó exactamente? —pregunté finalmente—. Quiero decir... esos golpes, y la forma en la que hablas de todo esto... —Mis palabras salieron con cierta torpeza, pero no podía evitar la curiosidad—. ¿Cuál es tu mundo, Alex?

Por un momento, vi cómo su expresión se endurecía, sus ojos se entrecerraban ligeramente, como si estuviera sopesando si debía o no responder. La tensión que había en el aire se volvió más densa, cargada de preguntas y de respuestas que aún no se habían dado.

Alex se inclinó hacia atrás, sus dedos jugueteando con el borde del vaso de whisky. Me observó en silencio durante unos segundos antes de responder.

—No es un mundo fácil de entender, Julia —dijo, su voz profunda, como si lo que estaba a punto de decir cargara más peso del que parecía.

Esperé, dejando que él continuara a su ritmo. Había algo en la forma en la que me miraba que me hizo sentir que esto no era fácil para él, que había barreras que estaba a punto de derribar para dejarme entrar, al menos un poco.

—He hecho cosas que no son... bonitas —continuó—. Cosas que no tienen nada que ver con la vida que deberías llevar. Mi mundo es peligroso, Julia. Lo que pasó hoy es solo una pequeña parte de lo que sucede. Hay personas que quieren acabar conmigo, que quieren acabar con todo lo que he construido.

Sus palabras hicieron que algo en mi interior se retorciera. Sabía que Alex era un hombre complicado, sabía que había peligros, pero escucharlo así, tan directamente, me hacía sentir el peso real de su vida. Y aun así, no me aparté. No podía apartarme.

—¿Por qué lo haces? —pregunté, intentando entenderlo, intentando entender por qué alguien como él se metía en algo así—. ¿Por qué vivir de esa manera?

SUSURROS DE LA NOCHE || Finalizada. 🤍Donde viven las historias. Descúbrelo ahora