CAPITULO 13

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ALEX

Observé a Julia alejarse, sus pasos tambaleándose mientras salía de la oficina. Su rostro, marcado por la confusión y la desesperación, se quedó grabado en mi mente. Una parte de mí sintió pena por ella, pero sabía que no podía dejarme llevar por eso. La situación era complicada, y mis responsabilidades eran claras.

Era un momento de debilidad que no podía permitirme. La prioridad en mi vida ahora era Nico. El plan estaba trazado: debía asegurar su viaje a Italia y protegerlo a toda costa. La banda de los Delgado, liderada por Iván, era un peligro constante. Ellos sabían que Nico era mi único talón de Aquiles, y no dudarían en aprovechar cualquier oportunidad para atacarnos.

Mientras miraba la puerta cerrarse detrás de Julia, volví mi atención a los asuntos que realmente importaban. Tenía que organizar la salida de mi hermano. Una vez que estuviera a salvo en Italia, podría centrarme en eliminar la amenaza de Iván de una vez por todas.

La idea de acabar con la banda me llenaba de determinación. No iba a permitir que nadie interfiriera en mi vida ni en la de Nico. Cada decisión que tomara, cada movimiento que hiciera, sería por su bienestar. Una vez que la situación se estabilizara, podría traer de vuelta a Nico y reconstruir lo que habíamos perdido.

Cerré los ojos por un momento, respirando profundamente para calmar el torbellino de pensamientos. Julia había sido solo una distracción, un pequeño destello de normalidad en un mundo que se había vuelto oscuro. Ahora, sin embargo, el juego cambiaba. Ya no podía permitir que las emociones entorpecieran mis decisiones.

Me senté en la silla y tomé mi teléfono, decidido a hacer las llamadas necesarias. La vida de Nico dependía de mí, y no podía permitirme fallar. La protección de mi hermano era la única cosa que realmente importaba, y estaba dispuesto a hacer lo que fuera necesario para mantenerlo a salvo.

Después de un par de llamadas, todo estaba cerrado. Contacté a mi contacto en Roma para coordinar el viaje de Nico. "Necesito un lugar seguro para él, algo discreto," le dije. "Asegúrate de que no haya rastro de él. Sale hoy a las 6 de la tarde." Su voz era firme, asegurándome que todo estaría listo.

Luego llamé a un par de mis hombres para asegurarme de que la ruta hacia el aeropuerto estuviera despejada y segura. "No quiero sorpresas. Revisa cada rincón. Esta vez no podemos fallar," les ordené antes de colgar.

Salí de la oficina y me dirigí hacia donde mis hombres estaban organizándose. Dante, mi mano derecha, estaba allí supervisando los movimientos de los hombres que revisaban la casa y arreglaban el destrozo del ataque. "Necesitamos aumentar la seguridad en los alrededores. No podemos permitir que nos ataquen de nuevo," le dije, mientras él asentía con seriedad.

Después de darle varias órdenes sobre la vigilancia y los refuerzos, me dirigí hacia la sala de seguridad. Al abrir la puerta, traté de disimular la preocupación, el enfado y el cansancio que me consumían.

Nico estaba allí, acurrucado con Rosa. Sus ojos estaban hinchados de llorar, llenos de confusión y miedo. La imagen de mi hermano en ese estado me desgarró. Sabía que no entendía nada de lo que estaba sucediendo, y eso me partía el alma.

"Hey, Nico," dije, intentando sonar tranquilo. "Todo va a estar bien. Estoy aquí."

Rosa lo acariciaba suavemente, intentando calmarlo. Pero al mirarlo, vi la angustia en su rostro. Era mi responsabilidad protegerlo, y estaba decidido a hacerlo, cueste lo que cueste.

Nico levantó la mirada, sus ojos aún llenos de lágrimas. "¿Y Julia? ¿Dónde está?" Su voz era un susurro, cargada de preocupación. Sabía que le tenía mucho aprecio, y eso solo complicaba las cosas.

"Está bien, Nico," le dije, intentando que sonara convincente. "Pero ahora las cosas van a cambiar. Confía en mí." No podía entrar en detalles, no quería asustarlo más de lo que ya estaba.

Lo levanté en mis brazos, sintiendo su pequeño cuerpo temblar contra el mío. Nico se acurrucó, buscando consuelo en la seguridad de mis brazos, pero en mi interior, una punzada de dolor se instaló. Era mi deber protegerlo, pero ¿qué tipo de hermano estaba siendo al mandarlo tan lejos?

Mientras salía de la casa, sentí que el peso de la decisión caía sobre mis hombros. Sabía que era lo correcto, que estaba haciendo lo mejor para él, pero no podía evitar que el dolor me atravesara. La idea de que estuviera tan lejos, alejado de todo lo que conocía, me desgarraba. Sin embargo, lo que más me preocupaba era su seguridad en un mundo que se había vuelto cada vez más hostil.

"Todo va a estar bien," repetí, aunque no estaba seguro de si eso era verdad. Pero, por Nico, tenía que creerlo.

SUSURROS DE LA NOCHE || Finalizada. 🤍Donde viven las historias. Descúbrelo ahora