CAPITULO 23

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ALEX

No solía salir a discotecas, pero esa noche me apetecía. Quería celebrar el pacto con los japoneses con mis hombres, algunos de ellos los llegaba a  considerar mis  amigos. En la discoteca teníamos reservado un palco privado. Esto era nuestro territorio.

Aiko estaba en mi regazo mientras bebía whisky y hablaba con Dante sobre negocios. Tenía presente que ella era la hija de un cliente importante, así que debía mantenerme en mi mejor comportamiento. Aunque la conversación era sobre temas legales, no podía evitar disfrutar de la atmósfera vibrante y de la compañía. Ella no se podía enterar de nuestros secretos ilegales.

Tenía una energía que me atraía, y mientras la música retumbaba, me dejé llevar por el momento.

Mientras intentaba mantener una conversación con ella, me di cuenta de que, a pesar de su belleza, había algo en ella que no me atraía. Hablaba de cosas superficiales: sus últimas compras, el nuevo coche de su padre, sus vacaciones en lugares exóticos. Todo sonaba como un eco de una vida privilegiada que no me interesaba en absoluto.

Intenté hacer preguntas, seguir el hilo de la charla, pero cada respuesta suya me dejaba más desconectado. Era evidente que había crecido en un mundo donde los problemas eran ajenos y las preocupaciones, superficiales. La chispa que esperaba encontrar en alguien como ella se había desvanecido, y no podía evitar sentirme aburrido.

No buscaba algo especial en ella, o una relación de verdad, nada ni remotamente parecido. Pero era como si, a medida que su superficialidad se hacía más evidente, su aspecto se tornara menos atractivo.

Sin perder más tiempo, decidí presentar a Aiko a Vito, uno de mis hombres de confianza. Ella parecía entusiasmada con la idea, y no me costó desprenderme de su compañía.

—Aiko, este es Vito. Estoy seguro de que se llevarán bien —dije, sonriendo mientras la dejaba a su suerte.

Con un ligero suspiro de alivio, me dirigí hacia Lucas, quien estaba cerca, quería discutir algunos temas que no podían esperar.

—Lucas, necesitamos hablar sobre las últimas transacciones y la expansión en el sur —le dije, manteniendo un tono serio mientras me acercaba. Estaba ansioso por adentrarme en lo que realmente importaba y dejar atrás las charlas superficiales.

—¿Tenemos control total sobre el sur en las ventas de las calles? —pregunté, mirándolo fijamente mientras me apoyaba en la barandilla del palco. Quería asegurarme de que estábamos bien posicionados.

Lucas asintió, una sonrisa confiada en su rostro.

—Sí, Alex. Solo en esta discoteca tenemos a tres camellos nuestros. Están haciendo un buen trabajo atrayendo clientes. La competencia es feroz, pero estamos ganando terreno.

Me crucé de brazos, sintiendo cómo la tensión comenzaba a disiparse.

—Eso es lo que quería escuchar. Necesitamos aprovechar esto y consolidar nuestra posición.

Mientras hablábamos, mi mente divagaba entre estrategias y posibles movimientos. Sabía que el control en las calles era crucial

—Si me lo preguntas, Alex, hace un año esta discoteca era territorio de los Delgado —dijo Lucas, mirándome con seriedad—. Tenían el control total. Pero nosotros hemos sabido mover nuestras piezas.

Asentí, recordando cómo habíamos luchado por cada centímetro de terreno en la ciudad.

—¿Y cómo hemos logrado eso?

—Hemos reclutado a los chicos correctos y hemos hecho tratos que ellos no esperaban. La clave fue introducirnos en el mercado de la música y los eventos, aprovechando la popularidad de este lugar. Ahora, los Delgado están perdiendo poder, y nosotros estamos en la cima.

SUSURROS DE LA NOCHE || Finalizada. 🤍Donde viven las historias. Descúbrelo ahora