Kung Fu Panda: Omegaverse

Capítulo 2: La ruta del Guerrero Dragón

El silencio que siguió a la proclamación del Maestro Oogway era abrumador, como si la gravedad del momento pesara sobre Po, aplastándolo con su peso. Las miradas incrédulas de la multitud lo envolvían, creando un manto de incomprensión y desdén que le resultaba difícil soportar. Cada parpadeo, cada susurro, cada respiración resonaba como un eco en su mente. Era un Omega señalado como el Guerrero Dragón, un sueño que se sentía más como una cruel broma.

El Sr. Ping se acercó, su voz temblorosa. —Hijo, esto... es increíble. Pero ¿estás listo para esto? No tienes entrenamiento ni experiencia en combate.

—¡Lo sé, papá! — exclamó Po, frustrado. — Pero... ¿y si realmente soy el Guerrero Dragón? ¿Y si es mi oportunidad de demostrar que puedo ser algo más?

La multitud murmuraba, algunos aplaudían, otros se reían a hurtadillas y muchos mostraban sus dudas. Po sintió cómo su corazón se aceleraba y un sudor frío recorría su frente.

—Todo el mundo está mirándome — pensó, tratando de calmarse. —Tal vez pueda hacer esto... quizás solo necesito creer.

Con ese pensamiento, Po se armó de valor. "Voy a demostrarles que soy digno," se prometió a sí mismo, aunque en su interior, la voz de la inseguridad resonaba: "¿Cómo puedes hacerlo, Po? Eres un Omega, un panda torpe."

— Po — llamó el Maestro Oogway, rompiendo sus pensamientos. — Tú serás entrenado por Shifu a partir de mañana. El camino no será fácil, pero necesitarás confiar en ti mismo.

— ¿Entrenado por Shifu? — pensó Po, sintiéndose aún más nervioso. Shifu era conocido por ser exigente y estricto, y Po dudaba de su capacidad para cumplir con sus expectativas.

Shifu solo pudo mirar a Po con seriedad.

El panda asintió lentamente, sintiendo una mezcla de emoción y miedo. —Está bien. Haré lo que sea necesario — respondió con voz temblorosa.

La multitud, que había estado observando con inquietud, comenzó a dispersarse lentamente, murmurando entre ellos. Po no podía ignorar el tono de incredulidad en sus voces, aun así, solo podía echarse ánimos de que tal vez, solo tal vez, él podría ser un verdadero Guerrero Dragón sin importar su segundo género.

Mientras se alejaba del centro del Palacio de Jade, Po se encontró rodeado por los Cinco Furiosos.

— Así que tú eres el Guerrero Dragón — dijo Tigresa, cruzando los brazos con un tono sarcástico y mirada sombría.

— Si alguna vez necesitas ayuda, puedo enseñarte algunas cosas — ofreció Víbora, su tono amable contrastando con el de Tigresa.

— ¿Ayudarlo? ¿De verdad? — expresó Mantis, alzando una ceja. —No estoy seguro de que haya algo que se pueda hacer por él.

— Quizás deberíamos ver cómo entrena primero — sugirió Grulla, intentando mediar, pero sin creer del todo en sus propias palabras.

— Solo hay que darle la oportunidad — menciona Mono, lanzando una mirada a Po. —Tal vez sorprenda a todos. — Sonando eso ultimo como burla

Mientras las palabras de los Cinco Furiosos se desvanecían, Po se sintió abrumado. Tenía tanto que aprender y tantas expectativas que cumplir. Sin embargo, en su interior, una chispa de determinación comenzó a arder.

— Yo puedo hacer esto — pensó. — Puedo ser el Guerrero Dragón que todos esperan.

Con la ceremonia ahora detrás de él, el ambiente en el Palacio de Jade había cambiado. Todos sabían que la elección del Guerrero Dragón era algo sin precedentes, y Po era el elegido.