Capítulo 12: Doble jugada

3 2 0
                                    

En la guarida de los ladrones, Po gira con agilidad, enseñando a Zhen algunos movimientos con el báculo mientras Tigresa los observa desde un costado con los brazos cruzados.

Zhen, entusiasmada, sigue cada giro y vuelta usando una escoba, esforzándose por imitar a Po lo mejor que puede. Con cada movimiento, lo hace casi a la perfección, pero tras varios intentos fallidos, su expresión refleja decepción. Frunce el ceño y, finalmente, pregunta:

—Oye... ¿y el dragón dorado? Se suponía que debía aparecer, ¿no?

—Eso no va a pasar con una escoba —responde Po con una sonrisa amable.

Zhen levanta la barbilla con una expresión bromista.

—Bueno, creo que no lo hice nada mal.

Po, sin perder su toque amable, le lanza una mirada perspicaz.

—Por cierto, ¿cómo te sientes? —pregunta con tono sutil, evaluando su reacción.

La omega, captando la intención detrás de sus palabras, intenta fingir desinterés.

—Oh, ¿yo? Estoy bien, Po. Realmente, no me molesta... —responde, aunque su tono la traiciona.

Po ladea la cabeza, sin dejarse engañar.

—No tienes que hacer ese acto, Zhen. Es bastante obvio que sí te afecta —le dice suavemente.

Zhen, sintiéndose expuesta, frunce el ceño y adopta una actitud un poco más defensiva.

—¿Y qué si es así? No cambia nada.

Él suspira y, esta vez, le habla con más firmeza.

—Anoche te di un consejo. Ser honesta no solo puede cambiar lo que otros piensan de ti, sino también lo que tú piensas de ti misma. ¿Por qué no intentas ser honesta con Han? Un pequeño paso, como una disculpa, podría hacer una gran diferencia. Quizá hasta podrías mejorar la relación que tenías con él.

Mientras habla, Po hace un gesto sutil hacia el armadillo, quien está al otro lado de la guarida, bajando una especie de tubo largo que usa como binoculares.

Zhen mira en dirección a Han, y su expresión cambia. Las palabras de Po parecen haber tocado algo profundo, y ella queda pensativa, bajando la mirada por un instante.

En ese momento, Tai Lung se acerca al grupo. Tigresa, aprovechando la oportunidad, alza una ceja con una leve sonrisa y comenta:

—¿Ya se te pasó lo melancólico?

El leopardo solo rueda los ojos, pero no puede evitar esbozar una pequeña sonrisa.

Han, ahora con una expresión de satisfacción, se volvió hacia todos.

—No hay moros en la costa —anuncia con un fuerte grito — ¡Ladrones a las calles!

Los demás vitorean con emoción, llenos de adrenalina por la oportunidad de realizar sus actividades ilegales. Po se acerca al armadillo con una sonrisa.

—Muchas gracias por su amabilidad —dijo Po, su voz sincera y alegre.

Sin esperar un agradecimiento, Han, con desdén, responde:

—Sí, sí, solo largo de aquí.

Antes de que el grupo comenzara a retirarse, Po le dice al armadillo otra frase que no esperaba.

—Tal vez no lo parezca, pero Zhen aún te aprecia.

Han se queda desconcertado por la afirmación, mirando a Po con sorpresa antes de girarse y seguir a los demás. Al salir, el grupo de cuatro se encuentra ahora colándose en los alrededores de lo que parecía ser un gran palacio al borde de la montaña. Se ocultaron debajo de unos pilares, vigilando a los dragones de Komodo que patrullaban el lugar con báculos o espadas.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: 17 hours ago ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Kung Fu Panda: OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora