Al llegar al oscuro refugio subterráneo, Po observa la vasta extensión de la ciudad oculta con una mezcla de asombro y cautela. Las sombras de las antorchas dibujan figuras danzantes en los muros húmedos, y las calles están llenas de gente peculiar en sus actividades.
—Wow... ¿qué es este lugar? —pregunta Po, maravillado.
Zhen le sonríe, con un toque de orgullo en la mirada.
—Este, mi estimado Guerrero Dragón, es mi hogar. Y también el de los mejores ladrones y bandidos de todo Junípero.
Tai Lung rueda los ojos y suelta con sarcasmo:
—Genial. Justo lo que faltaba, más criminales.
Tigresa, escéptica, se inclina hacia Zhen.
—¿Estás segura de que aquí no nos encontrarán los guardias?
Zhen se encoge de hombros, despreocupada.
—Muy segura. Este lugar ha existido durante años, y nadie en la superficie lo conoce... a menos que seas parte de la familia. —Mientras habla, señala a los bandidos ocupados afilando cuchillos, contando montones de dinero robado o compartiendo historias de sus hazañas—. Así que tengan mucho cuidado —añade con una sonrisa divertida—, podrían robarles hasta los calzones sin que se den cuenta.
Po, sobresaltado, sujeta los bordes de sus pantalones mientras avanzan. Al pasar por un conjunto de barriles, no notan un par de ojos brillando desde el interior, acechándolos.
De repente, un grito resuena en la catacumba.
—¡Zhen!
Un armadillo sale disparado a través de un tubo, lanzándose hacia ellos en una bola que aterriza con agilidad justo frente al grupo. Al desenrollarse, la figura se acerca con entusiasmo a Zhen.
—¿De verdad eres tú? —dice el armadillo beta con una sonrisa amplia y amistosa.
—Han, mi viejo mentor. —Zhen le devuelve una sonrisa sincera—. ¡Cuánto tiempo!
La expresión de Han cambia, volviéndose oscura. Con una rápida señal, varios bandidos los rodean, apuntando todo tipo de armas hacia Zhen.
—Siempre supe que regresarías a la guarida, y cuando lo hicieras... —Han sonríe siniestramente, dejando sus palabras colgadas en el aire.
Po, esquivando las armas y apartando espadas, se inclina hacia Zhen con sarcasmo:
—Familia, ¿eh?
Zhen traga saliva, algo nerviosa.
—Algo así... como primos lejanos.
En medio del silencio tenso, Han reconoce al panda y, abriendo los ojos con sorpresa, exclama:
—Tú... ¡eres el Guerrero Dragón!
Todos los bandidos que los rodean sueltan un jadeo colectivo de asombro. Luego, Han gira la cabeza hacia Tigresa, y su sorpresa crece aún más.
—¡Y tú... la Maestra Tigresa!
El jadeo de la multitud resuena de nuevo, aún más fuerte.
Zhen, viendo cómo el pánico se extiende, esboza una sonrisa astuta. Con agilidad, se trepa en los hombros de Tai Lung y le levanta la capucha, ignorando sus gruñidos de protesta. El efecto es instantáneo: los bandidos retroceden con el terror reflejado en sus rostros.
Tal como sucedió en el bar, esta vez un lobo con varias cicatrices en el rostro grita con voz chillona de niña, provocando el caos en un abrir y cerrar de ojos. Los bandidos huyen en todas direcciones, abandonando sus armas y escondiéndose como si hubieran visto a un espectro. Incluso un par de simios betas, que están a punto de acercarse para robarle los pantalones a Po, se van corriendo como si fueran pollos sin cabeza.
ESTÁS LEYENDO
Kung Fu Panda: Omegaverse
Hayran Kurgu¿Cómo sería la trama de las películas de kfp pero en omegaverse? ¿Cómo sería el trato y cuánto cambiaría la historia si Po además de ser un panda también es un Omega? ¿Y como se desarrollará un romance entre él y la maestra tigresa, una alfa? He aqu...