Capítulo 11: La fuerza del guerrero improbable

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Tai Lung se quedó congelado por un segundo al ver al panda jadeando en la entrada del Palacio, incapaz de entender cómo este intruso había llegado hasta allí. El leopardo parpadeó en incredulidad mientras veía a Po respirar con dificultad, y escuchó cómo el panda murmuraba entre respiraciones:

—Ah, escaleras... odio las escaleras... — Intentando ponerse de pie, Po se inclinó hacia adelante para recuperar el aliento, completamente ajeno al peligro.

El leopardo soltó una carcajada burlona, sin soltar a Shifu de su agarre.

— ¿Quién eres tú? — preguntó, con un tono despectivo.

Po, todavía tratando de recomponerse, respondió entre jadeos.

— Amigo... yo soy... el Guerrero Dragón — Luego intentó adoptar una postura marcial, pero su cuerpo no se lo permitió, obligándolo a agacharse de nuevo, respirando con dificultad.

Tai Lung alzó una ceja y sonrió con desdén.

— ¿Un omega? — dijo con sorna, mientras arrojaba a Shifu al suelo como si fuera un simple muñeco. — Eres un omega — La burla resonaba en su voz. — ¿Qué vas a hacer, panzón? ¿Aplastarme?

Po, sin dejarse intimidar, aunque claramente nervioso, le respondió en un tono irónico.

— No me tientes — Con una sonrisa entre nerviosa y desafiante, Po sacó el rollo del Guerrero Dragón de su cinturón. — Voy a usar esto — dijo mientras lo mostraba. —¿Lo quieres? Pues ven por él.

Pero antes de que Po pudiera siquiera prepararse, Tai Lung se lanzó hacia él con una velocidad increíble, arrebatándole el rollo de un golpe que lo lanzó hacia atrás.

— ¡Por fin! — exclamó el leopardo con satisfacción, sosteniendo el rollo como si ya hubiera ganado la batalla.

Sin embargo, lo que Tai Lung no esperaba era que el golpe hiciera rebotar a Po contra uno de los pilares del palacio, y el panda regresó con igual fuerza, estrellándose contra él. Tai Lung soltó el rollo en el impacto y fue lanzado varios metros atrás, aturdido por la inesperada embestida.

Po, sorprendido por el resultado, recuperó el rollo y lo sostuvo en sus manos, con una expresión de asombro y nerviosismo. Tai Lung, enfurecido y aún más incrédulo, se puso de pie rápidamente. "¿Este omega acaba de golpearme?" pensó, su orgullo de alfa herido por la humillación.

Po, que apenas comprendía lo que acababa de suceder, soltó una risita nerviosa y emocionada.

— Je, je, eso... eso fue increíble — dijo, tratando de mantener la confianza mientras adoptaba una postura de kung-fu. Pero su valor desapareció en un instante cuando vio a Tai Lung, enfurecido, lanzándose hacia él a cuatro patas con la velocidad de un feroz cazador.

— ¡Oh no! — exclamó Po, y trató de salir corriendo, pero fue demasiado lento. Tai Lung lo impactó con fuerza, y ambos rodaron por las escaleras del palacio, peleando y forcejeando mientras intentaban agarrar el rollo.

La caída fue un espectáculo cómico. Po, siendo mucho más grande y pesado, aplastó repetidamente a Tai Lung en cada vuelta de las escaleras. El leopardo, frustrado y dolorido, intentaba apartarse del panda, pero el peso de Po era implacable. "¡¿Cómo es que este omega me está aplastando?!", gruñía Tai Lung con el rostro distorsionado por el dolor mientras trataba de liberarse. En uno de los impactos, Po cayó de espaldas sobre el leopardo, haciéndolo emitir un gemido ahogado.

Ambos rodaron hasta llegar al fondo de las escaleras y al Valle de la Paz, donde el rollo se había deslizado de sus manos. Tai Lung y Po se pusieron de pie rápidamente, intercambiando miradas llenas de desafío.

Kung Fu Panda: OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora