Capítulo 15: Pelea final

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Kai está al pie de la montaña, observando con frialdad su objetivo: la aldea que se erige en la cima. Su mirada es penetrante, calculadora. Sin dudar, toma sus espadas gemelas, las clava en la roca y empieza a escalar con agilidad sobrenatural, usando las cadenas para impulsarse de un punto a otro, destrozando árboles y piedras a su paso como si la naturaleza misma no fuera más que un obstáculo insignificante. El retumbar de su ascenso resuena en el lugar, y en cuestión de segundos, llega a la cima.

Aterriza lejos de la entrada de la aldea con un golpe seco, su peso quebrando el suelo bajo sus pies. Polvo y rocas vuelan por el impacto. Se incorpora, mostrando toda su imponente figura, una presencia oscura y temible. Pero lo primero que escucha no es un grito de miedo, sino algo que lo deja ligeramente desconcertado: un grito de emoción.

—¡Eso sí que es una entrada dramática! —exclama Po desde la entrada de la aldea, con los ojos brillando de admiración, como si estuviera viendo un espectáculo.

Kai gira su mirada fría y calculadora hacia él, y sus ojos brillan de verde mientras analiza al panda. Puede ver su chi, tan brillante y poderoso. Este no es un simple guerrero, no, hay algo especial en él. Po, al notar la intensa mirada de Kai, deja de lado su emoción, sintiéndose un poco incómodo. Impulsado por sus instintos omega, trata de cubrir su pecho y parte inferior con las manos.

—Debí ponerme la túnica hoy... —piensa para sí mismo.

Kai, percibiendo el vasto chi de Po, sonríe con malicia y exclama:

—Tú debes ser el Guerrero Dragón.

Po, recuperando su confianza, esboza una sonrisa y adopta una postura más segura.

—¡Y tú debes ser Kai! —responde con firmeza—. La bestia de la venganza, el fabricante de viudas.

Kai se detiene un momento, sorprendido, pero pronto su rostro se ilumina con una euforia casi incontrolable.

—¡Sí! ¡Por fin! ¡Gracias! —grita, lleno de júbilo, pero luego su tono cambia a uno burlón—. Casi me dan ganas de tener piedad de ti.

Po, con su habitual sentido del humor, responde:

—¿Ah, quieres tener piedad? ¿Por qué no me ahorras todo tu cacareo? —dice mientras hace gestos con las manos, imitando el movimiento de un pico de ave.

Kai frunce el ceño, claramente irritado, pero se mantiene firme.

—Voy a quitarte tu chi y después... —comienza, pero es interrumpido.

—¡Ahg, cacareo! Puro cacareo, cacareo, cacareo... —Po empieza a bailar, interrumpiendo cada palabra de Kai con su divertida imitación, moviéndose de un lado a otro de manera exagerada, lo cual hace que Kai pierda la paciencia.

—De esta... —Kai intenta continuar.

—¡Cacareo! —finaliza Po, riendo.

Kai, claramente enfurecido, murmura entre dientes mientras aprieta sus espadas:

—Maldito omega gordo... —Sus palabras están llenas de rabia contenida.

Con un movimiento brusco, saca las estatuillas de jade de su cinturón. Po, al verlo, se da cuenta de que su plan de hacer tiempo y enfurecer al alfa está funcionando.

—¡Perfecto! —piensa Po mientras empieza a retroceder lentamente hacia la aldea.

Kai, lleno de ira, comienza a lanzar las estatuillas de jade una por una hacia Po, usando sus espadas para impulsarlas con fuerza y precisión. El Guerrero Dragón apenas logra esquivar la primera, pero más y más jadelis caen frente a él, aterrizando con un retumbar pesado dentro de la aldea. Observa cómo las estatuillas caen una a una, revelando las figuras de sus amigos y maestros, todos convertidos en jade. Su corazón se encoge al verlos, pero incluso en esa situación, no puede evitar soltar un comentario.

Kung Fu Panda: OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora