Arco IV Capítulo 1: El regreso de los villanos

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Han pasado tres años desde que el Guerrero Dragón, Po, derrotó a Kai, y desde entonces, China disfruta de un período de paz. No ha habido enfrentamientos con grandes amenazas, y todo parece estar en calma... hasta que rumores comienzan a extenderse por diversas regiones del país. Se dice que enemigos caídos hace tiempo han sido vistos nuevamente.

En la zona oeste, un grupo de mineros, fuertes y acostumbrados a enfrentarse a bandidos, se prepara para defenderse ante otro intento de robo. Son alfas y betas, hombres curtidos en las duras labores de la mina; no es la primera vez que lidian con saqueadores. Sin embargo, tras una intensa lucha en la que logran derribar a la mayoría de los bandidos, algo cambia. Un rugido feroz resuena desde las sombras de la cueva.

—¿Qué fue eso? —pregunta uno de los mineros, con la respiración agitada.

—No lo sé... pero no suena como ningún bandido que haya conocido —responde otro, levantando su antorcha y mirando en dirección al sonido.

Todos clavan la vista en la oscuridad, donde dos orbes felinos destellan intensamente en la penumbra. A pesar de su experiencia y valentía, los mineros sienten un escalofrío recorrerles el cuerpo.

—Eso... eso no puede ser —susurra uno, retrocediendo lentamente.

Del fondo de la cueva emerge una figura conocida por los más veteranos, y un murmullo de terror se extiende entre el grupo.

—¡Es Tai Lung! —grita uno de los mineros, con la voz cargada de incredulidad.

El leopardo, que se suponía muerto, avanza lentamente; sus ojos destellantes y su presencia aterradora los congelan en su sitio. El eco de un nuevo rugido hace temblar la tierra bajo sus pies.

—¡Corran! —ordena el jefe de los mineros, y sin pensarlo dos veces, todos abandonan sus herramientas y huyen despavoridos, dejando atrás la mina y al grupo de bandidos.

La noticia del regreso de Tai Lung se esparce rápidamente por la región, llenando de temor a todos quienes la escuchan.

En el norte, otro extraño avistamiento ocurre. En una mina cercana a una aldea rica en minerales, los trabajadores de la noche están ocupados en su rutina diaria cuando algo inusual sucede. Uno de los mineros, exhausto, alza la vista al horizonte y casi deja caer su antorcha.

—¡Imposible! —exclama, con el rostro pálido.

Frente a él, sobre la colina, se alza la imponente figura de Lord Shen, el pavo real que había traído caos y destrucción años atrás. El simple hecho de verlo allí, entre las sombras, llena de pánico a los mineros, quienes pronto abandonan su trabajo y corren hacia la aldea cercana, gritando sobre lo que han visto.

El rumor del regreso de Shen se extiende rápidamente, causando pánico entre los aldeanos. Nadie sabe cómo es posible, pero muchos comienzan a creer que algo muy oscuro está ocurriendo en toda China.

En el sur, cerca de las montañas nevadas, se desarrolla una situación similar. En lo profundo de una cueva minera, la tranquilidad de la noche se rompe con el caos. Los mineros trabajan, cansados pero concentrados, cuando uno de ellos siente que algo lo observa desde la oscuridad. Al voltear, ve una sombra alta y poderosa acercándose.

—Ese es... ese es... —murmura, retrocediendo aterrorizado.

De las sombras emerge la figura de Kai, el guerrero inmortal que fue vencido hace no mucho tiempo. Su imponente presencia y el brillo verde de sus armas espirituales iluminan la cueva con un terror indescriptible.

—¡Kai ha regresado! —grita uno de los mineros, y pronto el pánico se apodera de todos.

Sin pensarlo dos veces, corren hacia la salida, dejando atrás sus herramientas y el trabajo a medio terminar. La noticia del regreso de Kai se esparce por toda la región sur como el fuego en un campo seco.

Kung Fu Panda: OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora