Kung Fu Panda: Omegaverse

Capítulo 4: Li Shan

Po, incapaz de creer lo que ve, da un paso adelante con la boca abierta.

—¡Es... es un panda! —dice con un tono de incredulidad, señalándolo con ambas manos como si los demás no pudieran ver lo obvio.

Los Cinco Furiosos comparten la sorpresa de Po. Tigresa entrecierra los ojos, evaluando al recién llegado con una mezcla de asombro y desconfianza. Incluso Shifu parece atónito por lo que está presenciando.

—¿Otro panda? —murmura Mantis—. ¡Pensé que Po era el último!

El panda desconocido asiente, bajando su sombrero y mirándolos con una expresión calmada.

—Mi nombre es Li Shan —dice el beta con voz firme—. Escuché rumores de un panda que se convirtió en el Guerrero Dragón.

Po da un brinco de emoción.

—¡Yo soy ese panda! —dice emocionado, dando una pequeña pirueta—. ¡Po, el Guerrero Dragón! ¡Y tú eres un panda! ¡Esto es increíble! ¡Dos pandas en el mismo lugar!

Li Shan sonríe levemente ante la energía de Po, pero rápidamente recupera la seriedad.

—Escuché de Kai a través de las historias de mi aldea. Es un antiguo guerrero que fue desterrado hace siglos, conocido por su habilidad para controlar el chi y obtener más poder arrebatando a quien se interponga en su camino.

Tigresa, que ha estado observando en silencio, habla con una voz fría pero inquisitiva.

—¿Cómo es que sobreviviste? Si los pandas fueron... —duda un segundo, mirando de reojo a Po, antes de continuar— ...perseguidos por Shen.

Li Shan suspira, recordando el dolor de su pasado.

—En ese entonces, muchos, incluyéndome a mí, conocían técnicas de defensa personal, por lo que varios decidimos quedarnos en la masacre a luchar mientras el resto escapaba. Mi gente se ocultó durante todos estos años, lejos del alcance de quienes buscaban destruirnos —dice mientras hace notar su gran mazo que ahora carga en su espalda como si no pesara.

Po, que ha estado escuchando atentamente, mira dicha arma, resultándole familiar; aun así, concentrado en la otra frase que mencionó el adulto, se acerca más a Li Shan, con una expresión de comprensión.

—Entonces... ¿hay más pandas como tú? ¿Como nosotros?

Li Shan asiente.

—Sí, toda una aldea en realidad. —Respira profundamente antes de continuar, su voz teñida de emoción—. También recibí un mensaje del universo que me trajo hasta este lugar. Y la razón es que estoy buscando a mi hijo.

El silencio cae sobre todos. Los maestros lo miran sorprendidos, pero no son los únicos; los aldeanos, que han estado escuchando la interacción desde hace un rato, también quedan boquiabiertos. Entre ellos está el señor Ping, quien, preocupado por su hijo después de la pelea, ha escuchado todo lo que Li Shan dice. Al oír esas últimas palabras, jadea, cubriéndose la boca con sus plumas.

Po, en medio de la confusión, frunce el ceño ingenuamente.

—¿Perdiste a tu hijo? —pregunta con genuina curiosidad.

Li Shan asiente, su expresión se torna melancólica.

—Sí, fue hace muchos años.

Po, conmovido, baja la mirada por un momento.

—Yo... yo perdí a mi padre también —dice en voz baja, pero en cuanto las palabras salen de su boca, algo parece encajar en su mente. Su mirada se fija en Li Shan, quien lo observa con los ojos llenos de ternura, la dulzura de un padre que reconoce a su hijo perdido. Po siente un nudo en la garganta, sus ojos comienzan a llenarse de lágrimas, y el pánico mezclado con incredulidad empieza a tomar el control de sus emociones.