Capítulo 6: Choque de convicciones

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Los maestros entran rápidamente a la prisión, acabando sin esfuerzo con los lobos que la vigilaban. Mono, desde un balcón, sonríe traviesamente y comenta:

—Ante cualquier señal de peligro, haré esto —lleva sus manos a la boca y emite un sonido— ¡Kaakaaa! ¡Kiiikii!

Po lo mira curioso.

—¿Así como lo hace Grulla? —pregunta.

—Exactamente —responde Mono, entusiasmado.

Grulla, quien ha escuchado la conversación, se acerca indignado.

—Disculpa, ¿cuándo en la vida he hecho un sonido así?

El resto baja a revisar la prisión y Po, emocionado, encuentra a los maestros Buey y Cocodrilo encerrados tras unas barras.

—¡El Maestro Cocodrilo y el Maestro Buey! —exclama Po, dando vueltas como un fan emocionado—. ¡Estamos salvando a leyendas del kung fu! No se preocupen, los liberaremos de aquí... solo tenemos que encontrar una llave—.

Tigresa lo interrumpe con un golpe que hace colapsar la puerta de metal.

—¡Genial, la encontraste! —dice Po satisfecho, dándole un golpe amistoso en el hombro antes de salir corriendo—. ¡Llegó tu fin, Shen! Wooohooo, woo?

Se detiene al notar los rostros desanimados de los maestros.

—¿Nos vamos o no? —pregunta—. ¿No quieren recuperar su ciudad?

Maestro Buey suspira y responde con seriedad:

—Por supuesto que sí, pero si enfrentamos a Shen, usará su arma contra la ciudad.

Tanto él como Croc cierran la puerta tras ellos. Po frunce el ceño, frustrado.

—¿Qué? ¿Protegen la ciudad de Gongmen y no protegen la ciudad de Gongmen? Si luchamos todos juntos...

El Maestro Buey lo interrumpe, golpeando la puerta con fuerza, haciendo que Po retroceda.

—Esa arma nos matará a todos —dice Buey.

Po no se rinde.

—¿Ah sí? Pues usaremos un ataque sorpresa.

Con entusiasmo, entra a la celda.

—Entraremos ahí...

Croc lo empuja hacia fuera y completa la frase:

—Ahí serán frenados.

Po rueda hasta los pies de Tigresa, quien lo ayuda a levantarse. Ambos observan cómo el Maestro Buey rompe unas barras del centro y las tira hacia los muros como una cerradura improvisada.

—Arma irrefrenable —añade Croc sombríamente.

Po, decidido, replica:

—¡Nada es irrefrenable, más que yo cuando los freno a ustedes por decirme que algo es irrefrenable!

Intenta sacar a los maestros de la celda usando la puerta como apoyo. Tigresa observa desde un costado con los brazos cruzados, anticipando que Po, con su tenacidad, logrará algo.

Y no se equivocó, Croc logra salir por completo de la celda y lo mira arqueando una ceja. El panda se vuelve hacia al otro maestro.

—¡Maestro Buey, lo sacaré de aquí!

—¡A ver si puedes! —grita Buey, lanzando a Po de un golpe contra la puerta, haciéndolo girar varias veces hasta que Tigresa lo vuelve a atrapar y lo posiciona de manera correcta.

Po, sorprendido, comenta:

—¿Vieron eso? Eso es ser bárbaro...¡Por favor! ¡¿Qué pasó con ser héroes?!

Kung Fu Panda: OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora