[FANFIC/AU] Prometo Hacer Las Cosas Bien: ACTO II (Jinx)

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Jaekyung y Dan, tras la sesión, volvieron a casa de Jaekyung...

Ahora, ambos estaban en los camastros junto a la piscina techada de la casa.

El calor suave del ambiente, cortesía del termostato que Jaekyung había ajustado les permitía estar cómodamente sin camisa y en traje de baño, relajados después de una buena sesión de natación.

Ambos disfrutaban de la comida que Dan había preparado: un plato sencillo pero sabroso que combinaba a la perfección con el cansancio y el hambre que sentían.

Jaekyung, después de probar otro bocado, miró a Dan con una expresión satisfecha y sorprendida.

— Esto está increíble — dijo con sinceridad — ¿Dónde aprendiste a cocinar así?

Dan, acostumbrado a recibir elogios de Jaekyung pero no siempre por algo tan cotidiano como la comida, sonrió.

— Trabajé un tiempo en un comedor público por un tiempo... Tenía que cubrir mis gastos y era lo único que se ajustaba a mis horarios de estudio y prácticas — dijo Dan, mientras le dio otro bocado a su propio plato antes de continuar — Ahí fue donde aprendí... No me considero un chef ni nada por el estilo, pero sí aprendí a hacer que las cosas sepan bien...

Jaekyung asintió, claramente impresionado.

— Definitivamente sabes lo que haces, Kim Dan... Las carnes te quedan... en su punto. Siempre jugosas.

Dan rió ligeramente, contento de que Jaekyung apreciara su esfuerzo.

— Gracias... Creo que es cuestión de práctica... Pero lo que no me pidas es hornear, siempre me equivoco con los tiempos de horneado y... A veces resulta un desastre para mí.

Jaekyung lo miró de reojo, divertido.

— ¿Y para los postres?

Dan negó con la cabeza, sonriendo.

— Ehh... No... No soy de comidas dulces, normalmente no cocino lo que no me gusta.

Jaekyung lo observó por un momento, disfrutando de la compañía y la conversación ligera.

— Bueno, con que sigas cocinando platos como este, no necesito postres... Esto es más que suficiente... Porque tú eres mi postre.

Inmediatamente las mejillas de Dan se pusieron rojas con ese comentario.

— ¡Jaekyung! — dijo Dan, nervioso.

— Eso no es mentira.

Ambos siguieron comiendo en silencio por un rato, disfrutando de la tranquilidad, el sonido del agua en la piscina y la calidez del ambiente.

Después de terminar la cena y recoger los platos, Dan y Jaekyung se ducharon, y se colocaron ropa para dormir. Ahora Jaekyung tenía frío, así que se puso un pijama completo, no solo sus pantalones de dormir negros de seda.

Dan, siempre atento a los pequeños detalles, se levantó para apagar la luz suave que iluminaba la piscina y cerró el ventanal que daba al exterior, asegurándose de que ninguna luz de la casa interrumpiera la vista. El silencio envolvía el espacio mientras el cielo nocturno comenzaba a desplegar su manto de estrellas sobre ellos.

Jaekyung, acostumbrado al brillo interminable de Seúl desde su penthouse, nunca había tenido la oportunidad de disfrutar del cielo nocturno en toda su magnitud.

Observaba las estrellas con una mezcla de asombro y tranquilidad, con la misma inocencia de un niño al ber una estrella.

Con el frío del exterior bloqueado y el ambiente cálido a su alrededor, todo se sentía perfecto. Sin decir nada, se giró hacia Dan, abrazándolo con una sensación de paz que rara vez experimentaba. Era un abrazo lleno de ternura, como si temiera romper el momento con cualquier palabra.