Las Llamadas del Pasado

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|Mackenzie| °Meses a tu lado°


La mañana siguiente llegó con un manto de nubes grises, como si el cielo compartiera mi ansiedad. Jack se había quedado a dormir en el sofá, y su presencia me daba una sensación de seguridad que había estado ausente en las últimas semanas. Aun así, la tensión que había surgido entre nosotros la noche anterior no se había disipado por completo. Sabía que necesitábamos abordar el tema de Alecc de manera definitiva.

Desperté temprano, intentando dejar de lado mis pensamientos sobre el pasado y concentrarme en el presente. Anthony todavía estaba dormido en su habitación, y el silencio en la casa era casi abrumador. Me preparé una taza de café, buscando en el ritual de la mañana un poco de normalidad. Pero mientras el aroma del café llenaba la cocina, mi mente estaba atrapada en el torbellino de emociones que Jack y yo habíamos compartido.

Cuando el café estuvo listo, decidí despertar a Jack. Caminé hacia el sofá y lo vi dormir, con el rostro sereno y una expresión de paz. No pude evitar sonreír; en esos momentos, Jack era exactamente lo que necesitaba en mi vida.

—Jack, despierta. —dije suavemente, tocando su brazo.

Él se removió un poco, abriendo los ojos lentamente. Cuando finalmente me vio, sonrió.

—¿Ya es de día? —preguntó, su voz rasposa por el sueño.

—Sí, y el café está listo. —respondí, sintiéndome aliviada por su reacción positiva.

Se incorporó, estirándose, y se puso de pie, moviéndose hacia la cocina con una energía renovada. Mientras servía su taza, podía ver que estaba pensando en lo que habíamos discutido la noche anterior.

—Mack, ¿estás lista para hablar sobre Alecc? —preguntó, apoyándose en la encimera con un semblante serio.

—Sí, lo estoy. —dije, tomando un sorbo de mi café y sintiendo la calidez recorrer mi cuerpo. —Pero primero, debemos asegurarnos de que Anthony esté bien.

Jack asintió, y juntos nos dirigimos a la habitación de Anthony. Abrí la puerta despacio, y vi a mi pequeño todavía dormido, envuelto en su manta favorita. La imagen de su rostro tranquilo me llenó de alegría, pero también de preocupación. Quería protegerlo de cualquier cosa que pudiera perturbar su mundo inocente.

—¿Crees que debería hablar con él sobre Alecc? —pregunté, mientras Jack observaba a Anthony.

—Quizás no sea el momento. —respondió Jack, su mirada fija en el niño. —Deberíamos darle tiempo para adaptarse a los cambios.

Estuve de acuerdo. Aún era pequeño, y ya había pasado por mucho. Decidí que el día sería para disfrutarlo con él.

Después de desayunar, llevé a Anthony al parque cercano. Jack decidió unirse, y la idea de tenerlo a mi lado me daba una sensación de calidez. Mientras jugábamos, el rayo de sol comenzaba a atravesar las nubes, iluminando la escena.

Anthony corría y reía, su felicidad era contagiosa. Jack y yo intercambiamos miradas, y en ese momento, sentí que estábamos formando un pequeño equipo. La manera en que Jack se agachó para jugar con Anthony, la forma en que lo abrazaba cuando caía, me hizo sentir que era el padre que mi hijo merecía. Pero, a medida que avanzaba la mañana, la sombra de Alecc seguía acechando en mi mente.

Mientras jugábamos, decidí que era hora de abordar el tema de una vez por todas.

—Jack, creo que deberíamos hablar más sobre Alecc. —dije, el tono serio interrumpiendo la alegría del momento.

Jack se volvió hacia mí, su rostro en alerta.

—¿Qué pasa? —preguntó, bajando la voz para no alarmar a Anthony.

—No sé cuándo, pero sé que va a aparecer. —mi voz era un susurro, pero el temor era palpable.

—Mack, no puedo protegerte de él si no sé cuándo va a aparecer. ¿Sabes algo más? —su tono estaba lleno de preocupación.

—Solo sé que tengo que estar lista para cuando eso suceda. No quiero que te sientas atrapado entre mí y Alecc. —respondí, sintiendo el peso de la verdad en mis palabras.

Jack me miró, y había una chispa de determinación en sus ojos.

—Mackenzie, no voy a irme. No importa lo que pase. Voy a estar aquí. Y si Alecc intenta algo, te prometo que lo enfrentaré. —su voz era firme, y sentí que su palabra era un pacto entre nosotros.

Agradecí su lealtad, pero las dudas seguían nublando mis pensamientos. Pasamos el resto de la mañana disfrutando del tiempo con Anthony, pero había una sombra en mi corazón que no podía ignorar.

Cuando regresamos a casa, algo dentro de mí se encendió. Necesitaba ser proactiva, hacer algo para prepararme para la inevitable confrontación con Alecc. Después de poner a Anthony a dormir la siesta, me senté con Jack en la sala.

—Necesitamos un plan. —dije, sintiendo que la ansiedad comenzaba a apoderarse de mí.

—¿Qué tienes en mente? —preguntó Jack, mirándome con atención.

—Tal vez deberíamos investigar más sobre Alecc. Saber dónde está y qué está haciendo. —sugerí, sintiéndome cada vez más decidida.

Jack asintió, y juntos comenzamos a buscar en línea. Investigamos su historia, buscando pistas de su paradero. La información que encontramos era escasa, pero descubrimos que había estado en problemas legales en el pasado, algo que ya había escuchado de manera vaga.

—¿Crees que eso lo cambiará? —preguntó Jack, mirando la pantalla con preocupación.

—No lo sé. Pero si está en problemas, podría estar desesperado. Eso podría hacerlo más peligroso. —respondí, sintiendo que un escalofrío recorría mi espalda.

Pasamos horas investigando y discutiendo. La tarde se desvaneció en la noche, y el cielo se volvió un lienzo de estrellas. Aunque la amenaza de Alecc era real, también sentí que nuestra unión se estaba fortaleciendo. Jack y yo estábamos en este viaje juntos, y eso me daba fuerza.

Finalmente, me senté en el sofá, exhausta pero satisfecha. Jack se sentó a mi lado, y por un momento, el silencio entre nosotros fue reconfortante.

—Mack, independientemente de lo que pase, quiero que sepas que estoy aquí por ti y por Anthony. —dijo, sus ojos buscando los míos.

—Lo sé, y eso significa más de lo que puedo expresar. —respondí, sintiendo que mis emociones estallaban en mi pecho.

Me acerqué a él, y nuestras manos se entrelazaron. En ese momento, el miedo a Alecc se desvaneció, aunque solo fuera por un instante. Jack era mi refugio, y sabía que, juntos, podríamos enfrentar cualquier tormenta que se avecinara.

Pero, mientras la noche avanzaba, sentí que una sombra oscura acechaba en las profundidades de mi mente. ¿Podría realmente Alecc ser una amenaza? Lo temía, pero también sabía que no podía dejar que el pasado dictara nuestro futuro.

En el fondo, entendía que esta batalla no sería solo física; sería emocional. Y mientras Jack me miraba con devoción, supe que la verdadera lucha sería por proteger nuestro nuevo hogar, nuestra familia.

Y así, entre sombras y verdades, me preparé para lo que vendría, sabiendo que no podía hacerlo sola. La batalla no solo sería contra Alecc, sino también contra mis propios temores. Y en ese momento, entendí que la única manera de avanzar era enfrentarlos juntos.

NUESTROS CAMINOS CRUZADOSWhere stories live. Discover now