|Mackenzie| °meses a tu lado°
La semana continuó sin grandes sobresaltos, pero había una emoción latente en el aire. La idea de que Valeria estuviera de vuelta en nuestras vidas, así como la posibilidad de una conexión más profunda con Jack, creaba un equilibrio entre lo nuevo y lo familiar. Era un reto, pero estaba lista para afrontarlo.
Era jueves por la tarde cuando decidí invitar a Valeria a cenar. Quería que pasáramos tiempo juntas, no solo como madre e hija, sino también como amigas que estaban redescubriendo su relación. Además, sentía que Jack debía estar presente, no solo por su apoyo, sino porque era importante para mí que Valeria conociera a la persona con la que estaba compartiendo mi vida.
Cuando le mencioné la cena a Jack, su rostro mostró un matiz de sorpresa.
—¿Quieres que esté ahí? —preguntó, ajustándose el collar de su camiseta como si eso pudiera ayudar a calmar su nerviosismo.
—Sí. Creo que sería bueno para todos. Valeria necesita ver que estoy bien y que tengo personas que me apoyan —respondí, sintiéndome un poco ansiosa pero decidida.
La cena se programó para el viernes. Mientras preparaba la comida esa tarde, la mezcla de emociones crecía en mí. Estaba emocionada por ver a Valeria, pero también preocupada por cómo se llevarían con Jack. La mesa estaba adornada con platos de pasta, ensalada y un postre de chocolate que había hecho de antemano. Todo debía estar perfecto.
Cuando llegó el momento, Valeria apareció puntual, con una sonrisa en su rostro que iluminó la habitación.
—¡Hola, Mack! —saludó, abrazándome con fuerza—. Huele delicioso aquí.
—Gracias, espero que te guste —respondí mientras la guiaba hacia la mesa donde Jack ya estaba esperando.
—Hola, Valeria —dijo Jack, levantándose para saludarla con un gesto amable.
—Hola, Jack. Gracias por invitarme —contestó Valeria, su tono era cordial pero con un ligero nerviosismo que se podía notar.
La cena comenzó con charlas amenas sobre nuestras semanas. Hablamos de la universidad, de los pequeños logros de Anthony y de las cosas cotidianas que a veces se pasaban por alto. Sin embargo, a medida que la conversación avanzaba, un aire de tensión se hizo presente. Valeria y Jack intercambiaron miradas, y podía sentir que había algo que ninguno de los dos se atrevía a decir.
Después de la cena, mientras servía el postre, Jack finalmente rompió el silencio.
—¿Cómo has estado, Valeria? —preguntó, mirándola con curiosidad genuina.
—Ha sido un cambio enorme para mí, volver y tratar de establecer una nueva rutina —respondió Valeria, jugando con su tenedor—. Pero estoy feliz de estar aquí con Mack y Anthony. Aún tengo mucho que aprender.
Jack asintió, y en su mirada vi la comprensión. Se notaba que ambos estaban tratando de descubrir cómo encajar en esta nueva dinámica.
Después de comer, decidimos trasladarnos a la sala para continuar la conversación en un ambiente más relajado. Nos acomodamos en el sofá, y mientras hablábamos, Jack se mostró cada vez más interesado en las historias de Valeria sobre su tiempo fuera.
—Me encantaría saber más sobre lo que has estado haciendo. Esos años deben haber sido fascinantes —dijo Jack, con un brillo en sus ojos.
—Ha sido una montaña rusa —admitió Valeria, sonriendo—. He aprendido mucho sobre mí misma y sobre lo que significa ser madre. A veces, el tiempo fuera te da una nueva perspectiva.
Esa noche, Valeria y Jack parecían acercarse, y aunque aún había cierta tensión, había un reconocimiento mutuo que empezaba a florecer. Observándolos, me di cuenta de que, aunque mi relación con Valeria había tenido sus altibajos, ambos estaban dispuestos a hacer un esfuerzo.
Después de un rato, me levanté para preparar un poco de té. Mientras lo hacía, escuché a Jack y Valeria hablando en un tono más bajo. Cuando regresé, noté que Jack tenía una expresión seria en su rostro.
—¿Todo bien? —pregunté, dejando las tazas en la mesa.
—Sí, solo estábamos hablando sobre el pasado —dijo Jack, su voz cargada de un tono reflexivo.
—¿El pasado? ¿Qué pasado? —inquirí, sintiendo que quizás había más de lo que ellos estaban compartiendo.
Valeria me miró y sonrió, como si supiera que debía decir algo.
—Te lo contaré, Mack. Es importante para mí que sepas. A veces las cosas no son lo que parecen.
Jack la miró, y pude ver que había una conexión entre ellos que iba más allá de la simple cordialidad. Era como si ambos estuvieran compartiendo un momento importante, uno que yo aún no entendía completamente.
—Cuando fui a la universidad, tuve una relación que me enseñó mucho sobre el amor y la vida. Pero también me dejó heridas —confesó Valeria, su tono se tornó más serio—. La vida no siempre fue fácil, y me perdí en el camino.
La historia se desarrolló lentamente, y a medida que Valeria hablaba, podía sentir cómo Jack se conectaba con sus palabras. Había algo en sus experiencias que resonaba con él, y aunque su historia era diferente, había similitudes en las luchas que ambos habían enfrentado.
La noche avanzaba, y la conexión entre ellos parecía fortalecerse. A medida que hablaban, sentí que era un momento decisivo, uno que podía cambiar el rumbo de nuestras vidas. Era como si ambos estuvieran reconociendo sus propios demonios y apoyándose mutuamente.
Finalmente, cuando la conversación se desvió hacia el futuro, Jack miró a Valeria con sinceridad.
—Lo importante es que has vuelto y estás aquí ahora. Esa es una gran victoria —dijo, y su tono era cálido, lleno de empatía.
Valeria sonrió, y por un momento, se sintió como si todas las tensiones entre nosotros se disolvieran. Era un nuevo comienzo, un camino hacia la sanación y el entendimiento.
Después de esa noche, las cosas comenzaron a cambiar. La relación entre Valeria y Jack se volvió más cómoda. Pasamos más tiempo juntos, creando recuerdos y fortaleciéndonos como familia. La risa y la alegría llenaban la casa, y por primera vez en mucho tiempo, sentí que todo estaba bien.
Sin embargo, en el fondo de mi mente, seguía habiendo una sensación de inquietud. No podía evitar pensar en el pasado y en cómo nuestras decisiones podrían volver a marcar la pauta de nuestras vidas. Pero en ese momento, elegí aferrarme a la esperanza y al amor que habíamos construido.
A medida que los días avanzaban, las palabras de Valeria seguían resonando en mí. "A veces, el tiempo fuera te da una nueva perspectiva". Era un recordatorio de que, aunque el pasado puede ser doloroso, también es una parte fundamental de lo que somos. Y ahora, estábamos juntos, listos para enfrentar lo que viniera, apoyándonos mutuamente y creando un futuro lleno de amor.
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NUESTROS CAMINOS CRUZADOS
Fiksi Remaja¿Quién dijo que después de la tormenta sale el sol cuando puede haber un rayo? Leer es una gran palabra, para mi leer es... transportarme. Al leer la primera pagina ya estoy en otra realidad, donde tengo una vida. Dejo de ser la antagonista de la m...