|Mackenzie| °meses a tu lado°
Era sábado por la mañana y Anthony se había ido temprano con sus abuelos, lo que dejaba la casa sorprendentemente silenciosa. Jack y yo nos habíamos despertado más tarde de lo usual, disfrutando de la rara sensación de calma. Decidimos que, sin la necesidad de preocuparnos por nada ni nadie más, pasaríamos el día juntos, de verdad juntos.
—¿Te apetece salir a caminar? —me sugirió Jack, mientras me servía café en la cocina.
Lo miré y asentí. Había algo especial en la idea de simplemente caminar, de compartir el día sin otro propósito más que estar juntos.
Paseando por la ciudad...
Era una mañana fresca y despejada, y nos dirigimos hacia un parque que quedaba algo alejado. Nos detuvimos en una tienda de antigüedades en el camino, donde Jack me mostró su sección favorita de viejas cámaras fotográficas. Observaba cada una con una mezcla de nostalgia y admiración, y me contaba historias de las fotos que intentaba tomar de niño, con su primera cámara. No había mucha gente, así que disfrutamos del tiempo para mirar cada cosa y hablar sin interrupciones.
—Hay algo en la fotografía —me explicó— que atrapa no solo la imagen, sino el momento, los sentimientos, y hasta los secretos de ese instante.
—¿Secretos? —pregunté, intrigada.
—Sí, secretos. A veces, lo que no se ve en una foto es lo que realmente importa —dijo, mirándome de una manera intensa.
Me quedé mirándolo, sin poder apartar la vista de esos ojos que parecían leerme el alma. Quizás porque sabía que en su pasado había partes que aún no conocía, secretos y dolor que Jack aún no me había revelado por completo. Sin embargo, en ese momento, sentí que las palabras no eran necesarias.
Él era una mezcla de cicatrices y promesas, de presente y pasado, y me había abierto a su mundo de una manera que nunca pensé posible.
En el parque...
Finalmente llegamos al parque y nos acomodamos en un rincón algo apartado. Extendimos una manta sobre el césped, nos recostamos y miramos el cielo azul claro que se extendía sobre nosotros.
—¿Sabes algo? —dijo Jack de repente, rompiendo el silencio—. A veces pienso en lo mucho que me costó llegar aquí, a este momento. Nunca pensé que alguien como yo, con todas mis fallas, pudiera tener algo como esto, como tú.
Lo miré, sorprendida por su vulnerabilidad.
—Tú no eres tus errores, Jack. Lo que cuenta es cómo decidiste seguir adelante, cómo decidiste ser mejor.
Él sonrió, como si mis palabras le hubieran quitado un peso de encima. Nos quedamos en silencio por un tiempo, disfrutando de esa paz compartida, de ese refugio que habíamos creado juntos. No teníamos que decir nada, solo estar allí era suficiente.
Una confesión inesperada...
Luego, cuando el sol comenzaba a ocultarse, Jack me tomó de la mano y la acarició suavemente, mirándome con una expresión que mezclaba tristeza y ternura.
—Mack, quiero que sepas que... no puedo prometerte que el pasado no me perseguirá a veces. Hay días en que esos recuerdos vuelven, y me asusta que un día no sea suficiente para ti, que decidas alejarte.
Tomé su rostro entre mis manos, mirándolo fijamente.
—No voy a irme a ningún lado, Jack. No si tú estás aquí conmigo, dispuesto a enfrentar esos miedos. No tienes que cargar con todo solo. Estoy aquí, contigo, y eso no va a cambiar.
Él suspiró, y en ese momento, sentí cómo todas las inseguridades que habían rondado nuestra relación parecían disiparse un poco más.
Regreso a casa...
Al caer la noche, volvimos a casa. Preparé algo ligero para cenar mientras él me ayudaba a poner la mesa. No necesitábamos grandes palabras ni gestos, solo el simple hecho de compartir la rutina era suficiente. Nos habíamos encontrado el uno en el otro, y mientras arreglábamos los platos y nos sentábamos a cenar, supe que ese era nuestro verdadero refugio.
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NUESTROS CAMINOS CRUZADOS
Teen Fiction¿Quién dijo que después de la tormenta sale el sol cuando puede haber un rayo? Leer es una gran palabra, para mi leer es... transportarme. Al leer la primera pagina ya estoy en otra realidad, donde tengo una vida. Dejo de ser la antagonista de la m...