|Mackenzie| °meses a tu lado
La rutina de nuestras vidas parecía haber encontrado un ritmo armonioso después de la cena con Valeria. Las mañanas eran un torbellino de actividades: preparar el desayuno, llevar a Anthony al colegio y luego apresurarme para mis clases. Sin embargo, en medio de esa rutina, había una nueva sensación de optimismo en el aire. Jack y Valeria habían comenzado a forjar una conexión genuina, y eso me llenaba de esperanza.
Era un viernes soleado cuando Valeria y yo decidimos tener un día de chicas. Habíamos planeado ir de compras y pasar un rato en el parque. Mientras caminábamos por las calles animadas, disfrutando de las risas y las pequeñas conversaciones, sentía que estábamos fortaleciendo nuestra relación de una manera que nunca había imaginado.
—Es agradable estar aquí contigo, Mack. A veces siento que he estado fuera de mi vida por tanto tiempo —dijo Valeria mientras probábamos unas galletas en una cafetería.
—Lo sé, pero ahora estás aquí, y eso es lo que importa —respondí, sonriendo—. Estoy feliz de que estés dispuesta a abrirte a mí.
Valeria asintió, y sus ojos brillaron con gratitud. Había momentos en que las viejas heridas parecían cicatrizar, y otras veces, la tristeza del pasado aún acechaba. Pero cada pequeño paso que dábamos juntas me hacía sentir que estábamos en el camino correcto.
Después de unas horas de compras, decidimos relajarnos en el parque. Nos sentamos en una banca, disfrutando del calor del sol y observando a las familias que pasaban. En ese momento, Valeria pareció más tranquila, como si finalmente estuviera encontrando su lugar en el mundo nuevamente.
—¿Te gustaría que vinieras a la casa a cenar esta noche? —le pregunté. Jack estaría allí, y creo que sería una buena oportunidad para que ambos compartieran más.
—Sí, me encantaría. Tal vez pueda traer un postre —respondió, y su entusiasmo era contagioso.
Mientras hablábamos sobre la cena, no podía evitar sentirme emocionada por lo que significaba. No solo era una cena entre amigos; era un paso hacia la reconstrucción de nuestra familia.
Más tarde esa tarde, volví a casa con una sonrisa en el rostro. Jack estaba en la cocina, preparando la cena. La fragancia del ajo y las hierbas frescas llenaban el aire.
—¿Cómo fue tu día? —preguntó, mirándome con esa mezcla de curiosidad y afecto que siempre me hacía sentir especial.
—¡Fue genial! Valeria viene a cenar esta noche. Hicimos algunas compras y hablamos sobre cómo ha sido su vida últimamente —respondí mientras le ayudaba a mezclar los ingredientes.
—Eso suena bien. Estoy feliz de que se estén acercando más. Lo necesita —dijo Jack, y su tono era sincero.
La cena fue un éxito. Valeria llegó con un delicioso pastel de chocolate y la mesa estaba llena de risas y conversaciones animadas. La química entre Jack y Valeria se hacía más evidente, y aunque me llenaba de alegría ver cómo se llevaban, también había un pequeño rincón de mi corazón que se sentía celoso. Era un conflicto interno que no podía evitar.
Después de la cena, Jack sugirió que saliéramos al patio trasero. La noche estaba despejada y las estrellas brillaban intensamente en el cielo.
—¿Qué les parece un juego de cartas? —preguntó Jack, trayendo una baraja de cartas.
—¡Sí, me encanta jugar a las cartas! —exclamó Valeria, iluminando el ambiente con su entusiasmo.
Mientras jugábamos, el ambiente se tornó más relajado y las tensiones del pasado se desvanecieron. Las risas llenaban el aire, y por un momento, todo parecía perfecto. Sin embargo, en el fondo, sentía que había algo más en juego.
Fue en medio de una mano de cartas que Valeria hizo una pregunta que me tomó por sorpresa.
—Jack, ¿te gustaría ir a ver una exposición de arte el próximo fin de semana? —dijo, su mirada fija en él.
La pregunta flotó en el aire y, aunque intenté mantener la compostura, la idea de que Jack pasara más tiempo con Valeria me causó una punzada de ansiedad. Jack, sorprendido por la invitación, miró hacia mí y luego a Valeria.
—Claro, suena interesante. ¿Tú qué piensas, Mack? —dijo Jack, buscando mi aprobación.
A pesar de que quería apoyarlos, una parte de mí se sintió desestabilizada. Lo que había sido una noche de alegría y camaradería se tornó en un dilema interno. Tenía miedo de que Jack y Valeria desarrollaran una conexión más allá de lo que yo esperaba.
—Sí, claro, sería genial —respondí, tratando de mantener un tono positivo—. Las exposiciones de arte pueden ser muy inspiradoras.
Valeria sonrió y me dio una mirada que decía que apreciaba mi apoyo. Sin embargo, a medida que avanzaba la noche, la tensión seguía presente. Sabía que estaba lidiando con mis propios celos y miedos, y no sabía cómo gestionar esos sentimientos sin arruinar lo que había comenzado a florecer entre nosotros.
Cuando finalmente nos despedimos, observé a Jack y Valeria intercambiar miradas cómplices. Esa conexión entre ellos me hizo sentir más insegura, como si mi propio lugar en su vida estuviera amenazado. Esa noche, mientras me acostaba en la cama, no pude evitar preguntarme si había tomado la decisión correcta al permitir que Valeria volviera a formar parte de nuestras vidas.
En mi mente, los recuerdos del pasado de Valeria y los momentos difíciles que habíamos enfrentado juntas comenzaban a desvanecerse, pero ahora, con la llegada de esta nueva dinámica, temía que el pasado regresara para atormentarnos a todos nuevamente.
La incertidumbre me mantuvo despierta, dándole vueltas a la idea de que quizás mi amor por Jack y la nueva relación que estaba construyendo con Valeria podían coexistir, pero el miedo a perder algo valioso era cada vez más real. La vida a menudo te empuja hacia direcciones inesperadas, y aquí estaba, en medio de un torbellino emocional que apenas empezaba a entender.
Las noches pasaron, y el fin de semana se acercaba rápidamente. Mientras me preparaba para enfrentar lo que estaba por venir, sabía que tenía que aprender a confiar en la relación que había construido con Jack. A veces, el amor requiere un acto de fe, y quizás esta vez debía permitir que las cosas fluyeran sin intentar controlarlas.
El eco del pasado seguía resonando, pero tal vez, solo tal vez, había un camino hacia adelante donde todos pudiéramos encontrar nuestro lugar. Era un nuevo comienzo, uno lleno de posibilidades, y estaba dispuesta a abrazarlo con todo lo que tenía.
4o mini
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NUESTROS CAMINOS CRUZADOS
Teen Fiction¿Quién dijo que después de la tormenta sale el sol cuando puede haber un rayo? Leer es una gran palabra, para mi leer es... transportarme. Al leer la primera pagina ya estoy en otra realidad, donde tengo una vida. Dejo de ser la antagonista de la m...