|Mackenzie| °meses a tu lado°
Era un sábado tranquilo, el tipo de día en el que la luz del sol se filtraba suavemente a través de las cortinas de la sala, creando un ambiente acogedor. Anthony estaba en su habitación, sumergido en sus juguetes, mientras Jack y yo disfrutábamos de un café en la mesa de la cocina. Conversábamos sobre planes futuros, sueños y nuestras metas, disfrutando del momento de tranquilidad que tanto necesitábamos.
De repente, el timbre sonó, interrumpiendo nuestra charla. Miré a Jack, que se encogió de hombros y se levantó para abrir la puerta. Cuando lo hizo, su expresión cambió instantáneamente.
—Mack, hay alguien aquí —dijo con una mezcla de sorpresa y confusión en su voz.
Me levanté rápidamente, preocupada por lo que podría estar pasando. Al acercarme a la puerta, vi a una mujer de pie en el umbral, su cabello largo y oscuro, con una mirada intensa que me resultaba familiar.
—¿Puedo ayudarte? —pregunté, sintiendo una punzada de inquietud en el estómago.
La mujer sonrió débilmente y, a través de su nerviosismo, pude escuchar una voz que me resultaba familiar.
—Hola, soy Valeria.
El nombre resonó en mi mente como un eco distante, y mi corazón se detuvo por un momento. Valeria, mi mejor amiga de la infancia, la que había desaparecido sin dejar rastro años atrás. La incredulidad me llenó mientras Jack me miraba con una mezcla de curiosidad y preocupación.
—¿Eres tú? —pregunté, incapaz de creer que estuviera frente a mí.
Valeria asintió, y el silencio entre nosotros se llenó de recuerdos. Todos esos días de risas, secretos compartidos y sueños. La ausencia había dejado un vacío, y verla de pie ahí, tan real, hizo que todos esos sentimientos reprimidos afloraran de inmediato.
—He estado buscando respuestas y, después de tanto tiempo, finalmente me atreví a regresar —dijo, su voz temblando ligeramente.
Jack, aún en la puerta, observaba la situación con atención. No sabía si acercarse o mantenerse al margen, así que decidió quedarse en la entrada, protegiéndome con su presencia.
—No sabía si volvería a verte. Todos estos años... no sabía si estaba viva o muerta —respondí, sintiendo cómo las emociones se agolpaban en mi pecho.
—Lo sé, y lamento haberte dejado así. Hubo circunstancias que me obligaron a irme. Nunca dejé de pensar en ti, en lo que habíamos compartido —contestó Valeria, sus ojos llenos de lágrimas.
Jack finalmente se acercó un poco más, mostrando su apoyo silencioso.
—¿Por qué no entras? —le sugerí, abriendo más la puerta y dándole la bienvenida a mi hogar.
Ella dudó un momento, pero luego dio un paso adelante. La atmósfera se volvió tensa y llena de expectación. Nos sentamos en la sala, y Jack se unió a nosotros, sosteniendo mi mano, dando el apoyo que tanto necesitaba.
—Necesito explicarte todo —comenzó Valeria, mirando a Jack y luego a mí—. No fue una decisión fácil irme, pero era lo mejor para todos en ese momento.
Mientras Valeria contaba su historia, supe que había estado atrapada en una situación complicada, luchando por su propia libertad y supervivencia. Habló de decisiones difíciles, de sacrificios y de la lucha por encontrar su lugar en el mundo.
La conversación fluyó, y aunque las palabras que compartía eran difíciles de oír, había algo reconfortante en volver a conectarme con una parte de mi pasado. Valeria había cambiado, pero su esencia seguía intacta.
—Siento haber desaparecido y que te quedaste sin respuestas —dijo, mirándome con sinceridad—. No sabía cómo volver, pero ahora que estoy aquí, quiero ser parte de tu vida nuevamente.
Jack se quedó en silencio, observando la dinámica entre nosotras. A medida que Valeria se abría, mi corazón se llenaba de una mezcla de emociones. La traición, la lealtad, el amor y la pérdida.
—Me gustaría que Anthony conociera a su tía Valeria —dije, sintiendo que debía hacer las paces con el pasado y permitir que la historia continuara.
Valeria sonrió, y en su rostro vi la misma luz que recordaba de nuestra infancia. Cuando le conté a Jack sobre mi idea, su mirada se suavizó. A pesar de la confusión que sentía, quería que mi vida se llenara de la esperanza y el amor que había aprendido a valorar.
—No te preocupes, estoy aquí. Quiero ser parte de su vida, pero también entiendo que debo ganármelo —dijo Valeria con determinación.
Después de un rato, decidí que era el momento de llamar a Anthony. Él salió de su habitación, y al verme con una sonrisa en el rostro, sentí que todo encajaba.
—¿Quién es? —preguntó, mirándonos con curiosidad.
—Anthony, este es tu tía Valeria, una amiga de mamá. —Mi voz tembló un poco al presentarlos, pero la calidez de la reunión me llenó de esperanza.
Valeria se agachó a su altura, extendiendo la mano con ternura. Anthony la miró con la curiosidad de un niño, su inocencia brillando en sus ojos.
—Hola, Anthony. He oído mucho sobre ti. —El corazón de Valeria se derretía al ver la sonrisa en su rostro.
A medida que las horas pasaban, las risas y las historias de infancia llenaron la sala. Era como si el tiempo no hubiera pasado, como si todos esos años de separación se hubieran evaporado en el aire. Valeria estaba de vuelta, y aunque la vida era diferente, había una sensación de cierre y nueva esperanza en el aire.
Mientras la tarde se desvanecía en la noche, miré a Jack y Anthony, sintiendo que había tomado la decisión correcta. Con cada palabra compartida, las viejas heridas comenzaban a sanar y el amor en nuestra pequeña familia se fortalecía, creando un nuevo capítulo que apenas comenzaba.
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NUESTROS CAMINOS CRUZADOS
Teen Fiction¿Quién dijo que después de la tormenta sale el sol cuando puede haber un rayo? Leer es una gran palabra, para mi leer es... transportarme. Al leer la primera pagina ya estoy en otra realidad, donde tengo una vida. Dejo de ser la antagonista de la m...