Nuevas Sombras

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|Mackenzie| °meses a tu lado°

El amanecer trajo consigo un aire fresco y renovador. El sol se filtraba a través de las cortinas, iluminando la habitación donde Anthony dormía plácidamente. Yo, sin embargo, no podía dejar de pensar en las complicaciones que podrían surgir con la presencia de Alecc. Aunque había disfrutado del picnic y de los momentos compartidos, la realidad de la situación seguía pesando en mi mente.

Mientras preparaba el desayuno, mi teléfono sonó. Era un mensaje de Jack: "¿Te gustaría que pasara por ti más tarde? Tengo una sorpresa." Mi corazón se aceleró. La idea de pasar tiempo con él siempre me emocionaba, pero el pensamiento de Alecc y su potencial interferencia me hizo sentir ansiosa.

—¡Mamá! —gritó Anthony, despertando de su sueño—. ¡Tengo hambre!

—¡Ya voy, pequeño! —respondí, intentando poner mis pensamientos en orden mientras le servía el desayuno. Su entusiasmo era contagioso, y pronto me vi sonriendo mientras él devoraba sus panqueques.

Después de desayunar, decidí que era hora de enfrentar mis miedos. Necesitaba hablar con Jack sobre Alecc y lo que significaba su regreso a nuestras vidas. Aunque sabía que Jack era solidario, no podía evitar sentirme culpable por ponerle más presión.

Mientras tanto, el día pasó con normalidad. Jack llegó por la tarde, una sonrisa radiante en su rostro.

—¡Hola, hermosa! —dijo, abrazándome con fuerza—. ¿Listos para la sorpresa?

Anthony salió corriendo de su habitación, emocionado.

—¿Qué sorpresa? —preguntó con los ojos muy abiertos.

—Voy a llevarnos a una feria de verano. Tiene juegos, comida y todo lo que te gusta. —anunció Jack, mirando a Anthony con ternura.

Anthony gritó de alegría, y mi corazón se llenó al ver cómo Jack se había convertido en una figura paterna para él. Pero a medida que la emoción crecía, también lo hacía mi ansiedad. Sabía que la feria sería un lugar lleno de gente, y el encuentro con Alecc podría ser inevitable.

Durante el trayecto, Jack y Anthony charlaban animadamente sobre los juegos que querían probar. Yo trataba de sonreír, pero mi mente estaba en otra parte. ¿Y si Alecc aparecía? ¿Y si todo se desmoronaba en un instante?

Finalmente llegamos a la feria. Las luces brillaban, la música sonaba y el aire olía a algodón de azúcar y palomitas. Anthony se deslizó de la mano de Jack y corrió hacia los juegos.

—Vamos, Mack. Deja tus preocupaciones por un rato. —me dijo Jack, dándome un suave empujón—. Disfrutemos de esto.

Asentí, y mientras caminábamos, intenté dejar que la diversión me envolviera. Pero el destino tenía otros planes.

Estábamos en la fila para un juego de lanzamiento de aros cuando, de repente, lo vi. Alecc estaba a unos metros, hablando con un grupo de amigos. Su risa resonó, y mi corazón se detuvo por un momento. Justo cuando pensaba que podría pasar desapercibido, nuestros ojos se encontraron.

El pánico me invadió. Miré a Jack, que se dio cuenta de mi cambio de expresión.

—¿Qué sucede? —preguntó, preocupado.

—Nada, solo... —mi voz se apagó mientras veía a Alecc acercarse. Él me sonrió, y aunque no quería, sentí una oleada de nostalgia.

—Mackenzie, ¡qué sorpresa verte aquí! —exclamó Alecc, como si nada hubiera pasado.

Anthony, ajeno a la tensión, se acercó a nosotros, emocionado.

—¡Mamá, este es Alecc! —dijo, sonriendo ampliamente.

Alecc me miró, y pude ver la confusión en su rostro.

—¿Anthony? —murmuró, y en ese instante, todo se volvió más complicado.

Jack se puso en alerta, mirándome con un aire protector.

—Sí, es mi hijo. —respondí con firmeza, sintiendo que mis palabras marcarían un antes y un después.

La mirada de Alecc se tornó en sorpresa y, tal vez, un poco de resentimiento.

—No sabía que tenías un hijo. ¿Por qué no me lo dijiste? —preguntó, y podía sentir la tensión en el aire.

—Porque no quería complicar las cosas. —le respondí, tratando de mantener la calma.

Jack me tomó de la mano, y eso me dio un poco de seguridad. La situación era tensa, y Anthony seguía sonriendo, sin entender lo que sucedía.

—Bueno, ya que estamos aquí, ¿por qué no nos unimos? —dijo Alecc, intentando parecer despreocupado, pero su mirada era intensa.

—No, gracias. —respondió Jack, claramente protector—. Estamos aquí para pasar tiempo juntos.

La conversación se tornó más pesada, y sentí que el tiempo se detuvo.

—Mackenzie, solo quiero entender. —dijo Alecc, su voz más suave, pero la determinación aún estaba presente—. Estoy aquí ahora. ¿Qué significa esto para nosotros?

Me sentí atrapada entre dos mundos, entre un pasado que había dejado atrás y un futuro que estaba empezando a construir. Jack se giró hacia mí, y por un momento, su mirada dijo más que mil palabras.

—Tú decides, Mack. —dijo, su tono firme pero amable—. No quiero que te sientas presionada.

Respiré hondo. No podía seguir evitando esta conversación.

—Alecc, mi vida ha cambiado. Anthony es mi prioridad, y no puedo arriesgar lo que hemos construido. —dije, tratando de ser clara y honesta.

La mirada de Alecc se oscureció, y sentí una punzada de tristeza por lo que podría haber sido. Pero sabía que estaba eligiendo lo correcto.

—No quiero ser un obstáculo en tu vida. —dijo, su voz llena de una mezcla de tristeza y resignación—. Solo quiero ser parte de la vida de mi hijo.

La atmósfera se volvió tensa, y el rostro de Jack mostraba una mezcla de comprensión y desafío.

—Tienes que ganarte su confianza. —dijo Jack, mirándolo fijamente—. No estoy dispuesto a dejar que entres y salgas de su vida cuando quieras.

Las palabras de Jack resonaron en el aire, marcando un límite claro. Alecc asintió lentamente, y su mirada se desvió hacia Anthony, que estaba distraído en los juegos.

—Entiendo. —dijo Alecc, y aunque su voz era calmada, podía sentir la tormenta interna que estaba atravesando—. Solo espero que no me niegues la oportunidad de conocerlo.

La conversación dejó una huella profunda en mi corazón. Era un momento decisivo, un punto de inflexión que cambiaría la dinámica de nuestras vidas. Sabía que el camino no sería fácil, pero estaba decidida a proteger a mi hijo y a seguir adelante con Jack.

Mientras Jack me guiaba lejos de Alecc, sentí que el peso en mi pecho se aliviaba. Era un paso en la dirección correcta, y aunque la incertidumbre siempre estaría presente, estaba dispuesta a enfrentarla.

La vida está llena de sorpresas y giros inesperados, pero sabía que con Jack a mi lado, podríamos superar cualquier obstáculo que se presentara.

NUESTROS CAMINOS CRUZADOSWhere stories live. Discover now