Un Respiro en Medio del Caos

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|Mackenzie| °meses a tu lado°

                                                                     MARATÓN 1/5


Los días seguían su curso, y aunque la situación con Alecc y el hecho de que Anthony fuera su hijo siempre estaba al borde de nuestras mentes, Jack y yo habíamos decidido no dejar que eso nos consumiera por completo. Sabíamos que el tiempo se encargaba de poner todo en su lugar, pero mientras tanto, necesitábamos un respiro. Un espacio para nosotros, lejos de todo el drama y la tensión que nos había perseguido durante meses.

Así que una tarde, cuando Anthony estaba con su niñera y teníamos unas horas libres, Jack sugirió algo inesperado.

—¿Qué te parece si salimos? Tú y yo. —dijo, acercándose por detrás mientras yo lavaba los platos. Sentí sus brazos rodearme suavemente y su barbilla apoyarse en mi hombro.

—¿Salir? —me reí, un poco sorprendida—. ¿Te refieres a una cita?

Jack asintió, su sonrisa era contagiosa, como siempre.

—Sí. Una cita de verdad. Solo tú y yo, sin preocupaciones, sin problemas. —su voz era baja y cálida, como una promesa de que esa noche sería solo nuestra.

Lo miré con una ceja levantada. Después de todo lo que habíamos pasado, la idea de salir a una cita parecía casi... extraña. Pero al mismo tiempo, sonaba exactamente como lo que necesitábamos.

—Está bien. —acepté con una sonrisa—. ¿Dónde vamos?

Jack sonrió, pero no me dio muchos detalles. Solo me dijo que me arreglara, que me pondría algo bonito, y que él se encargaría del resto.

La Noche Comienza

Unas horas más tarde, después de ducharme y ponerme un vestido que hacía tiempo no usaba, Jack apareció con una camisa ajustada y unos jeans que realzaban todo lo mejor de él. Estaba increíblemente guapo, lo cual no era una sorpresa, pero verlo así me recordó por qué me había enamorado de él en primer lugar. Su encanto era natural, sin esfuerzo, y cada vez que sonreía, todo a su alrededor parecía más brillante.

—Estás hermosa. —me dijo mientras me observaba de arriba a abajo. Sus ojos brillaban con admiración, y aunque me había acostumbrado a sus cumplidos, esa noche me sonrojé como si fuera la primera vez.

—Y tú te ves... bueno, ya sabes. —respondí con una sonrisa tímida.

Jack rió suavemente antes de tomar mi mano y guiarme fuera de la casa. Mientras caminábamos hacia su coche, me di cuenta de lo bien que se sentía estar con él de una manera tan simple y natural. Sin el peso de nuestras preocupaciones habituales, todo se sentía ligero, casi como si volviéramos al principio de nuestra relación.

Destino Sorpresa

Condujimos en silencio durante un rato, con Jack sonriendo de vez en cuando, pero sin decirme a dónde íbamos. Me dejé llevar por el misterio, disfrutando del paisaje que pasaba rápidamente por la ventana.

Finalmente, llegamos a un restaurante pequeño pero acogedor, iluminado por luces cálidas y suaves. Estaba apartado de la ciudad, casi escondido en medio de la naturaleza. Era el tipo de lugar que no encontrabas a menos que alguien te lo recomendara personalmente.

—¿Cómo conociste este lugar? —le pregunté, impresionada por el ambiente.

—Un amigo me lo recomendó hace un tiempo. Pensé que sería perfecto para esta noche. —respondió, abriendo la puerta para que entrara.

El interior del restaurante era igual de encantador. Había pocas mesas, todas dispuestas con un toque de intimidad. La música suave que llenaba el aire era una mezcla de jazz y bossa nova, lo cual contribuía a la atmósfera relajante. Nos sentamos en una esquina, con una vista perfecta hacia el jardín exterior, donde las luces titilaban en los árboles.

Mientras nos traían el menú, sentí que una sensación de calma se apoderaba de mí. Estábamos solos, alejados del caos de nuestras vidas diarias. Era un momento solo para nosotros.

—Gracias por esto. —dije mientras Jack tomaba mi mano por encima de la mesa.

—¿Por qué me agradeces? —preguntó con una sonrisa juguetona—. Necesitábamos esto, ambos.

—Lo sé, pero a veces me olvido de que necesitamos más momentos como este. —confesé.

—Pues yo nunca lo olvido. Siempre estoy buscando una excusa para estar contigo. —respondió con una mirada que hizo que mi corazón diera un pequeño salto.

Conversaciones sin Peso

La cena fue perfecta. Pedimos platos que normalmente no habríamos probado, y nos reímos mientras intentábamos adivinar los ingredientes. Cada bocado era delicioso, pero lo mejor era la conversación fluida y despreocupada entre nosotros. No había mención de Alecc, de Anthony, ni de los problemas que habíamos enfrentado. Por una vez, estábamos siendo solo Jack y Mack, dos personas que se amaban y querían disfrutar de su compañía.

Después de la cena, pedimos una botella de vino y nos quedamos un rato más, observando las estrellas que comenzaban a aparecer en el cielo. El silencio entre nosotros era cómodo, como si no necesitáramos llenar el espacio con palabras. A veces, el simple hecho de estar juntos era suficiente.

Jack se inclinó hacia mí, sus labios rozando mi oído mientras me susurraba:

—¿Sabes qué es lo mejor de esta noche?

—¿Qué? —pregunté, sonriendo ante su tono travieso.

—Que no importa cuántas veces salgamos, siempre me haces sentir como si fuera la primera vez.

No pude evitar reír suavemente ante su comentario. Jack tenía una habilidad especial para hacerme sentir especial, incluso en los momentos más cotidianos. Lo miré a los ojos y vi la sinceridad en su mirada.

—Tú también me haces sentir así, Jack. —dije, tomando su mano con fuerza.

Nos quedamos allí, bajo las estrellas, simplemente disfrutando de la presencia del otro. El mundo exterior podía esperar, los problemas podían esperar. Por esa noche, éramos solo nosotros.

De Regreso a Casa

Cuando finalmente decidimos que era hora de regresar, Jack me condujo de vuelta a casa, pero el ambiente seguía siendo ligero. Me recosté en el asiento del coche, dejando que la música suave y el sonido del motor me relajaran.

Al llegar a casa, Anthony ya estaba dormido, y la niñera nos saludó brevemente antes de irse. Jack y yo nos quedamos en la sala un rato más, tomando lo que quedaba de la noche para nosotros.

—Fue una noche perfecta. —dije mientras me acurrucaba a su lado en el sofá.

—Lo fue. Pero no tiene que ser la última. —me respondió, envolviendo su brazo a mi alrededor—. Tenemos que hacer esto más seguido.

Lo miré y sonreí, sabiendo que tenía razón. A veces, en medio de todo el caos, lo que más necesitábamos era detenernos y simplemente estar juntos.

Esa noche, me dormí en sus brazos, sintiéndome más en paz que en mucho tiempo. Sabía que los desafíos seguirían allí al día siguiente, pero por ahora, había encontrado un refugio en Jack, y eso era todo lo que necesitaba.




NUESTROS CAMINOS CRUZADOSWhere stories live. Discover now