Tempestades Internas

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|Mackenzie| °meses a tu lado°


El aire fresco de la mañana entraba por la ventana mientras me preparaba para un nuevo día. Anthony había comenzado a adaptarse a su nueva rutina con Alecc, y aunque Jack seguía mostrándose un poco celoso, ambos entendíamos que necesitábamos encontrar un equilibrio. Esa mañana, Anthony parecía más animado que nunca.

—¡Mamá! —gritó desde la cocina—. ¡Hoy es el día en que Alecc me lleva a la biblioteca!

Sonreí, sintiendo una mezcla de alegría y preocupación. Sabía que la biblioteca era un lugar donde Anthony podía aprender y explorar, y me alegraba que Alecc estuviera involucrado en ello. Pero al mismo tiempo, la idea de que Anthony pasara tiempo a solas con su padre biológico me generaba cierta ansiedad.

Mientras preparaba el desayuno, Jack entró a la cocina y me dio un beso en la mejilla.

—¿Qué tal la mañana? —preguntó, mirando a Anthony mientras llenaba su tazón de cereal.

—Está emocionado por su cita con Alecc en la biblioteca. —le respondí, tratando de mantener un tono ligero.

Jack frunció el ceño, su expresión indicaba que no estaba completamente convencido de la idea.

—Solo asegúrate de que no se haga demasiada ilusión. —dijo, un poco más duro de lo que esperaba—. No quiero que se rompa su corazón si Alecc decide desaparecer otra vez.

—Lo sé, Jack. —respondí, sintiendo que el estrés comenzaba a acumularse en mi pecho—. Pero también necesito que le des una oportunidad. Alecc está tratando de ser un buen padre, y creo que eso es importante.

Jack suspiró, resignándose a la situación. Sabía que tenía razón, pero aún le preocupaba que Alecc no estuviera listo para asumir ese papel.

—De acuerdo. —dijo finalmente—. Solo asegúrate de que tú y Anthony tengan un plan de respaldo. No quiero que se sienta decepcionado si las cosas no salen como espera.

La conversación quedó en el aire mientras llevábamos a Anthony a la escuela. Después de dejarlo, Jack y yo tuvimos que separarnos, él tenía que ir a trabajar y yo tenía clases.

La mañana transcurrió sin problemas, pero a medida que avanzaba el día, empecé a sentir un nudo en el estómago. Una parte de mí se preocupaba por lo que podría suceder durante la salida de Anthony y Alecc. ¿Estaría todo bien? ¿Se comportaría Alecc como el padre que Anthony necesitaba?

Cuando finalmente terminé mis clases y regresé a casa, la casa estaba en un silencio inquietante. Busqué a Anthony, pero no había señales de él ni de Alecc. Llamé a su teléfono, pero no hubo respuesta. La ansiedad comenzó a crecer dentro de mí, y antes de darme cuenta, ya estaba en el coche dirigiéndome a la biblioteca.

Mientras conducía, los recuerdos de mi relación con Alecc inundaron mi mente. La sorpresa de su llegada, la confusión sobre sus intenciones y el dolor de tener que compartir a mi hijo. Pero también había buenos recuerdos; momentos de alegría y risas. No sabía cómo iba a manejarme si la situación no salía bien.

Al llegar a la biblioteca, mi corazón latía con fuerza mientras buscaba entre los estantes. Finalmente, los vi: Alecc sentado en una mesa, ayudando a Anthony a elegir un libro. Anthony estaba radiante, riendo mientras señalaba un título.

—¡Mamá! —gritó cuando me vio, corriendo hacia mí—. ¡Estaba aprendiendo sobre los dinosaurios!

Aliviada al ver que estaba bien, me acerqué a ellos con una sonrisa, pero también sentía la necesidad de hablar con Alecc. Él se levantó y se acercó a mí.

—Hola, Mack. —dijo, con una sonrisa nerviosa—. Todo va genial. Anthony tiene una gran imaginación.

—Lo sé. —respondí, sintiendo la tensión en el aire—. Pero, ¿podemos hablar un momento?

Alecc asintió y nos apartamos un poco de Anthony, que continuó explorando la sección de libros.

—¿Todo bien? —preguntó, viéndome a los ojos.

—No sé, Alecc. —comencé, tratando de encontrar las palabras adecuadas—. Solo me preocupa que puedas prometerle cosas que no estás seguro de poder cumplir.

Él se quedó en silencio por un momento, considerando mis palabras.

—Entiendo tus miedos, Mack. —dijo finalmente—. Pero estoy aquí porque quiero ser parte de su vida. No quiero decepcionarlo.

—Lo sé, pero también tengo que protegerlo. —respondí, sintiendo una mezcla de ansiedad y determinación—. Si esto no funciona, no quiero que se sienta culpable.

Alecc asintió, su expresión era de comprensión.

—Haré lo que sea necesario para asegurarme de que Anthony esté bien. —dijo, su voz firme—. No quiero ser un extraño en su vida, pero tampoco quiero ser una fuente de caos.

Justo cuando pensaba que la conversación había tomado un giro positivo, el tono de voz de Alecc cambió.

—¿Y Jack? —preguntó, su mirada fija en mí—. ¿Cómo se siente al respecto?

Su pregunta me sorprendió.

—Jack se preocupa mucho por Anthony. —le respondí, sin poder evitar sonrojarme—. Y es comprensible, ya que ha estado a su lado desde que nació.

—¿Y tú? ¿Dónde te sitúas en todo esto? —Alecc me miró, como si tratara de leer mis pensamientos.

Sentí que su pregunta me atravesaba. No sabía si debía hablarle sobre mis sentimientos hacia Jack, sobre cómo sentía que había una conexión real entre nosotros.

—No lo sé. —dije, sintiéndome vulnerable—. Jack ha sido una gran parte de la vida de Anthony y de mí. Pero también hay una parte de mí que todavía se siente unida a ti. La situación es complicada.

Alecc suspiró, y por un momento, se miró a sí mismo como si estuviera luchando contra sus propios demonios.

—Mack, quiero ser honesto contigo. —dijo—. No vine a crear problemas entre tú y Jack. Solo quiero ser parte de la vida de Anthony.

Estábamos en un punto crítico de nuestra conversación, y su sinceridad me tocó. Tal vez había esperanza en este enredo.

—Yo también quiero lo mejor para Anthony. —dije, sintiendo un destello de comprensión entre nosotros—. Si ambos estamos aquí para él, entonces tal vez podamos encontrar un camino.

—Sí, eso espero. —respondió Alecc, sonriendo levemente.

Justo entonces, Anthony se acercó, llevando un libro titulado El mundo de los dinosaurios.

—Mamá, ¡quiero leer esto! —exclamó, su rostro iluminado.

La alegría de Anthony me recordó por qué estaba luchando. Quería que fuera feliz, y quizás, solo quizás, había espacio para todos en su vida.

La tarde continuó en un ambiente más ligero. Anthony pasaba las páginas del libro, y Alecc se unió a él, compartiendo datos divertidos sobre los dinosaurios. Mientras los miraba, una mezcla de emociones llenaba mi corazón. No sabía qué depararía el futuro, pero estaba lista para enfrentar lo que viniera. El amor y el bienestar de mi hijo eran lo más importante.

A medida que el sol comenzaba a ponerse, sentí que, a pesar de los desafíos, estábamos comenzando a encontrar un equilibrio. Tal vez, solo tal vez, podríamos construir un nuevo camino juntos, un camino que incluyera a Jack, a Alecc y a nuestro querido Anthony.

NUESTROS CAMINOS CRUZADOSWhere stories live. Discover now