|Mackenzie| °meses a tu lado°
La noche era tranquila, y el mundo exterior parecía haberse desvanecido en el momento en que nos quedamos juntos en silencio. El apartamento estaba tenuemente iluminado, y los murmullos de Anthony durmiendo llegaban desde su habitación, dándonos a Jack y a mí un raro instante de paz.
–Jack... –dije, mi voz apenas un susurro. Sentía algo en el pecho que me instaba a hablar, a conocer más, a descubrir todo lo que él era.
Él levantó la vista, su expresión tranquila y atenta.
–¿Sí?
Respiré profundo, temiendo abrir una puerta que quizás lo lastimara, pero necesitando respuestas. –Creo que, después de todo, aún no sé tanto de ti como me gustaría. Hay algo en ti, algo que siempre parece... que quieres ocultar.
Jack esbozó una sonrisa triste, como si mis palabras hubieran removido un rincón de su corazón que prefería no mostrar.
–Mack, hay cosas de las que prefiero no hablar... a veces, solo... ¿no te basta con lo que somos ahora?
Me acerqué, tomé su mano y la sostuve con firmeza. –Por supuesto que sí, Jack. Solo que a veces... me siento fuera de tu vida, como si todo eso solo hubiera sido un misterio que no tengo derecho a conocer.
Él suspiró profundamente, su mirada fija en nuestras manos entrelazadas.
–No es fácil recordar esa parte de mí, Mack. Antes de ti, la vida era diferente. Todo lo que ves, la tranquilidad, incluso el dinero... fueron cosas que obtuve, pero no siempre de la manera correcta. A veces me siento culpable por todo eso. Creo que me costó entender que podía cambiar, hasta que llegaste tú.
Mis dedos acariciaron su mejilla en un intento de hacerle saber que estaba aquí, que no tenía nada que temer.
–No me debes nada de tu pasado, Jack. Solo quiero que sepas que puedes confiar en mí, tanto como yo confío en ti.
Nos quedamos en silencio, pero sentí que algo entre nosotros había cambiado; un peso más ligero, un vínculo más profundo, algo que me hacía desear conocerlo más.
******
Los días pasaron, y nuestra conversación siguió rondando en mi mente. La tranquilidad que habíamos construido se vio sacudida cuando un visitante inesperado llegó.
Era una tarde cualquiera cuando Alecc, el padre de Anthony, apareció. Lo vi acercarse con una expresión tensa, y mi corazón empezó a latir con fuerza. Alecc siempre había sido una parte de mi vida que intentaba mantener a distancia, por el bien de Anthony, y ver su silueta acercarse me llenó de inquietud.
Jack estaba a mi lado, y sus ojos se volvieron fríos en cuanto notó quién se acercaba.
–¿Qué hace él aquí? –preguntó, su voz cargada de un enojo contenido.
–No lo sé, Jack. Yo tampoco esperaba verlo.
Alecc llegó hasta nosotros y saludó con una media sonrisa que nunca fue cálida. Su mirada se desvió hacia Anthony, y por un momento me sentí vulnerable, como si cada capa de protección que había construido alrededor de mi hijo se desvaneciera.
–He venido a verlo, Mack. Me parece justo que pueda pasar un tiempo con su padre.
Jack dio un paso adelante, su presencia imponente. –Él está bien aquí. Si no has estado antes, no sé qué te hace pensar que puedes aparecer ahora.
Alecc ignoró a Jack y me miró con insistencia. Yo también sentía un pánico creciente. ¿Podía hacer algo para separar a Anthony de nosotros? ¿Podía interferir en esta vida que con tanto esfuerzo habíamos construido?
–Tienes que respetar que soy su padre, Mack. A pesar de todo, eso no cambia.
Jack interrumpió, su voz temblando de rabia contenida. –No te permitas pensar que puedes venir y quitarnos lo que tenemos.
El ambiente era tenso, y aunque Alecc se retiró, sus palabras permanecieron conmigo. Temía que esto solo fuera el principio, y sabía que Jack y yo tendríamos que enfrentarlo juntos.
Esa noche, después de la visita de Alecc, Jack y yo nos sentamos en el sofá, exhaustos. Parecía que había una pared invisible entre nosotros, una mezcla de miedo y angustia que ninguno se atrevía a romper.
–¿Crees que él intentará algo? –pregunté finalmente.
Jack me miró con una intensidad que hizo que mi corazón latiera más rápido. –No mientras yo esté aquí. Mack, esto no es solo un capricho. Estar contigo, estar con Anthony... es mi vida ahora. Haré lo que sea necesario para proteger eso.
Sentí una ola de alivio mezclado con ternura. Jack había estado ahí para mí y para Anthony, desde el principio. Me abrazó, y su cercanía me recordó que no estábamos solos en esto.
–Gracias, Jack –dije, mi voz temblorosa.
Él me acarició la mejilla y me miró a los ojos. –No tienes que agradecerme. Esto es tan importante para mí como lo es para ti.
Y así, en silencio, comprendí que, pasara lo que pasara, estábamos juntos en esto.
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NUESTROS CAMINOS CRUZADOS
Teen Fiction¿Quién dijo que después de la tormenta sale el sol cuando puede haber un rayo? Leer es una gran palabra, para mi leer es... transportarme. Al leer la primera pagina ya estoy en otra realidad, donde tengo una vida. Dejo de ser la antagonista de la m...