|Mackenzie| °meses a tu lado°
Las semanas siguientes pasaron como un torbellino. La presencia de Alecc se había convertido en una constante en nuestras vidas. Cada vez que Anthony lo veía, su cara se iluminaba y se llenaba de energía, como si un nuevo mundo se abriera ante él. Pero con esa alegría también venía la incertidumbre; cada encuentro me recordaba que estaba en la cuerda floja entre el pasado y el futuro.
Era un día soleado cuando decidí que era hora de llevar a Anthony a la casa de Alecc. Había discutido mucho sobre esto con Jack, quien, aunque un poco reticente, entendía que era un paso necesario para que Anthony comenzara a construir una relación con su padre. Jack se ofreció a acompañarnos, lo que me hizo sentir un poco más tranquila.
Cuando llegamos a la casa de Alecc, él nos recibió con una sonrisa genuina y una energía que llenaba el ambiente. Anthony corrió hacia él sin dudar, y mi corazón se retorció al verlos juntos. Había algo increíblemente hermoso en la forma en que Alecc se agachó para abrazar a Anthony, como si el tiempo no hubiera pasado.
—Hola, campeón. ¿Listo para nuestra aventura? —preguntó Alecc, su voz llena de entusiasmo.
—¡Sí! —exclamó Anthony, saltando de alegría.
Mientras los dos se preparaban para salir al parque, Jack se quedó a mi lado, mirando la escena con una mezcla de orgullo y preocupación.
—¿Estás bien? —le pregunté, sintiendo que su mente estaba en otro lugar.
—Sí, solo... es un poco raro verlos tan cerca. —admitió, su tono reflejando su conflicto interno—. No sé cómo me siento acerca de todo esto.
—Lo entiendo. —respondí, buscando las palabras adecuadas—. Pero Anthony necesita esto. Necesita conocer a su padre.
Jack asintió lentamente, aunque su expresión seguía siendo seria.
—Lo sé. Solo quiero asegurarme de que no pierdas de vista lo que tenemos.
—No lo haré. —dije, convencida de que podíamos encontrar un equilibrio.
Cuando Alecc y Anthony volvieron, había una bolsa de colores en las manos de Anthony, llena de materiales para dibujar.
—¡Mira, mamá! —gritó, mostrando su tesoro—. ¡Alecc me llevó a comprar cosas para pintar!
—Eso suena genial, Anthony. —dije, sintiéndome un poco más aliviada al ver la felicidad en su rostro.
Alecc sonrió, y había algo en su mirada que me recordó al chico que había conocido antes de todo esto. Tal vez había esperanza para nosotros después de todo.
Mientras nos sentábamos a la mesa para un pequeño almuerzo que Alecc había preparado, la conversación fluyó entre risas y juegos. Anthony estaba en su elemento, disfrutando de la atención de su padre, y por un momento, pude ver un futuro en el que Alecc y yo éramos capaces de coexistir pacíficamente.
Sin embargo, todo cambió cuando el teléfono de Alecc sonó. Miró la pantalla y su rostro se tornó serio.
—Disculpen un momento. —dijo, levantándose de la mesa y yéndose a la otra habitación.
Jack y yo intercambiamos miradas de preocupación.
—¿Crees que esté bien? —pregunté, sintiendo que algo no estaba bien.
—No lo sé. —dijo Jack, aunque su tono parecía más preocupado por Alecc que por la situación.
Después de unos minutos, Alecc regresó, con el rostro pálido y una expresión tensa.
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NUESTROS CAMINOS CRUZADOS
Teen Fiction¿Quién dijo que después de la tormenta sale el sol cuando puede haber un rayo? Leer es una gran palabra, para mi leer es... transportarme. Al leer la primera pagina ya estoy en otra realidad, donde tengo una vida. Dejo de ser la antagonista de la m...